Wallmapu: entre araucarias, lagos y montañas.

El 4 de enero, salimos de Chillán con dirección a Los Ángeles, a unos 110 kilómetros de distancia. A pesar de tener lluvia en los primeros kilómetros continuamos el recorrido por la Panamericana o ruta 5 (en Chile), que como otras veces fue tedioso pero efectivo, los que han pedaleado a lo largo de la ruta 5 saben a lo que me refiero.

Planificamos acampar a mitad de camino, donde hay varias plantaciones forestales. Escogimos la de aquella noche porque contaba con acceso peatonal sin cerrar, que para nosotros quiere decir que cualquier puede entrar. Al día siguiente aprovechamos de llegar temprano a Los Ángeles a casa de Margarita y Luis, padres de una mis mejores amigas. Usamos también la oportunidad de visitar a una amiga, Fernanda, y ponerme al día con su vida.

Después de 2 noches en la ciudad, seguimos con el plan de viaje, que consistía en cruzar a la región de la Araucanía por medio de la cordillera, trazando una ruta inhabitual, incluyendo unos kilómetros sin camino para vehículos motorizados pero si con un sendero comúnmente usado por arrieros, entre Lepoy y cerca de Troyo. Esta desunión vial entre dos regiones es muy común en nuestro país y muchos cicloviajeros decirse quedarse con el status quo de la Ruta 5.

Al segundo día de nuestra partida comienzo a sentir un ruido extraño al frenar. A simple vista parecía no existir un problema, por lo que continuamos hacia el Este, bordeando el rio Biobio.

Vista del rio Biobío, parcialmente estancado por el embalse Angostura.

El 8 de enero pasamos por el pueblo de Ralco, luego la central Pangue hasta dejar el asfalto; el ripio nos acompañara por un par de días. Esa tarde hicimos unos 20 kilómetros entre polvo, calaminas, calor y mucho tráfico (incluido buses), que nos sorprendió dado el precario estado de la ruta. Al atardecer buscamos un lugar para acampar tranquilo, que nos tomó más de una hora encontrar. Instalados, Sylvain revisa mi bicicleta y encuentra una falla que cambia completamente nuestro plan de continuar: la llanta se trizo, haciendo muy peligroso frenar (mi bicicleta cuenta con sistema V-brake) ya que los kilómetros venideros poseen pendientes muy pronunciadas, también en ripio.

Central Hidroeléctrica Pangue

Rio Biobío.

Yendo a Ralco hay varias vistas que resaltan.

Asi como otras del camino que se nos viene.

De regreso a Los Angeles.

No todo el camino al oeste es en bajada, pero al menos la vista se maravilla.

Con la decisión tomada, volvemos a Los Ángeles, con la mente fija en encontrar una llanta para mi tipo de maza. Afortunadamente, nuestros amigos nos reciben nuevamente sin problemas y volvemos a pedalear el 11 de enero, esta vez con otro plan, un poco más convencional, pero aun con la meta de cruzar hacia Argentina.

El comienzo del fin…

Avanzamos desde Los Ángeles a Victoria por la Panamericana (Ruta 5) con dirección al este por la ruta 181Ch, pedaleando por Curacautín, Manzanar y Malalcahuello. Destaco que entre estas últimas dos localidades hay una ciclovía, que reemplaza lo que fue la vía férrea.

Parte de la ciclovia Manzanar-Malalcahuello.

Desde la ciclovia se puede observar la punta del volcán Lonquimay.

El camino desde Victoria hasta Manzanar presenta varias curvas, pero el real problema surge al llegar al Túnel Las raíces, de 4 kilómetros y medio de largo y con tráfico controlado por un semáforo, ya que cuenta con sólo una calzada. Como muchos túneles, la tracción humana está prohibida, entonces debemos recurrir a que un alma caritativa cuente con suficiente espacio en su vehículo para transportarnos. Hacemos “dedo” por uno par de minutos y un hombre con un pequeño camión se detiene, con suficiente espacio para no tener que sacar toda la carga de nuestra bici ¡nuestras plegarias son respondidas! Recorrer un túnel con el pelo al viento a más de 60 km/h fue algo que no vivíamos hace casi 3 años, desde que nos transportaron (también en un camión) por el túnel del Cristo Redentor en la V Región camino a Argentina.

Nos despedimos muy agradecidos de nuestro transportador para seguir 10 kilómetros pedaleando hasta la intersección con la ruta 955, donde empieza el ripio que nos lleva a la comunidad Quinquen, laguna Galletué e Icalma. Dos días de circular entre bellas araucarias y llanuras bordeando ríos y lagos hasta el Paso Icalma (1298 m.s.n.m.), donde entramos a la ruta 13 de Argentina el 15 de enero, para doblar hacia Moquehue siguiendo la Ruta 11, inmersa en el circuito Pehuenia. Todo este trayecto, hasta la ruta 23, es de ripio con diferentes grados de ondulación, así como de tráfico, que es de esperar dada la temporada en que nos encontramos.

En la ruta 181, al este del túnel Las Raíces. Sierra Nevada al fondo.

A unos kilómetros camino a la comunidad Quinquen las araucarias hacen su aparición.

¿Cuantos años tendrá este alto ejemplar?

Al entrar a zonas aledañas de los lagos Icalma y Galletué el cerco está bien presente.

Lago Galletué, uno de los cuerpos de agua que engendra el rio Biobío.

El 15 de enero cruzamos la frontera a Argentina. Este letrero no es mi primera vez que lo vemos.

Las araucarias al otro lado de la cordillera.

Gracias a la cercanía de diferentes cuerpos de agua, hay varios puntos para refrescarse. En el rio Pulmari nos bañamos y lavamos nuestras ropas antes de encontrar el lugar perfecto para pernoctar.  

La ruta 11, que bordea los lagos Moquehue y Ñorquinco (por mencionar los más grandes) es de ripio. Sin embargo en algunos tramos se encuentra en muy buen estado.

El 17 de enero llegamos a la ruta 23 (asfaltada) que, en dirección hacia el Sur, nos destina a Aluminé, pueblo con casi 5000 habitantes, donde nos detenemos por un par de horas con la misión de cambiar plata. Lamentablemente nuestra búsqueda es infructuosa y recurrimos a la única opción, adquirir pesos argentinos con el dueño de una tienda. Lección aprendida: próxima vez hay que conseguir plata con antelación.

Las cosas han cambiado mucho en Argentina, y la visita al supermercado nos impresiona al ver los precios de ciertos productos, que en el 2015 nos parecían más baratos comparados a Chile. Quizás esto puede ser por la ubicación (zona turística) o la temporada en que nos encontramos, o por la inflación que ha vivido Argentina últimamente, pero definitivamente nos parece casi todo más caro.

A unos 18 kilómetros al sur de Aluminé el asfalto se termina, exactamente cuando el camino cruza al lado este del rio con el mismo nombre. El trayecto se nos hace un poco más liviano por el hecho de que vamos en descenso, pero la ruta tiene tráfico de camiones y varias veces tuvimos que detenernos para no desaparecer entre todo el polvo.

A lo largo del camino que va bordeando el rio, el cerco es sistemático, excepto en los accesos para pescar (donde no se permite acampar) indicados con un letrero y numero. Esto es muy agotador, porque incluso no se puede adentrar a los arbolitos para hacer pipí. Felizmente, al final de la jornada y muy cansados, encontramos un lugar donde no hay cerco, pero con suficiente vegetación para camuflarnos del camino.

Camino (ruta 23) que bordea el rio Aluminé.

Las calaminas de la ruta 23, que bordea el rio Aluminé, son más fáciles de llevar cuando no hay vehículos pasando. Pero el polvo que se levanta más adelante nos muestra que pronto tendremos compañía.

La constante presencia del cerco no solo termina cuando dejamos de lado el rio Aluminé, muy cerca de un pueblito llamado Pilolil, es casi permanente hasta el Suroeste de San Martin de Los Andes. Estas estructuras divisorias son inútiles muchas veces, porque a lo largo del camino vemos caballos galopando, vacas pastando y algunas cabras.

El volcán Lanin nevado.

El 18 de enero llegamos a Junín de los Andes, con el anhelo de encontrar un camping con electricidad y Wi-fi, solo porque estos dos lujos no podemos encontrarlos en la naturaleza. Las opciones en esta ciudad se reducen a dos: el camping municipal, que no cuenta con internet, y otro lugar que si tiene, pero con un costo un poco mayor. Al final nos decidimos por el segundo, aunque el Wi-fi no funciona como esperábamos.

El 19 de enero continuamos camino por la ruta 40 hasta San Martin de los Andes. En este trecho comienza un cambio de paisaje, dejamos atrás la estepa e iniciamos el viaje por el bosque patagónico y con tantos lagos que se me hace difícil poder identificar uno del otro. La fertilidad del bosque se ve acompañada en cientos de vertientes por el camino hasta empalme a Villa La Angostura. Muchas de estas tiene agua potable (tomamos agua de varias).

Por estos lados es fácil tener un acceso a agua y, en muchos casos, esta es potable (lo comprobamos así porque no tuvimos que correr al baño)

En la cima de la cuesta aledaña al lago Lácar, Argentina.

Nos cruzamos varias veces con cicloviajeros que, en su mayoría, viajaban en grupos, con poca carga y de nacionalidad argentina. Al pasar por estos lados, entendimos el atractivo de la zona, a pesar de que la berma no acompaña siempre.

Al terminar la cuesta que asciende al sur del Lago Lacar y después de pasar el arroyo partido encontramos un lugar para acampar de esos que invitan a quedarse más de lo esperado, y con mayor razón, ya que al día siguiente pronosticaron una tormenta eléctrica. El lugar está al interior de un bosque donde corre uno de los brazos del arroyo ya mencionado, perfecto para un baño refrescante. Descansamos dos noches allí.

El 21 de enero continuamos por la ruta 40 bordeando lagos y bosques hasta el empalme que divide el camino. Elegimos el camino hacia el Chile, ruta 231, por al paso Cardenal Samoré. Esa tarde decidimos acampar muy cerca de la aduana (a 1,5 km), ya que la app iOverlander indica que hay espacio para pernoctar en la Laguna Pire. Como no estábamos seguros si se podía acampar, ya que está dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, nos mantuvimos fuera de vista del camino, en caso que apareciera un guardaparques. De todas formas, al atardecer, aprovechamos de darnos un baño en las aguas poco profundas y tibias de esta laguna.

Algunas partes de la ruta 40 tienen berma.

Al día siguiente hicimos el protocolo para salir de Argentina. Nada de revisión de carga, solo control de inmigración. Comenzamos a subir al Paso Cardenal Samoré (1300 m.s.n.m.), la distancia del ascenso son 16 kilómetros, con unas partes más inclinadas, pero donde la sensatez de vialidad domina la distancia. Llegamos a territorio chileno el 22 de enero (a una semana de la salida) . 

Subiendo al Paso Cardenal Samoré. Luego de una semana en Argentina decidimos volver: el motivo fue principalmente el mayor costo, comparado a Chile, con los alimentos. Al fondo, Cerro Pantojo.


Desde Salta hasta Villazón, Bolivia.

Después de casi 10 días de sedentarismo y ganar volumen en Salta, continuamos nuestro rumbo el domingo 28 de junio esperando poder cruzar a Chile por el Paso Jama.

Nos dirigimos a San Salvador de Jujuy, o simplemente Jujuy, por la ruta 9; en la cual no se ven buses y camiones debido a su naturaleza sinuosa, prefiriendo estos la alternativa más segura de circular por la ruta 34, y habiendo andado por este camino puedo entender el porqué. La 9 es tan sinuosa que cada carril de la calzada no da el ancho de un auto. En resumen: pareciera que fuera una ciclovía un poco más ancha de lo normal.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

Entrando en terreno firme por la ruta 9, nos vemos rodeados por densa vegetación: hemos entrado al sector llamado La cornisa. Frondosos árboles, flores arbustivas y la presencia de aves cantoras dan la sensación de que no estamos precisamente en el norte argentina, sino que nos trasladamos al bosque templado lluvioso del sur de mi país. Como fan de este tipo de bioma, sentí nostalgia durante todo este tramo. Muy lindo para recorrerlo en bici.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

La ruta 9 continúa y al día siguiente empezamos a entrar a la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio cultural de la UNESCO. Personalmente, creo que esta zona es bien bonita, pero no viví nada que me haría pensar en patrimonio. Sin embargo, causas debe haberlas, porque turistas convencionales los hay.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Volviendo al tema de la Quebrada: ya subiendo hacia el norte me doy cuenta que mi condición física no me acompaña, no me he curado al 100% del resfrio salteño. Entre lagrimas de impotencia le explico a Sylvain que tengo miedo (si, miedo de verdad) de cruzar Paso Jama en este estado. Las noches extremadamente frías y el fuerte viento me hacen pensar un mal escenario para mis entonces frágiles bronquios.

Sylvain es un hombre muy comprensivo y pragmático, y me dice que hay un plan B: entrar a Chile por Bolivia, que aunque demore un poco más, será menos fuerte para nuestra salud física, y así poder llegar a Calama donde mi buena amiga Paola nos espera hace días, como también una encomienda que mi madre mando hace un tiempo.

Decidimos el cambio de itinerario en menos de 10 minutos, y con la nueva posibilidad seguimos adelante.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Ya pasando el cruce hacia Purmamarca, no hay vuelta atrás y comenzamos a adentrarnos aun más en la Quebrada, con la ruta 9 plagada (sin exagerar) de buses de turismo con dirección a Humahuaca, Tilcara o a la ciudad boliviana de Villazón, que roza con la frontera argentina.

El paisaje hasta Humahuaca es definido por cerros coloreados como la paleta de Van Gogh, la presencia del rio Grande y con éste la fertilidad vegetal decorando sus costados. Cuando nos alejamos del rio y avanzamos poco a poco en altura, las cactáceas y arbustos toman el protagonismo.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola :)

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

Ya cerca de Abra Pampa, las llamas comienzan a aparecer, dándonos a conocer lo cerca que estamos de Bolivia.

Llamas en el camino indican la cercanía con Bolivia.

La llama que llama.

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir...

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir…

... y que mejor la capilla del cementerio para este par de ateos.

… y que mejor refugio: la capilla del cementerio para este par de ateos.

En Abra Pampa pasamos el día en una hostal, para asi tener un lugar donde ver tranquilos la final de la Copa América. El trofeo se define entre Chile y Argentina, por eso pensamos que la mejor opción es ver el partido en una zona neutra como una pieza privada, y evitamos cualquier conflicto con nuestros anfitriones. La inversión de nuestros últimos pesos vale la pena; Chile gana en casa con definición a penales.

La noche siguiente acampamos en plena pampa con el viento gritándonos mientras dormíamos. ¿Será que Argentina me esta castigando un poco por ser chilena? Pero todo tiene su fin y el 6 de julio llegamos a La Quiaca, donde nos abastecemos de agua antes de cruzar a Bolivia. Nota: muchos dicen que el agua potable de este país no lo es, y ya sabemos que Juan Segura vivió muchos años.

El trámite de cruzar a Bolivia es tan sencillo como caminar, ya que para muchos solo basta eso para entrar al estado plurinacional. Si se va a Villazón por el día, no se exige documento. En tanto, si se pretende estar en Bolivia más de dos días, ahí entra nuestro amigo pasaporte o cualquier documento de identidad. Aduana entrega el timbre y un papel de color verde que se debe entregar de vuelta a la aduana pertinente cuando se sale del país.

Probablemente este trámite de cruzar a Bolivia por acá es quizás uno de los más sencillos y rápidos en Sudamérica. Además, no hay control de equipaje – ¡más ahorro de tiempo!

Ya en Villazón se siente que entramos a otro país: el tráfico es más intenso, predominando los taxis y micros, las coloridas cholitas lucen sus vestimentas y los precios en general disminuyen en relación a Argentina. Finalmente, la presencia de niños trabajando nos indica lo que un letrero arriba de nuestras cabezas confirma: Bienvenidos a Bolivia.


Desde Chilecito a Salta, capital provincial.

Nos despedimos de nuestros anfitriones en Chilecito el 6 de junio, saliendo de la ciudad casi al mediodía. El día nos recibió con calor, y como había sido la tónica de los últimos días, un nuevo hoyito en mi rueda. Como ya es lo usual del trabajo en equipo, Sylvain se encarga de sacar la cámara de la llanta y yo la parcho, así salimos más rápido del problema, pero esta vez no fue tan sencillo, ya que surgió otro problema: ¡el bombín no funcionaba! Ya habíamos hecho cerca de 15 km. al norte de Chilecito y parecía que teníamos que volver. Divisamos un cicloturista que venía en nuestra dirección, así que le pedimos su bombín, el cual solo era para válvula francesa (nosotros usamos americana, a pesar de la nacionalidad de mi marido). Después de un rato pensando que íbamos a hacer, Sylvain se decidió a arreglar el bombín, y ¡presto! bombín arreglado.

Vuelta en marcha, seguimos adelante con el calor, sabiendo que el próximo punto para conseguir agua era Pituil, a 70 km vía Ruta 40. Ya entrada la tarde, buscamos alguna Difunta Correa para tener agua y podernos lavar un poco. Sylvain se aleja por un camino cercano donde podría haber una animita, y yo me quedo esperando en la ruta, cuando un auto se acerca: era un hombre ofreciéndome agua potable! Ya les había dicho, la gente de esta zona empatiza un montón con la sed.

Más que iglesias, el mundo necesita esto: agua potable pública - Válvula en la plaza de Pituil, La Rioja.

Más que iglesias, el mundo necesita esto: agua potable pública – Un fuerte aplauso (no sarcástico) para el pueblo de Pituil y su válvula.

Un dato interesante es que en Pituil, Schaqui y San Blas se puede encontrar Wifi en las plazas, a pesar de ser pueblos pequeños. La conectividad se vive en la provincia de la Rioja.

En Alpasinche nos abastecemos de agua hasta Belén (distancia de 93 kms). Al cruzar el rio Salado, pasamos a la provincia de Catamarca donde comienza una suave cuesta y con ello destrozando nuestro sueño de un país libre de zonas para acampar, el camino limitado a sus costados con cercos, al parecer, puestos por la compañía que construyo el camino – demasiada uniformidad los delata. Viendo el lado positivo, la vista a la sierra de Fiambala hace más grato el camino, y también nuestra búsqueda por un punto para dormir, que finalmente logramos minutos antes de que el Sol se ponga. Uff- misión cumplida.

Rio Salado marca el limite de las provincias de La Rioja-Catamarca por la ruta 40.

Rio Salado marca el limite de las provincias de La Rioja-Catamarca por la ruta 40.

Por la ruta 40 con la Sierra de Fiambala de telón.

La Sierra de Fiambala de telón.

Ya en Belén buscamos un lugar para comprar cámaras de bicicletas: lamentablemente las medidas que buscamos no las tienen, por lo que nuestra meta se pospone nuevamente hasta Salta. También en Belén, el Wifi de plaza se acaba, pero se puede encontrar en un servicentro de avda. Coronel Daza con Sarmiento, por un mínimo de consumo.

Con la escasez de cámaras intactas para nuestras ruedas, algunas rutinas tuvieron que cambiar: para evitar más pinchazos habrá que desempacar toda la bicicleta hasta el lugar de acampar, y trasladar todo por separado. El esfuerzo lo vale, o al menos me puedo jactar de ejercitar un poco más mis brazos, en lugar de solo las piernas.

Al salir de Belén se aprecia el camino escarpado que bordea el rio con el mismo nombre. El rio esculpe la roca en esta zona y se nota la belleza del tiempo.

Hacia el norte por el costado del rio Belén, provincia de Catamarca, Argentina.

Hacia el norte por el costado del rio Belén, provincia de Catamarca, Argentina.

Los dos días siguientes el tiempo nos da una sorpresa: amanece nublado, pero la lluvia no llega, y además nos vamos enterando que el camino a Hualfin está completamente pavimentado, tiene escaso tráfico y sube suavemente hasta el Pie del Medano, y desde allí bajar, bajar y bajar con el plato numero 3 – todo un privilegio por estos lados – hasta Santa María, pueblo donde pagamos 20 pesos por camping municipal, lleno de perros que nos dieron una serenata, pero con un nochero amable que nos dio permiso para ver el partido de Chile contra Ecuador (2-0) en la casa de la entrada.

Leyenda en muro de adobe de la ciudad de Santa Maria. Tan sencillo como cierto.

Leyenda en muro de adobe de la ciudad de Santa Maria. Tan sencillo como cierto.

Parece que la lluvia no nos quiere sorprender... aún.

Parece que la lluvia no nos quiere sorprender… aún.

A falta de marraqueta crujiente el día siguiente, partimos con los estómagos llenos de deliciosas facturas hacia la ruta que nos llevaría a los Valles Calchalquies, zona vitivinícola y con ello el turismo asociado al vinacho: el pueblo de Cafayate nos recuerda que cuando un lugar es solo turismo, pierde su esencia y se torna artificial. Nos retiramos hastiados de este lugar para seguir hasta San Carlos donde el asfalto se termina y comienza algo que no se si podría llamar 100% ripio, ya que hay buena parte del camino se mezcla con arena, y para qué hablar de las calaminas – uff!.

¿Queda claro lo que es una calamina?

¿Queda claro lo que es una calamina?

El resultado de la erosion en Quebradas de las fechas, ruta 40.

El resultado de la erosión en Quebradas de las flechas, km 4380, ruta 40, Valles Calchalquies.

Despues de muchos intentos, logro una foto más o menos decene de estas aves. Valles Cachalquies.

Después de muchos intentos, logro una foto más o menos decente de estas aves. Cosechas de maíz en los Valles Calchalquies.

Pareciera que a las aves les gusta posar por estos lados.

Más aves fotogénicas.

De nuevo, buscamos ver uno de los partidos de Chile en Copa América, y nos dirigimos ese día al pueblo de Los Molinos. Pero esa mañana, sufrimos un percance de tipo florístico, esta vez no con las ruedas de las cletas, sino con el pie de Sylvain: intentamos sacarle una espina pero no resulta. Avanzamos esperando que el dolor desapareciera pero no sucede, debemos encontrar atención medica. Afortunadamente, al llegar a Los Molinos nos asentamos en el camping municipal, por solo 70 pesos. Allí conocemos una pareja de argentinos ciclistas quienes nos comentan que ante cualquier duda médica, la consulta y posible tratamiento es gratis acá. Con esta buena noticia partimos al pequeño hospital donde, luego de un par de batallados minutos, el paramédico le extrae la caprichosa espina a Sylvain, y mejor aun: ¡gratis!

Sylvain a punto de averiguar que la espeleologia no solo se puede hacer en roca, sino que tambien en la epidermis.

Sylvain a punto de averiguar que la espeleologia no solo se puede hacer en roca, sino que también en la epidermis.

Después partimos a la plaza de armas para conectarnos al internet un rato. Un tiempo en la plaza y un señor se da cuenta que soy chilena, a lo que comienza a hacerme un par de preguntas sobre compras en nuestro país. Al parecer le caí bien, por lo que nos invita a ver el partido en su casa, junto a su esposa. Esto nos cae de perillas, porque comenzaba a hacer frío y no encontrábamos ningún lugar para ver la competencia. Chile da la batalla contra México, pero quedan igualados a tres.

A la mañana siguiente, Sylvain vuelve a la posta para la curación, y viendo que todo está mejor con su pie, seguimos por los valles a Seclantas, pasando por la ruta de los artesanos hacia el parque nacional Los Cardones vía ruta 42. Este camino de aproximadamente 30 kilómetros, aunque no parezca mucho en teoría, podría ser quizás la parte que se me ha hecho más larga durante el tiempo que llevamos viajando. El estado abandonado del camino, el escaso o nulo tráfico que tiene, o quizás simplemente mi anhelo de llegar rápido a Salta, hicieron que estos pocos kilómetros pasaran más lentos en mi cabeza. Claramente, esto no es eterno y llegamos nuevamente al asfalto, a la intersección con la ruta 33 en la Recta del Tintin, la preferida para aquellos que van a Cachi desde Salta.

El estado de la ruta 42 - calaminas, arena y soledad, salvo por este par de ciclistas y un par de burros mirones por allí.

El estado de la ruta 42 – calaminas, arena y soledad, salvo por este par de ciclistas y un par de burros mirones por allí.

Ya sabemos que a muchos argentinos les gusta el maté, pero ¿será necesario este letrero para indicar donde consumirlo? - Parque Nacional Los Cardones.

Ya sabemos que a muchos argentinos les gusta el mate, pero ¿será necesario este letrero para indicar donde consumirlo? – Parque Nacional Los Cardones.

Con el cambio de terreno, el viento se torna un poco más fuerte, por lo que nos refugiamos en una quebrada para dormir; descansamos lo que podemos porque el día que viene la cuesta del Obispo nos podría sorprender. Desde el camino que tomamos, esta cuesta es más suave, por lo que llegar a los 3457 metros de altura, toma solo tener un movimiento regular de las piernas y temple para batallar el viento que se forma en la pampa. Dicho y hecho, llegamos al tope de la cuesta un poco antes de las 13 hrs. La vista argumenta el esfuerzo, y con las cabezas sobre las nubes disfrutamos el momento para observar el valle del rio Escoipe.

Cuesta del Obispo, la cúspide de este capitulo, y un punto obligado para detenerse, inhalar y continuar maravillandose en el descenso.

Cuesta del Obispo, la cúspide de este capitulo, y un punto obligado para detenerse, inhalar y continuar maravillandose en el descenso.

Hace frio en la cumbre y creemos que al bajar podremos sentir un poco más de calor, pero nos equivocamos profundamente.

Mmm, parece que vamos a temperaturas más calidas...

Mmm, parece que vamos a temperaturas más cálidas…

Me recag.. de frío!!! Tenemos que salir de este microclima rápido!

¡Me recag.. de frío!!! ¡Tenemos que salir de este microclima rápido!

Con hambre, decidimos seguir bajando hasta encontrar un lugar apto donde sentir menos frío. Conseguimos comer, pero no entrar en calor, y ya viendo que avanza el tiempo y no encontramos un lugar para acampar – la presencia de muchas curvas no da espacio para áreas planas, o cuando las hay existe una vivienda allí – tomamos el riesgo de seguir adelante y buscar un camping municipal en El Carril.

Un momento : ¿y por dónde se supongo que podemos ir? Bajando hacia El Carril.

Un momento : ¿y por dónde se supone que podemos ir? – Bajando hacia El Carril.

Es lindo ver algo más que solo autos y camiones. Los arrieros dando ejemplo de rudeza

Es lindo ver algo más que solo autos y camiones. Los arrieros dando ejemplo de rudeza a lo largo de zigzagueante rio Escoipe.

Ya con un poco de oscuridad, y luego de varias vueltas, llegamos al complejo municipal, donde un señor nos indica que el camping es gratis y que hay espacio. En seguida de conversar sobre las instalaciones, nos ofrece dormir en la pieza de trofeos, ya que él cree que podemos pasar frío. Muy agradecidos aceptamos la oferta, y nos disponemos a descansar.

La entrada a Salta no es compleja como nos habían descrito, solo que faltan indicaciones y no todas las calles tienen nombres, por lo que hay que poner atención, y por sobre todo tener buen sentido de orientación.

Ya llegados a la casa de nuestro anfitrión, Leandro, nos ponemos un poco más decentes para celebrar el cumpleaños de una huésped canadiense, y engullir un rico asado trasandino. Ya entrada la medianoche, la fiesta se prende, pero nosotros no, y con unas copas en el cuerpo, nos rendimos a los brazos de Morfeo.

Al día siguiente realizamos algunos trámites pendientes, como cambiar plata a los «arbolitos» de la plaza de armas. La voz de pueblo sabe: sale más a cuenta hacer cambio en la calle, que en casa de cambio.

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La historia nunca podrá ser borrada.  Haciendo referencia de una icónica imagen en la plaza 20 de febrero de Salta.

En la tarde volvimos a la casa y, debido a problemas personales de nuestro anfitrión, nos quedamos como dueños de casa durante un par de días.

Este tiempo nos da el descanso necesario para recuperarnos de un resfrío, preparar nuestro viaje por el Paso Jama a Chile, y como no, darnos el gusto que no podemos durante el viaje: de engullir los deliciosos platos que mi marido sabe hacer. Muy pronto, los recuerdos de estos platillos serán mucho más preciados bajo temperaturas altiplánicas.


Desde Jáchal hasta Chilecito, Provincia de la Rioja, Argentina.

Un punto importante es que en el tramo entre Jáchal y Talacasto, aunque no hay pueblos, si hay estaciones de trenes abandonadas cada 20-25 km, que sirven para dormir. Las que identificamos son: Ingeniero Sánchez (vialidad nos dio agua allí), Aldán Quiroga y Tucunuco.

Ruina de estacion de tren en ruta 40, camino a Jáchal.

Ruina de estacion de tren en ruta 40, camino a Jáchal.

Después de estas se llega a Niquivil, donde comienza el área urbana adyacente de Jáchal. Ya en esta ciudad, hay supermercados, lugares para acampar y para conectarse a internet. Respecto a este ultimo punto, solo pudimos acceder al WI-FI del ACA (automóvil club argentino) en la estación se servicio que queda en la esquina de 25 de mayo con Santiago Fuenes. Allí, solo basta con consumir algo y la internet esta a la disposición del cliente, además de acceso a baño y electricidad. Más tarde nos fuimos a instalar en el camping municipal gratis, que para nuestra sorpresa parecía solo un parque más con alta presencia de adolescentes pasando el rato como cualquier viernes que era. Habiendo pasado por esta etapa no hace mucho tiempo, sabíamos donde iba esto: alcohol + hormonas adolescentes ajenas= una noche de insomnio para nosotros, así que preferimos no usar este servicio, y acampar alejados de la ciudad. Debo advertirles que la alta densidad de motos tipo scooter en esta zona también puede afectar su sueño, así que aléjense del camino lo que más puedan.

Saliendo de Jáchal, a unos 25 km con dirección noreste por la ruta provincial 491 se llega a la Ciénaga de Huaco, con coloridas formaciones rocosas, humedales y una alta presencia de aves. Lugar perfecto para detenerse a observar y tomar algunas fotos, porque de verdad es hermoso.

Cienaga de Huaco.

Cienaga de Huaco.

Sigue la cienaga de Huaco con sus sinuosas curvas.

Sigue la cienaga de Huaco con sus sinuosas curvas.

Al llegar nuevamente a la ruta 40, el paisaje se torna muy parejo hasta Guandacol, y lo único que nos hace salir un poco de esta rutina son los problemas de pinchazos constantes, debido a la flora punk de estos lados, y los descansos para comer, tomar agua, ir al baño y simplemente estirar el trasero. Recomiendo llevar música para este tramo.

El tramo entre Guandacol y Villa Unión el camino va arriba y abajo, aunque muy suave, cruzando un par de badenes con agua permanente. En Villa Unión nos abastecimos de comida, agua, y en la plaza de armas hay internet pública. Algo que nos llamo la atención de acá, y también en Barreal y Jáchal, son los horarios de apertura: pareciera que entre 13 y 17hrs muchas tiendas cierran. No sé si será para capear el calor o que a varios les gusta dormir siesta, pero la cosa es así.

En Villa Unión preguntamos a la encargada de Turismo el estado de la cuesta miranda, porque sabíamos que eran 13 kms. de ripio. Ella nos dice que el camino esta cerrado – PLOP! – y que debemos tomar otra ruta con un desvio de casi 250 kms. para llegar a Chilecito. Un amigo nos había dicho que esta parte es muy linda y que debíamos pasar por ahí. Ya con eso en mente y, como somos personas que no se dan por vencidas tan rápido, buscamos una segunda opinión: la policía, quienes nos dicen que si se puede pasar por el costado, pero solo vehículos livianos.

Con esto dicho y arriesgándonos a que no nos dejaran pasar: partimos! Siguiendo por la Ruta 40, la cuesta miranda aparece en el camino, la cual esta totalmente pavimentada, excepto en el descenso (por el lado este) donde están terminando de construir. Es allí donde comienza nuestro real problema: no hay camino al costado! El camino para pasar estaba antes, pero no había señaletica de indicación! Hablo con uno de los trabajadores y culpa a los milicos; parece que en todos lados hay gente que no hace su pega. En fin: logramos pasar las bicis a puro ñeque por medio de torres de concreto, fierros y curiosos obreros que nos observan para por fin salir de este caos y empezar el descenso hacia Nonogasta. Créanme que fue un esfuerzo pasar por acá, pero el paisaje del valle es espectacular con sus colores rojos, majestuosos cactus y vista al rio Miranda.

Inicio Cuesta Miranda

Inicio Cuesta Miranda

Cuesta Miranda

Cuesta Miranda y sus colores encantadores.

Cuesta Miranda, con la vista hacia el valle del Rio Miranda.

Cuesta Miranda, con la vista hacia el valle del Rio Miranda. 

Rumbo a Chilecito, surgen 6 pinchazos en menos de 3 horas!!: tan lejos y tan cerca de llegar. Pff, pero la batalla contra la pinchuda flora sigue y finalmente llegamos a la casa de nuestro anfitrión de Warmshowers: Jorge, quien nos hospeda por 3 noches. Mil gracias!


Desde Uspallata hasta Ruta 40, Provincia de San Juan, Argentina.

Ya en la RN 149, vemos que esta casi completamente asfaltada y tiene una ligera pendiente ascendiente hacia el norte. El ripio comienza en el km 24 y dura 36 km, pero en buen estado, salvo algunos tramos con un poco de arena y muy pocas calaminas. Además, la ruta tiene de poco a nulo trafico, lo que hace parecer que circuláramos en una ciclovía, tal como nos había mencionado un amigo ciclista. El paisaje esta enmarcado por la cordillera de los Andes, matorrales, y uno que otro animal marcando su presencia, como zorros, pequeñas aves paseriformes o manadas de guanacos, mis favoritos. Se respira naturaleza y libertad.

Inicio ruta 149, Argentina.

Inicio ruta 149, Argentina.

A pesar de todo lo bonito de esta ruta, la hora de dormir llega y con ello encontrar un lugar protegido del viento para instalar la carpa. Puede tomar varios minutos, pero se puede descubrir un arbusto con la forma perfecta, o al menos suficiente para una noche. Hay que ser paciente, y además los cercos y rejas no son habituales en amplias extensiones de terreno, como si ocurre en Chile, así que para elegir hay mucho más terreno.

Con la víspera del feriado del 25 de mayo, llegamos a Barreal; pueblo que cuenta con supermercados (donde al fin conseguimos un adaptador eléctrico), camping municipal y , para nuestra gran utilidad (¿a quien no le parecería útil?), WI-FI gratis en la plaza principal. El camping municipal era barato, pero no contaba con ducha caliente, la cual deseábamos con todo nuestro ser, así que preferimos pagar un poco más (100 pesos diarios por los dos en un camping privado llamado Hostel Barreal) para ducharnos.

Guanaco en ruta 149, Parque nacional El Leoncito, provincia de San Juan, Argentina.

Guanacos en Parque nacional El Leoncito, pasando por la ruta 149, provincia de San Juan, Argentina.

Ya enterados de que la ruta 12 no existía, salvo en el mapa que tenemos, la idea de pasar por San Juan desde Barreal se fue a la basura, así que al día siguiente seguimos al norte por la RN 149, donde en el cruce con Calingasta el camino se torna sinuoso y se debe poner atención. Más adelante se encuentran algunos lugares para refugiarse antes de llegar al cruce con Pachaco, el cual no es un pueblo sino un campamento de vialidad, es decir, olvídense de conseguir alimentos ahí!. Pero en ese mismo cruce existe un puesto con un solitario policía resguardando que nadie entre a la ex-ruta 12. Le preguntamos si nos podía dar agua, solo nos pudo dar 3 litros, para luego de un rato volvió a salir y nos entrego 1,5 L de agua congelada (que bastante nos sirvió!). Con ese sencillo gesto, me di cuenta de que en esta zona la gente no lo tendrá todo, pero sabe lo que es pasar sed y son solidarios respecto al tema.

Toda esa agua nos ayudo bastante porque luego el camino sube suavemente durante 24 kilómetros, y no hay nada, pero nada de agua, salvo las animitas de la Difunta Correa con botellas de dudosa fecha. Cuando el ascenso termina, es recomendable descender lo más que se puede para evitar el frío de la noche por la altitud. Nosotros no pudimos avanzar tan rápido y tuvimos un descanso un poco alterado por este factor.

Ascenso Pachaco - Talacasto.

Ascenso Pachaco – Talacasto.

El esperado descenso hacia Talacasto, interseccion con la Ruta 40.

El esperado descenso hacia Talacasto, interseccion con la Ruta 40.

Siguiendo el camino la ruta 149 esta llega a la 436, para luego llegar finalmente a la famosa ruta 40, donde en esta intersección se encuentra Talacasto, que consiste en un Restaurant / almacén entre Jáchal y San Juan donde hacen un pan muy bueno y el agua nuevamente es ofrecida como lo más sagrado que es.


Desde Santiago, Chile hasta Uspallata, Argentina

La salida desde Santiago la programamos para un día domingo en la mañana, evitando así la congestión de los otros días. Con todas alforjas listas, logramos salir a las 8:30 am del día 17 de mayo del 2015 desde el departamento de mi hermana en Ñuñoa, con la mirada fija en el objetivo de viajar solo por viajar, pero con la sensación de que algo nos faltaba; días después corroboraríamos esto en Uspallata.

Para el mediodía ya habíamos salido del gran Santiago con dirección a Los Andes, por medio de la ruta 57, la cual se encuentra tapizada de letreros prohibiendo el acceso a peatones, carretas, y por sobre todo a ciclistas. A pesar de estas advertencias seguimos nuestro rumbo, ya que la ruta cuenta con una buena berma que asegura una distancia prudente para transitar. Lamentablemente la seguridad se pierde al llegar al limite con la región de Valparaiso por la existencia del túnel Chacabuco, del cual ya nos habíamos enterado por nuestro mapa. Sabiendo esto, hicimos dedo durante una hora bajo un Sol que pegaba fuerte, solo para conseguir sed y frustración ya que nadie nos llevaba al otro lado del túnel. Al ver a uno de los trabajadores de la autopista en una camioneta, me acerque a preguntarle si nos podía llevar, y para nuestra sorpresa nos dijo que si avanzábamos 4 km más nos encontraríamos con un camioncito que nos ayudaría. Sin tiempo que perder, dimos vuelta al pedal nuevamente, pedimos asistencia de ruta y cruzamos el túnel gracias a este servicio que dispone la concesionaria de la Autopista. Vale destacar que este servicio se encuentra para cruzar en ambos sentidos, ya que el túnel cuenta con cámaras de vigilancia y nada pasa por alto. Así que si te surge la duda, nosotros damos prueba de que el servicio funciona, y mejor aun: ¡totalmente gratis! 😀

Camino no biciamistoso hacia Los Andes

Camino no biciamistoso hacia Los Andes

Ya en la Quinta Región, comienza el suave descenso hacia Los Andes, y con ello el paisaje se convierte de matorral seco a valles con arboles frutales y viñedos. Llegando a la ciudad, buscamos la casa de nuestros anfitriones, que nos hospedaron por dos noches, teniendo tiempo suficiente para cambiar pesos, comprar comida y revisar mapas e inclinación del terreno por medio de la pagina web https://www.openrunner.com/.

Entrando a la 5ta region y sus riquezas.

Entrando a la 5ta región y sus riquezas.

Partimos el 20 de mayo hacia el paso Los Libertadores por la ruta CH-60 con un poco de intranquilidad, ya que nos habían dicho que esa ruta no tenia berma y que el alto trafico de camiones hacia que el tramite de llegar al control de aduana fuera un tanto estresante para ciclistas como nosotros. Al pasar los kilómetros de nuestra salida de Los Andes, nos dimos cuenta que las opiniones estaban lejos de ser ciertas, ya que el camino tiene berma y que, a pesar del trafico de camiones, la mayoría fue bien prudente en tomar distancia, o al menos en reducir la velocidad al vernos.

Con esta configuración, llegamos al día siguiente a la temida cuesta Caracoles, o cuesta Juncal, la que también tiene berma en todo su trayecto, excepto desde la vuelta numero 29 hasta donde esta el Hotel Portillo. Este tramo, de menos de 2 kms, cuenta con una pista extra para vehículos lentos, así que se transita con seguridad, y créanme, los chóferes no se creen Schumacher cuando andan por estos lados. Incluso yo, que soy una persona precavida en ámbito vial, y hasta un poco miedosa, me sentí segura pedaleando con vista a la Cordillera, y vaya que se agradece poder compartir el camino con tal belleza de paisaje.

¿Ya llegamos ya?

¿Ya llegamos ya?

Otro dato importante, los cobertizos presentes en la ruta CH-60 no tienen berma, pero tienen caminos al costado, de ripio claramente, donde la bicicleta es bienvenida, salvo los dos existentes en la cuesta Caracoles. Estos los cruzamos por dentro, eso si: previamente revisamos que no venían vehículos detrás y usamos nuestros chalecos refractantes en caso de que la oscuridad se volviera absoluta, cosa que no sucedió. Creo que no esta de más mencionar que no es aconsejable escuchar música cuando se hace esto. Atención ante todo.

Ya cerca de las 16hrs llegamos al complejo fronterizo Los libertadores, donde de nuevo tuvimos que hacer dedo para cruzar el túnel Cristo Redentor. Al no tener éxito, y observando que la noche avanzaba hasta el lugar, nos instalamos con carpa y todo en un hotel abandonado a unos pocos pasos de la aduana, el cual nos sirvió un montón para capear el frío nocturno que se puede sentir a 3200 msnm. Al día siguiente, dándonos cuenta que aun no nos habíamos convertido en pitufos, y con el fin de semana del feriado del 21 de mayo presente, nos levantamos con la misma tónica de conseguir un camión que nos ayudara a cruzar el túnel, dado que funcionarios de la PDI y Aduana nos dijeron que esta era la única forma. Sin éxito decidimos continuar el camino hasta la estructura misma, pensando que quizás los chóferes tendrían mas piedad al vernos con el problema en la cara. Nuevamente, las circunstancias nos sorprenden y llegamos hasta una edificación antes del túnel, perteneciente a vialidad de Chile, desde donde sale un señor muy amable quien nos ofrece un aventón, con bicicletas incluidas, para cruzar este túnel de 3 kilómetros que comunica Argentina con Chile. Ante tal jugosa oferta subimos rápidamente al camión, y nos afirmamos con todo para llegar por fin a Gendarmeria Argentina, quienes entregan un papel indicando el modo de transporte y la cantidad de personas. Luego de esto, descendimos rápidamente al complejo fronterizo Horcones, donde el feriado del 21 de mayo más feriado del 25 de mayo argentino más paro de Aduana Chilena formaron una caótica situación de largas filas de vehículos. Siguiendo el consejo de mi sabio marido, que ha lidiado con este tipo de situación previamente, y considerando que ninguno de estos vehículos nos dio ayuda cuando la necesitamos, nos colamos (en buena si!) en la fila para obtener al fin los tan preciados timbres en nuestros pasaportes.

Continuando el camino en descenso, buscamos refugio del fuerte viento, típico de la pampa seca. ¡Eureka! Dentro del paisaje agreste y de tonalidad rojizas y amarillas, Sylvain divisa un camino y un letrero alrededor del km. 1160-1163: “Ranchillos, tambo incaico”, al parecer son ruinas, y como anillo al dedo para nuestra idea de protección contra el viento, y mejor aun, sin restos de caca humana como suele pasar en lugares así: no falta el estúpido que tiene que dejar su huella café justo en el medio de una edificación, teniendo una área verde y ventilada afuera de esta donde hacerlo. Eso si, si vas a usar una estructura así para pasar la noche, siempre pone la carpa, yo al menos pienso constantemente en vinchucas, aunque me digan los lugareños que no son comunes. Bueno, no esta de más mantener a algunos visitantes alejados.

Tambo incaico argentino; ideal para protegerse del viento y frio.

Tambo incaico argentino; ideal para protegerse del viento y frío.

Ya a 22 de mayo, llegamos a Uspallata, para comprar alimentos y conseguir suficiente agua para dos días sin ningún pueblo en la Ruta Nacional 149 (RN 149). Calculamos 13 litros, aunque no los usamos todos. Durante nuestra corta estadía es esta localidad nos damos cuenta de algo: NO COMPRAMOS ADAPTADOR PARA LOS ENCHUFES ARGENTINOS, era esto lo que nos falto conseguir en Chile!!. Pero el show debe continuar, y solo nos queda avanzar.