Rendez-vous au Chili: de Calama a Chillán.

Esta parte del trayecto fue un tanto novedosa, pero predecible en otras partes. Desde Calama hasta Coquimbo pedaleamos por paisajes nuevos, al menos para mi, ya que Sylvain había pasado por algunas rutas por el 2012.  Pero de Coquimbo a la capital nacional tomamos un bus, es decir, no mucho que contar. Tomamos esta decisión luego de contraponer el dinero invertido en el mismo viaje versus al precio de los pasajes y la alta posibilidad de que, al pedalear por una zona muy poblada como esta, no encontraríamos fácilmente lugares para acampar. Ademas de encontrarnos en una fecha muy próxima al invierno del Cono Sur, que significaría pasar varios días circulando bajo lluvia, suceso que si nos ocurrió al sur de Santiago. Por esto mismo, no me explayare demasiado con el escrito, sino que describiré algunas partes por medio de las siguientes fotos:

Tramo destacado en naranjo (con bicicleta) y verde (con vehículo motorizado) desde Ollagüe hasta Chillán. Para más detalle del mapa, haz clic aquí.

Por la ruta 25, desde Calama hasta cerca de Antofagasta, hay varias ruinas de oficinas salitreras, las que funcionan muy bien como refugio nocturno.

En general las rutas asfaltadas del norte, como la ruta B-710 (acceso al Observatorio Paranal) en la foto, poseen berma. Nosotros tratamos de pedalear lo menos posible por la ruta 5 para evitar el tráfico y tener más acceso al clima menos extremo de la costa.

Entre Paposo y Antofagasta se nos presento un grave problema: una llanta trizada (en la foto se nota clarito arriba de la «NE»). La solución para esto es un reemplazo de esta parte por una en buen estado. A pesar de enfrentarnos a una cuesta muy inclinada que desciende a Paposo, nos decidimos a seguir hasta Taltal para comprar lo que pudiésemos encontrar, contrapesando el riesgo de que Sylvain no pueda frenar en la bajada. Afortunadamente antes de la cuesta, un hombre que transporta trabajadores mineros nos ofrece llevarnos al pueblo, ya que tenia espacio suficiente en su van.

A unos kilómetros al sur de Taltal, y luego de comprar una llanta de segunda mano, encontramos un lugar perfecto para que Sylvain trabajase armando su nueva rueda delantera.

Protegido del Sol, al costado de nuestra carpa, Sylvain logra terminal la rueda con éxito esa misma tarde, como el prolijo mecánico que es.

Pedalear por la costa del Norte Chico y Grande consta de subidas y bajadas constantes pero no extensas como en otras partes del mundo.

Al sur de Taltal se encuentra el Parque Nacional Pan de Azúcar que posee unos bosques de cactáceas, constituidas por especies del género Copiapoa

Detalle de una de las Copiapoa.

En Caldera, Región de Atacama, nos dirigimos al sur por la ruta C-302. Las nubes nos acompañan por varios días pero no las precipitaciones.

Los caminos que trazamos desde Caldera hasta Huasco están compuestos de tierra compactada, muy confortable de circular en ellos, a diferencia del ripio.

La humedad del ambiente ayuda a que las plantas comiencen a desarrollarse hasta llegar al esplendor del desierto florido del 2017.

Entre el verdor podemos divisar algunas bandurrias que aprovechan de comer del suelo húmedo en el Parque Nacional Llanos de Challe. 

La vista del rio Huasco nos indica la entrada a áreas más agrícolas, como de donde viene el producto estrella de esta zona: la aceituna.

El norte de Chile posee cualidades excepcionales para la observación astronómico. Una de las instalaciones dedicadas a ello se encuentra muy cerca de La Serena: en la foto observatorio La Silla.

La ventaja de usar la ruta 5 norte, entre Vallenar y el limite con la IV región, es la posibilidad de observar la cordillera de los Andes.

Parte de la cuesta Buenos Aires, la cual se extiende desde el km. 513 al 523 de la Ruta 5 norte.

El día anterior de llegar a Coquimbo acampamos a unos kilómetros al sur de Los Hornos, en un tramo donde hay algo de arbustos.

Un -spoiler del desierto florido 2017.

En Coquimbo, tuvimos la fortuna de ser hospedados por Bárbara, una antigua amiga de Concepción.

Después de varias aburridas horas de viaje en bus, llegamos a Santiago, específicamente a la casa de mi hermana, Sofía, quien nos recibió cariñosamente con un clásica once chilena.

Lamentablemente, no tomamos muchas fotos desde Santiago a Chillán, porque tomamos la ruta 5 Sur, que es bastante aburrida. Pero si destaco la hospitalidad de Warmshowers en Rancagua (Miguel, Javiera y su familia) y Curicó (Maria Paz y Miguel). En tanto, en Talca, fuimos recibidos por mi buen amigo de la universidad, Matías. 

 


Ollagüe hasta Iquique, Chile.

Pasando la aduana llegamos al pueblo de Ollagüe, donde lamentablemente no encontramos pan ni avena, nuestros carbohidratos base. Al parecer vamos a tener que apresurar nuestro viaje a Calama un poco más.

A pesar de estar a varios miles de metros sobre el nivel del mar, cuando salimos del pueblo comienza un ascenso que termina en una vista hacia el salar de Carcote.

Acampar con el salar de Carcote de vecino.

Acampar con el salar de Carcote de vecino.

De fondo el Salar de Ascotán.

De fondo el Salar de Carcote, terminando la cuesta de San Martin.

El camino de la ruta 21 es ripio compactado desde Ollagüe hasta aproximadamente el inicio norte de la cuesta de San Martin, donde comienza el asfalto con una berma en muy buen estado. El viento nos muestra su presencia casi durante todo el dia, por lo que tener asfalto nuevamente ayuda a hacer este trayecto un poco más fácil.

Vicuñas en Ascotán.

Vicuñas en Ascotán.

Ya en el tope de la cuesta presenciamos el Salar de Ascotán, que se diferencia del anterior por su mayor tamaño y presencia a simple vista de fauna, como vicuñas y flamencos. La ruta bordea el salar durante 34 kilómetros aproximadamente, y se puede pedir agua en los campamentos de El cebollar y  Ascotan. Ambos recintos  son de faenas mineras, con trabajadores muy amables que no dudan en brindar ayuda al viajero sediento.

El tren minero que recorre parte del Salar de Ascotán.

El tren minero que recorre parte del Salar de Ascotán.

En Ascotán pedimos permiso para dormir adentro de la iglesia para así poder salir temprano al día siguiente. Luego de una noche de descanso más abrigada, logramos volver al camino a las 8am, para comenzar la cuesta final hasta los 3900 m.s.n.m. aprox. Después comienza el suave descenso hacia Calama. El camino varía en calidad, pero no volvemos a ver el ripio hasta San Pedro por un tramo de menos de 2 kilómetros.

A pesar del tráfico de camiones, nos percatamos que en general los conductores nos toman distancia.

Ya cerca de las 4pm el viento comienza a soplar más fuerte desde el sur u oeste, a pesar de haber hecho un poco más de 80 kms nos parece improbable llegar en ese mismo dia a Calama, así que acampamos cerca de un campamento de Codelco, protegidos del viento por tubos gigantes.

Con todo el glamour de nuestro campamento.

Con todo el glamour de nuestro campamento.

Pasando por Chiu Chiu veo por primera vez el Rio Loa. La cantidad de agua que lleva me impresiona para la ubicación que tiene.

Jueeeee! Mira que lindo el Loa :)

¡Jueeeee! Mira que lindo el Loa en Chiu Chiu.

Llegamos a Calama cerca del mediodía, el calor se siente y avanzamos hasta llegar a la casa de mi querida amiga de la universidad: Paola, quien lleva esperando nuestra visita semanas. El reencuentro, después de 8 meses sin vernos, hace que el viaje de vuelta a Chile aún más ameno. Unos días después se suma a nuestra visita, Pablo, también amigo de la universidad y pololo de Paola. Los días pasan entre risas y comidas deliciosas, pero los regaloneos calameños terminan dando vuelta a una nueva página de nuestra bitácora: esta vez hacia la costa de Chile con la finalidad de dirigirnos a Iquique.

En la via y en la vida siempre sonriendo con Paola.

En la via y en la vida siempre sonriendo con Paola.

Salimos de Calama con la incertidumbre de un posible corte del camino hacia Chuquicamata, debido al paro parcial en el sector minero. El camino presenta neumáticos quemados, piedras y cuanto artefacto impida el paso de vehículos, lo cual no significa que nos detendrán con ello. Pasamos sin mayores problemas y llegamos en un rato a Chuquicamata, pueblo que cerró en el año 2007 y que hoy se conserva como entrada a la mina de cobre más grande del mundo.

Adios Calama!

Adios Calama!

Chuquicamata: ¿que chu... con el acceso al agua potable?

Chuquicamata: ¿que chu… con el acceso al agua potable?

Entrando a Chuquicamata. Ese dia cerrado por el paro :(

Entrando a Chuquicamata. Ese día cerrado por el paro 🙁

Ni siquiera el cementerio de Chuqui estaba abierto, asi que la foto fue tomada desde la reja.

Ni siquiera el cementerio de Chuqui estaba abierto, así que la foto fue tomada desde la reja.

Al día siguiente nos adentramos al desierto más árido del mundo: el Atacama, y eso se nota a medida que avanza el día. El Sol quema y la boca se siente seca en cada minuto. Conseguimos agua en una central fotovoltaica, cerca del pueblo de María Elena. Primera vez luego de muchas semanas, la noche es tibia y no hay necesidad de dormir envueltos como momias.

El camino hacia Tocopilla. No muy lindo, pero funciona.

El camino hacia Tocopilla. No muy lindo, pero funciona.

¿Alguien dijo comida? Jotes fueron los unicos animales que vimos en esta parte de la ruta.

¿Alguien dijo comida? Los jotes fueron los únicos animales que vimos en esta parte de la ruta en el desierto de Atacama.

El camino se empieza a inclinar hacia abajo, la presencia del mar se hace obvia y la ciudad de Tocopilla nos recibe nublada. Armamos algo para almorzar en una placita de una población, cuando un señor nos pregunta si queremos pan. Con Sylvain nos quedamos mirando porque sabemos que pocas veces hay oportunidades de comida gratis. Esta vez nos equivocamos, el hombre nos trae pan (¡y fresco!) y otros alimentos. La amabilidad de este personaje quedara para siempre en nuestras memorias, sobre todo considerando la nefasta situación que se vivió días después en esta ciudad luego de las lluvias del 9 de agosto: ¿Qué habrá sido de este considerado tocopillano?

Llegando a las tierras del niño maravilla.

Llegando a las tierras del niño maravilla.

Ya a 20 kilómetros al norte de Tocopilla, surge un problema mecánico, se rompe el cable de mi manilla de cambios. Decidimos no retroceder, sacar el cable y proceder a dejar fija la bici en el plato número 2, ya en las cuestas cambiaremos los platos de manera manual. Ojo: Recomiendo hacer esta configuración cuando antes se ha estudiado el perfil de inclinación del camino, en caso contrario mejor volver a la ciudad más cercana.

La ruta 1 atraviesa decenas de caletas de pescadores, algunas de las cuales cuentan con cisternas de agua potable, pero ninguna con almacenes. El tráfico de camiones y buses es considerable, pero la berma es constante, a pesar de que el grosor de ésta varía en su transcurso hasta Iquique.

¿Nubes amenazantes o camanchaca?

¿Nubes amenazantes o camanchaca?

Mira que berma macanuda tienen rumbo a Punta Arenas... !

¡Mira que berma macanuda tienen rumbo a Punta Arenas… !

A unos kilometros al sur del rio Loa.

A unos kilometros al sur del rio Loa.

A dos kilómetros al norte de Rio Seco acampamos, y en la madrugada nos sorprende una lluvia, que aunque comenzó suave, luego el suelo arenoso no dio más y la absorción se acabó, haciendo que el agua comenzara a colarse a la carpa. Esperamos hasta que la lluvia se volviera un poco más suave para empacar y buscar un techo en Rio Seco. Partimos a la caleta y el agua cae en cantidades que sorprendería en cualquier estadística de la zona.  Los lugareños se enteran de que la ruta presenta cortes hacia ambas direcciones por los deslizamientos de tierra y deciden abrir la sede vecinal para la gente que se encuentra atrapada en el tramo. Nos acomodamos allí a esperar que la lluvia cese, lo cual ocurre a las 4pm, un poco tarde para seguir pedaleando, por lo que pedimos permiso para dormir ahí y partir temprano al día siguiente a Iquique, donde Natalia -miembro de Warmshowers– nos espera.

El punto de camping, horas antes de que el suelo colapsara por la lluvia.

El punto de camping, horas antes de que el suelo colapsara por la lluvia.

Nos trataron como reyes en Rio Seco.

Nos trataron como reyes en Rio Seco.

A empujar señores! Y pensar que pusimos la carpa ahi la noche anterior!

A empujar señores! Y pensar que pusimos la carpa ahi la noche anterior!

Pasando por uno de los deslizamientos en Punta Patache.

Pasando por uno de los deslizamientos en Punta Patache.

Con la lluvia terminada, seguimos el 10 de agosto hacia el norte, y como Natalia nos pide que tratemos de llegar temprano a Iquique, me contacto con mi amigo Pablo, quien trabaja en Punta Patache (a 60 km al sur de Iquique), para que nos lleve en su camioneta una vez que nos vea en el camino. Nos divisa en el kilómetro 40 km de nuestro andar en  ese día, y gracias a mi amigo llegamos más temprano a la casa de Natalia y su familia, con quienes nos quedamos 5 días, para luego quedarnos 2 noches con Pablo y sus colegas: Felipe y Hugo, también biólogos como yo.

Con Natalia, nuestra anfitriona iquiqueña. De fondo el mural pintado por Bicivilizate Iquique en playa Cavancha.

Con Natalia, nuestra anfitriona iquiqueña. De fondo el mural pintado por Bicivilizate Iquique en playa Cavancha.

No, no es Miami Beach, es playa Cavancha de Iquique en pleno Invierno.

No, no es Miami Beach, es playa Cavancha de Iquique en pleno Invierno.

Con Mane, la madre de Natalia, quien nos trato miembros de la familia.

Con Mane, la madre de Natalia, quien nos trato como dos miembros más de la familia.

De izquierda a derecha: Felipe, Pablo, Hugo, Luz y Sylvain. Aprovechamos la camioneta para saltarnos el ascenso a Alto Hospicio.

De izquierda a derecha: Felipe, Pablo, Hugo, Luz y Sylvain. Aprovechamos la camioneta para saltarnos el ascenso a Alto Hospicio. ¡Gracias colegas!

Nos vamos de Iquique muy agradecidos de todos aquellos que hicieron de nuestra estadía tanto divertida como útil. Más tarde nos daríamos cuenta que nuestra despedida de esta ciudad no fue tal.