Desde Huánuco a Coca, Ecuador: en bici y luego en barco por Amazonas.

Nos fuimos de Huánuco el 2 de diciembre rumbo a Pucallpa, donde tomaríamos el barco que nos llevaría a Iquitos.

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El día que nos fuimos de Huánuco, nos recibe la tarde con un poco de nubosidad en la Ruta 18 A.

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Antes de cruzar el túnel Carpish (2750 m.s.n.m), construcción que marca el descenso hacia el Amazonas peruano, encontramos un buen lugar para descansar. Desde allí, los zancudos ya son parte del paisaje.

Al dia siguiente cruzamos el tunel mencionado. Es largo de este no supera el kilometro, pero hay que cruzarlo con chaqueta reflactante, luces y mucho coraje porque no es recto del todo y hay una parte donde no se ve la luz del otro lado. ¿Acaso ese camión apenas cabe en el túnel? si, es asi de angosto.

Al día siguiente cruzamos el túnel mencionado. Es largo de este no supera el kilómetro, pero hay que cruzarlo con chaqueta reflactante, luces y mucho coraje porque no es recto del todo y hay una parte donde no se ve la luz del otro lado. ¿Acaso ese camión apenas cabe en el túnel? si, es así de angosto.

Amazonas a la vista - Calor humedo ahi vamos!

Amazonas a la vista – Calor húmedo ahí vamos!

Graffiti camino a Tingo María.

Graffiti camino a Tingo María. Por ser el primer día en clima tropical, este escrito me da animo para seguir pedaleando.

Al este de Tingo Maria, al lado de un pantano, vemos muy de cerca a un Opisthocomus hoazin Symbol question.svg Hoacín Opisthocomus hoazin.jpg Estado de conservación Preocupación menor (LC) Preocupación menor (UICN 3.1)1 Taxonomía Reino: Animalia Filo: Chordata Clase: Aves Orden: Cuculiformes Familia: Opisthocomidae Género: Opisthocomus Illiger, 1811 Especie: O. hoazin (Muller, 1776) Distribución Distribución del Hoacín Distribución del Hoacín Sinonimia Phasianus hoazin Muller, 1776 [editar datos en Wikidata] El hoacín (Opisthocomus hoazin), también conocido como hoatzín, chenchena (en los Llanos), serere y shansho (en el Perú), guacharaca de agua (en Venezuela) o pava hedionda (en Colombia),2 es una especie de ave cuculiforme, la única del género Opisthocomus y de la familia Opisthocomidae. No se conocen subespecies.3

Al este de Tingo Maria, al lado de un pantano, vemos muy de cerca a un hoacín (Opisthocomus hoazin), ave ruidosa, pero muy fotogénica.

En Abra La Divisora (1613 m.s.n.m.). La ultima mini cuesta antes de Pucallpa.

En Abra La Divisora (1613 m.s.n.m.). La última mini cuesta antes de Pucallpa.

Macrofungi, una señal de la humedad del lugar.

Macrofungi, una señal de la humedad del lugar.

En el trayecto entre Abra La Divisora y Aguaytia, ruta 5N, se presentan trabajos y tambien deslizamientos. Sumada a la estrechez del camino tambien hace muy dificil de acampar en esta zona.

En el trayecto entre Abra La Divisora y Aguaytia, ruta 5N, se presentan trabajos y también deslizamientos. Sumada a la estrechez del camino, hacen de esta zona muy difícil de acampar.

Antes de que se pusiera a llover, Sylvain logra tomar esta foto en la entrada del turistico Boquerón del Padre Abad, caracterizado por sus numerosas cascadas. Tambien hay un túnel, de menos de 1 km que nos pilló de sorpresa porque no aparece en el mapa.

Antes de que se pusiera a llover, Sylvain logra tomar esta foto en la entrada del turístico Boquerón del Padre Abad, caracterizado por sus numerosas cascadas de gran altura.. También hay un túnel, de menos de 1 km que nos pilló de sorpresa porque no aparece en el mapa.

Comerciantes de platanos en el rio Aguaytía.

Comerciantes de plátanos en el rio Aguaytía.

Sylvain cruzando puente peatonal sobre el rio Aguatía. A su lado el Puente Aguaytia, puente colgante de 800 metros, el más largo del Perú.

Sylvain cruzando puente peatonal sobre el rio Aguaytía. A su lado el Puente Aguaytía, puente colgante de 800 metros, el más largo del Perú.

Al fin! El 6 de diciembre llegamos a Pucallpa, ciudad puerto

Al fin! El 6 de diciembre llegamos a Pucallpa, ciudad puerto desde donde salen embarcaciones a Iquitos.

Ok. Aquí entramos a la parte que necesito explicar. Buscamos información en Internet sobre embarcaciones que fueran desde Pucallpa a Iquitos, y todo indicaba que la mejor apuesta era la empresa Henry, con un costo de 360 soles por una cabina en el barco (hay dos camas estilo camarote), con baño incluido y electricidad entre las 6pm y 6am. También 3 comidas diarias, pero no incluye líquidos. Viajar en hamaca es más barato, pero no se tiene ni privacidad ni seguridad; consideren que es un barco que traslada unas 200 personas durante 4 dias por el rio Ucayali. Finalmente, por las bicis nos cobraron 80 soles, es decir, 40 soles cada una, las cuales van almacenadas en el compartimiento del 1er piso del barco.

El gran problema de usar esta empresa, que creo que tiene el monopolio del trasporte Pucallpa – Iquitos, es que el día y la hora de partida no son exactas. Fuimos el lunes 7 de diciembre a hablar con el encargado, y nos dijo que el barco se iba el miércoles en la mañana. Al día siguiente volvimos a preguntar, y nos responde que se va el martes, a eso de las 6pm, pero que todo depende de la autorización del puerto por la carga que llevan. Ok, con esto más o menos entendido, nos decidimos a volver el miércoles al alba a embarcarnos. El puerto de este barco, no tiene muelle: todo el acceso de los pasajeros y carga se hace a través de rudimentarias tablas de madera de 40 cm de ancho, no antes de pasar por una entrada lodosa donde más de algún pasajero se cayó. Si alguien se decide a embarcarse con una bici, ojala no vayan solos. No hay forma de entrar al barco con la bici cargada, y alrededor de la embarcación rondan muchas personas, que trabajan en su mayoría, pero muy probablemente hay varios que esperan algún despistado para robar.

El interior de la cabina del barco.

El interior de la cabina del barco. Hay dos camas mas o menos cómodas. Si no están acostumbrados a al calor como nosotros, tiene que dormir con la puerta abierta.

El baño de la cabina.

El baño de la cabina. El agua que suministra los servicios higiénicos viene desde el río, para que no crean que el color marrón en el W.C. es excremento. Lo mismo para la ducha, asi que no esperen quedar limpios.

El muelle de Pucallpa.

El muelle de Pucallpa.

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Trabajadores haciendo la carga del barco, puro estilo de hormiga.

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Esa misma tabla lodosa es donde se pasa todo tipo de carga.

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La carga que no deja espacio para estar a la sombra. La cabina, así como el barco, son metálicos y tener un lugar fresco durante el viaje es una tarea diaria.

Las gruas solo se utilizan para cargar autos o mototaxis en el barco. Todo lo demás, trabajo humano.

Las grúas solo se utilizan para cargar autos o mototaxis en el barco. Todo lo demás, trabajo humano.

Como el barco no se cargaba completo, tuvimos que esperar hasta el día jueves a las 4pm para que comenzará a moverse. Ya con éste en movimiento, nos empezamos a dar cuenta del tipo de pasajeros que se encontraban allí: el que escucha mucha a todo volumen con su teléfono sin ninguna empatía por el que quiere silencio (aunque uno le pide que baje el volumen), el que no tiene ninguna entretención más que mirar el rio, el que te queda mirando por ser diferente, etc. Dada la duración del viaje, usamos el tiempo para leer, escribir para nuestras paginas, conversar, o simplemente reírnos de las circunstancias de estar encerrados con muchos personajes que evitaríamos sino fuera por el hecho que ya estamos encerrados en el barco. En particular, nos desagrada un hombre que trata y trata de hablar francés con Sylvain, aunque claramente no sabe. Su patético intento solo hace que mi partner lo ignore durante todo el viaje.

Sylvain escribiendo. La falta de camisa no es por exhibición.

Sylvain escribiendo. La falta de camisa no es por exhibición.

Si hay sombra, se toma siesta. Lancha auxiliar del barco.

Si hay sombra, se toma siesta. Lancha auxiliar del barco.

Si antes habia algo de espacio para caminar, ahora hay que pasar a llevar a otros pasajeros. La codicia de llenar de pasajeros, más alla de su capacidad, supera mis limites de comodidad - y no creo ser la única.

Ya que no hay mas espacio en el segundo piso. Si antes había algo de espacio para caminar, ahora hay que pasar a llevar a otros pasajeros en sus hamacas, porque el 2do piso esta repleto. La codicia de llenar el barco, más allá de su capacidad, supera los limites de la comodidad.

"¿Que hacer? miremos el rio todo el dia. "

«¿Qué hacer? miremos el rio todo el día». No, pero en serio, habían pasajeros haciendo esto durante los 4 dias del viaje.

Unos de los pocos animales que logramos divisar en todo el viaje.

Unos de los pocos animales que logramos divisar en todo el viaje.

Y algunos otros más de cerca.

Y algunos otros más de cerca.

Comerciantes de madera nativa.

Comerciantes de madera nativa.

Una gasolinera flotante, horas antes de llegar a Iquitos.

Una gasolinera flotante, horas antes de llegar a Iquitos.

Llegamos a Iquitos el domingo 13 de diciembre a las 9.30 pm, nuevamente no hay muelle. Toda la descarga se hace con las mismas tablas. Nos vamos con precaución nuevamente porque hay mucha gente a la espera, y en cualquier descuido alguna de nuestras posesiones podría ser sustraída. Acá tengan cuidado, habrán personas que querrán ayudarlas, pero no lo harán. Cuando bajamos con todas nuestras alforjas, noto que detrás mio hay un hombre tirando de una. Pudo haber tratado de ayudarme, pero si no me pide permiso, no esperen que confíe en él. En fin: todo sale bien y partimos a Iquitos a un hospedaje. Ahora a planificar la ida a Ecuador.

Fujimori nos saluda desde su actual residencia, cumpliendo con su sentencia como corresponde.

Fujimori nos saluda desde su actual residencia, cumpliendo con su sentencia como corresponde.

El trafico de Iquitos es mayoritariamente dominado por mototaxis. Mucho cuidado con los crucen peatonales que no se respetan, como en muchas partes en Perú.

El trafico de Iquitos es mayoritariamente dominado por mototaxis. Mucho cuidado con los crucen peatonales que no se respetan, como en muchas partes en Perú.

La famosa Casa de Fierro de Iquitos. ¿Por que tal fama? Fue diseñada por Gustave Eiffel y construida en 1890. Francamente, llama la atencion, ¿una casa de metal con este calor?

La famosa Casa de Fierro de Iquitos. ¿Por qué tal fama? Fue diseñada por Gustave Eiffel y construida en 1890.

Para ir a Coca, Ecuador, tomamos 3 embarcaciones:

1ra- Desde Iquitos a Indiana. Precio igual a 26 soles por nosotros dos más las bicis. Los botes salen todos los días desde el puerto de Productores en Iquitos, con una entrada malisima para bajar las bicis. Son solo escaleras y con una pendiente considerable (yo me resbale con la bici, resultando con un moretón en la nalga). Nuevamente, aquí llamamos a ser precavidos; desde donde salen los botes hay mucha gente y los robos, dicen allí, son comunes.

Entre Indiana y Mazán, pueblo desde donde sale la segunda embarcación, hay un camino asfaltado de aproximadamente 3 kilometros, similar a una ciclovia con subidas y bajadas. Solo circulan mototaxis.

2da– En Mazán comienza el rio Napo. En este pueblo sale un bote rápido que va una vez a la semana a Pantoja, con una parada en Santa Clotilde. Nosotros salimos el viernes 18 de diciembre a las 9am. Este viaje dura dos días y cuesta 200 soles por persona, y por las bicis nos cobraron 100 soles. Incluye hospedaje en Santa Clotilde y comida, aunque no mucha. DATO IMPORTANTE: Como esta embarcación sale solo una vez por semana, hay que hacer reserva por teléfono. Esta información la pueden encontrar en la Oficina turística de Iquitos, al igual que otro tipo de combinación para llegar a Coca, aunque la que hicimos nosotros es la mas rápida (en teoría).

3era- Ya en Pantoja, pueblo fronterizo amazónico y ultimo sitio peruano de nuestro viaje, buscamos un bote que fuera a Cabo Rocafuerte en Ecuador, donde se encuentra la oficina de migración. Encontramos una embarcación llamada “Gaviota”, que nos traslada hasta el lugar mencionado y luego hasta Coca, ciudad ecuatoriana donde esperamos encontrarnos nuevamente con el camino.

El traslado Pantoja- Rocafuerte cuesta US$5 por persona y por las bicis no nos cobran, además el viaje dura 2 horas. Y el recorrido Rocafuerte-Coca cuesta US$15 por persona más US$5 por bicicleta, y dura aproximadamente 12 horas de viaje. No incluye comida, pero los dueños de la embarcación nos dejan dormir en el barco, cuando este hace la parada en Rocafuerte. Lo cual es ideal, ya que así podemos cuidar nuestras pertenencias y nos ahorramos tiempo, al no tener que preocuparnos de llegar a las 5am al día siguiente, hora en que el barco sale a Coca.

Vista de Iquitos desde el bote con destino a Indiana.

Vista de Iquitos desde el bote con destino a Indiana.

El muelle de Mazán: cortesia de la armada. La forma más sencilla de bajar con las bicis.

El muelle de Mazán: cortesía de la armada. La forma más sencilla de bajar con las bicis.

Vista del rio Napo desde el barco rapido que nos lleva desde Mazán hasta Pantoja.

Vista del rio Napo desde el barco rápido que nos lleva desde Mazán hasta Pantoja.

El interior del bote rapido.

El interior del bote rápido.

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Sylvain relajado en el barco Pantoja-Coca, pero siempre vigilante de nuestras fieles compañeras.

Breanna (EE.UU,) y Antoine (Francia) disfrutando del viaje hacia Ecuador.

En el viaje Mazán- Pantoja conocimos a Breanna (EE.UU,) y Antoine (Francia) quienes nos ayudaron un montón con nuestro equipaje. Acá se les ve disfrutando del viaje hacia Ecuador.

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Al llegar a Rocafuerte, Ecuador, nos dirigimos a la oficina de Migración y comenzamos a notar las diferencias con Perú: no más mototaxis ni música fuerte en todos lados, pero las diferencias de precios se hacen notar con el uso del dólar.

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Bueno, lo que importa es que se entienda.

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Si hasta las hormigas son más organizadas acá! Notese el trazado de su camino libre de prado.

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A estas fortachonas solo las había conocido por el Discovery Channel.

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La duración del viaje de Rocafuerte a Coca se hace notar y Sylvain usa parte del tiempo para dormir.

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Yacimiento petrolifico en Ecuador (uno de muchos más).

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Foto tomada en Coca antes de nuestra partida. Muchas gracias muchachos por los buenos ratos y la ayuda en estos casi 4 días! Esperamos verlos en Quito!

Este relato esta resumido en esta imagen. La linea verde indica transporte en rio, y la roja en bici.

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Al mirar esto nos da un poco de vergüenza, y sentimos que hicimos trampa. Pero la experiencia de viajar por Amazonas en barco, es algo que no nos arrepentimos de hacer, aunque quizás no es lo mejor para la economía del viaje ni para la tranquilidad mental.

Con toda la información brindada, ahora a ustedes les toca decidir. ¡Buen viaje!


De Lima a Huánuco: de vuelta a la cordillera.

Planificamos la salida de Lima a través de la ciclovía de la avenida Universitaria. Su extensión en papel impresiona, pero en la practica ésta se encuentra en pésimo estado, aunque a la fuerza si se puede transitar (nunca tan dramático!).

De vuelta a la Panamericana, desde la salida norte de Lima a Barranca, la cantidad de trafico se mantiene hasta el cruce con la ruta 14, camino con dirección hacia Huaráz, “filtrando” la mayoría de los camiones y buses que vienen desde el sur.

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Ruinas de Paramonga, al norte de Barranca.

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Un poco de vida silvestre cerca de la Panamericana.

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El paraíso si existe en la Tierra, y está en Perú.

Además de haber menos vehículos en circulación, los paisajes costeros se repiten hasta Casma, nuestro último paraje aledaño al océano Pacífico. En particular, el tramo entre Huacho y Barranca se nos hace muy complicado para acampar, tanto así que acudimos al recurso de esperar hasta que se oscurezca y acampar en un terreno privado. Por supuesto, como es de esperar en este tipo de situaciones, al día siguiente antes del amanecer, aparece el guardia, quien necesita asegurarse que no somos peligrosos: una conversación sencilla nos da unos minutos más para empacar y largarnos de allí.

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Uno de los pocos lugares aledaños a la Panamericana donde no sentimos que estábamos invadiendo propiedades.

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Con una ruta de lujo, pero sin mucho para distraer la vista.

Desde Casma comienza el ascenso hacia la cordillera Negra por la ruta 14A. El clima y las condiciones topográficas hace de este tramo el llamado “pueblo sin fin”: plantaciones de mangos, plátanos, manzanas, etc, y con estas casa tras casa, mototaxis y perros. La palabra desafío encaja perfecto a la hora de encontrar un lugar para acampar entre todo esto.

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El inicio del «pueblo sin fin». Camino hacia Huaráz, ruta 14A.

En el tramo sufro un pequeño accidente en Rurarsharsh: un resbalón en un badén baboso, producido por la escasa agua que corría por allí. Del porrazo quedo muy adolorida, sobre todo porque recibí toda la caída en mi codo izquierdo. Pero más que el cuerpo es el espíritu que sufre por dos motivos: primero porque pude evitarlo y segundo porque, a pesar de que había mucha gente viéndonos transitar en ese minuto por el camino, nadie se acerco a ayudarme o a preguntar. NADIE. Con esto no trato de resaltar la importancia de mi persona, sino la falta de empatia de la gente que vive por estos lados, pero si la idiota insistencia de gritar cosas al vernos pasar, siempre a nuestras espaldas por supuesto. El peor grito de todos se reduce al simple “¡GRINGOOO!”, el cual podría parecer simpático hasta folclórico para muchos, ya que la mayoría de las persona que gritaba esto eran quechuas. Claro, una vez a la mil puede parecer tolerable, pero imagínense en esta situación durante 4 días seguidos, donde cada pueblo de no mas de 300 habitantes y que 2/3 de la comunidad te grita lo mismo y el resto se ríe, sin ofrecer nada amable a cambio, y por nuestra parte con el sudor en la frente, el ácido láctico en las piernas y la ira acumulada en la garganta, aguantando no decir nada inapropiado, ¿por qué?, porque ellos son campesinos indígenas y se merecen nuestro respeto… Da para pensar. Muchas veces respondimos: que no somos gringos, que es una falta de respeto, que vaya a aprender geografía… pero fue tan inútil como instalar un cenicero en una moto.

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La vista después de Chacchan, el pueblo que queremos olvidar.

Ese mismo día más tarde paso algo particular: “la gota que rebalsó el vaso” fue cuando conocimos a un agricultor quechua que circulaba en su bicicleta. Claramente nos llamo la atención y conversamos con el durante la subida. Luego de que mencionó donde vivía y que ya había dejado acampar a un ciclista en su patio años atrás, le pregunte si nos daba espacio para dormir esa noche, ya que en el valle los espacios mas o menos planos ya estaban habitados. El accedió muy amablemente y seguimos conversando en la subida. Todo indicaba que dentro de todo, había gente generosa en el camino. Lo que no esperábamos es que al llegar a su pueblo, Chacchan, seriamos algo así como el “circo”, la atracción principal del mes, y que además de no contar con el patio que nos prometió (aquí quizás tuvimos un problema de idioma), unos de los guardias del pueblo se encontraba ya en evidente estado etílico y se nos pegó como lapa con su balbuceo. Y pensar que estábamos tan cerca de tener un lindo recuerdo de la gente de la sierra Peruana. Ya eran casi las 7pm y luego de varios minutos en pensar que haríamos, rodeados de personas mirando todos nuestros movimientos, decidimos bajar un kilómetro, siempre con el coro ignorante de fondo “¡gringooo, gringooo!” hasta una parte apropiada para acampar, suficientemente escondida de los pobladores. El anochecer ayudo a que nuestra carpa pasara más piola y que el mal rato se disipara.

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¡Arranca, Luz, que aun se escuchan los gritos!

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Este camino es muy lindo, pero hay partes donde no dan ganas de mirar.

Al día siguiente la subida sigue y los gritos se mantienen. Esta vez optamos por lo más sencillo: ignorar, ponernos los audífonos y dejar que la música callará los comentarios que no necesitábamos. Al fin y al cabo la educación de un pueblo, por fortuna, no es tarea nuestra.

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Las nubes van bajando cerca del Paso Callán.

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Pero seguimos subiendo.

En la subida conocemos a un ciclista de ruta mexicano, Eduardo, quien nos da un poco de orientación con respecto a la distancia del paso Callán, a 4204 m.s.n.m. El apuro surge porque creemos que lloverá, pronóstico que se cumple justo cuando comenzamos a almorzar. Con la comida mojada, nos apuramos en engullir y terminar los últimos 3 kilómetros de la subida. En la cumbre las nubes se mueven y la lluvia se detiene, la primera vista a la Cordillera Blanca es mejor de lo que esperábamos. Se puede ver la ciudad de Huaráz, donde nos hospedamos con la familia de Fredy. Lo que entonces parecía molesto, ahora es cómico, ya que la madre de nuestro anfitrión, es quechua y trata a Sylvain de gringo, como si nada. ¡Pff! Pero como no queremos cometer un impasse, no decimos nada y dejamos pasar esto a cambio de la hospitalidad.

YAY!

YAY!

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A pesar de la lluvia, juntos y satisfechos de cumplir la misión del día.

Cordillera Negra a la izquierda, cordillera Blanca a la derecha.

Cordillera Negra a la izquierda, cordillera Blanca a la derecha.

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Vista de la ciudad de Huaráz, a mi parecer la ciudad más bonita que vimos en Perú.

El 21 de noviembre seguimos el camino, en dirección a Huánuco por la ruta 3N, una de las principales de Perú. Tenemos dos días nublados hasta que llega la coronación lluviosa en la subida al paso Yanashalla, a 4720 m.s.n.m. Este podría parecer impresionante por su altura, pero debo decir que la pendiente del camino pareciera que esta hecha especialmente para camiones, así que el esfuerzo es progresivo. Claro esta, cuando la lluvia y el viento llegó en los últimos kilómetros, ¡otra cosa es con guitarra!.

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Los nevados de la Ruta de Pastoruri, Cordillera Blanca.

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En la Ruta 3N, entre Huaráz y Conococha.

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Una ultima bajada antes de volver a subir.

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Y asi comenzó el ascenso a los 4720 m.s.n.m.

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Y asi terminó. No puedo decir que la vista era espectacular, pero al menos no quedamos tan empapados con la lluvia.

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Vista hacia el noreste del Paso Yanashallá.

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El esfuerzo del ascenso y aguantar el frío no significa que lo pasemos siempre mal.

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Gaviota andina.

Gaviota andina.

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Vista del valle del rio Vizcarra.

En la bajada el asfalto comienza a perder su calidad al cruzar Huallanca hasta prácticamente Huánuco. Tramos sin asfaltar, innumerables baches e intentos fallidos de parches hacen de esta parte del camino algo inesperable, ya que en el mapa se indica que está asfaltada y como ruta principal se espera algo de mejor calidad y seguridad.

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Un ejemplo del estado de la ruta 3N entre Huallanca y Huánuco. De repente olvidábamos que esta es una ruta principal.

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Sylvain «MacGyver» Alleg en acción.

Todo esto le pasa la cuenta a mi parrilla frontal, que al ser de aluminio finalmente se rompe en una unión. Luego de dos horas de un improvisado arreglo, Sylvain “MacGyver” Alleg logra arreglar mi parrilla, para que al menos aguante hasta Huánuco, donde nos recibe Midori y su familia, quienes tienen una panadería/pastelería, la perdición para todo amante de las masas. A los kilitos en nuestros cuerpos se suman los días de pausa, esperando que las lluvias pasen, hasta que nuestra estadía se extiende casi una semana. ¡Gracias a la familia Villanueva Guerrero por su paciencia y cariño!

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Sylvain bajando a Huánuco…

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Luz no se queda atrás.

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🙂

¿En serio?

¿En serio?

Con Midori, afuera de la panaderia familiar.

El dia de nuestra partida hacia el Amazonas peruano con Midori, afuera de la panadería familiar.