Desde Salta hasta Villazón, Bolivia.

Después de casi 10 días de sedentarismo y ganar volumen en Salta, continuamos nuestro rumbo el domingo 28 de junio esperando poder cruzar a Chile por el Paso Jama.

Nos dirigimos a San Salvador de Jujuy, o simplemente Jujuy, por la ruta 9; en la cual no se ven buses y camiones debido a su naturaleza sinuosa, prefiriendo estos la alternativa más segura de circular por la ruta 34, y habiendo andado por este camino puedo entender el porqué. La 9 es tan sinuosa que cada carril de la calzada no da el ancho de un auto. En resumen: pareciera que fuera una ciclovía un poco más ancha de lo normal.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

Entrando en terreno firme por la ruta 9, nos vemos rodeados por densa vegetación: hemos entrado al sector llamado La cornisa. Frondosos árboles, flores arbustivas y la presencia de aves cantoras dan la sensación de que no estamos precisamente en el norte argentina, sino que nos trasladamos al bosque templado lluvioso del sur de mi país. Como fan de este tipo de bioma, sentí nostalgia durante todo este tramo. Muy lindo para recorrerlo en bici.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

La ruta 9 continúa y al día siguiente empezamos a entrar a la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio cultural de la UNESCO. Personalmente, creo que esta zona es bien bonita, pero no viví nada que me haría pensar en patrimonio. Sin embargo, causas debe haberlas, porque turistas convencionales los hay.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Volviendo al tema de la Quebrada: ya subiendo hacia el norte me doy cuenta que mi condición física no me acompaña, no me he curado al 100% del resfrio salteño. Entre lagrimas de impotencia le explico a Sylvain que tengo miedo (si, miedo de verdad) de cruzar Paso Jama en este estado. Las noches extremadamente frías y el fuerte viento me hacen pensar un mal escenario para mis entonces frágiles bronquios.

Sylvain es un hombre muy comprensivo y pragmático, y me dice que hay un plan B: entrar a Chile por Bolivia, que aunque demore un poco más, será menos fuerte para nuestra salud física, y así poder llegar a Calama donde mi buena amiga Paola nos espera hace días, como también una encomienda que mi madre mando hace un tiempo.

Decidimos el cambio de itinerario en menos de 10 minutos, y con la nueva posibilidad seguimos adelante.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Ya pasando el cruce hacia Purmamarca, no hay vuelta atrás y comenzamos a adentrarnos aun más en la Quebrada, con la ruta 9 plagada (sin exagerar) de buses de turismo con dirección a Humahuaca, Tilcara o a la ciudad boliviana de Villazón, que roza con la frontera argentina.

El paisaje hasta Humahuaca es definido por cerros coloreados como la paleta de Van Gogh, la presencia del rio Grande y con éste la fertilidad vegetal decorando sus costados. Cuando nos alejamos del rio y avanzamos poco a poco en altura, las cactáceas y arbustos toman el protagonismo.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola :)

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

Ya cerca de Abra Pampa, las llamas comienzan a aparecer, dándonos a conocer lo cerca que estamos de Bolivia.

Llamas en el camino indican la cercanía con Bolivia.

La llama que llama.

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir...

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir…

... y que mejor la capilla del cementerio para este par de ateos.

… y que mejor refugio: la capilla del cementerio para este par de ateos.

En Abra Pampa pasamos el día en una hostal, para asi tener un lugar donde ver tranquilos la final de la Copa América. El trofeo se define entre Chile y Argentina, por eso pensamos que la mejor opción es ver el partido en una zona neutra como una pieza privada, y evitamos cualquier conflicto con nuestros anfitriones. La inversión de nuestros últimos pesos vale la pena; Chile gana en casa con definición a penales.

La noche siguiente acampamos en plena pampa con el viento gritándonos mientras dormíamos. ¿Será que Argentina me esta castigando un poco por ser chilena? Pero todo tiene su fin y el 6 de julio llegamos a La Quiaca, donde nos abastecemos de agua antes de cruzar a Bolivia. Nota: muchos dicen que el agua potable de este país no lo es, y ya sabemos que Juan Segura vivió muchos años.

El trámite de cruzar a Bolivia es tan sencillo como caminar, ya que para muchos solo basta eso para entrar al estado plurinacional. Si se va a Villazón por el día, no se exige documento. En tanto, si se pretende estar en Bolivia más de dos días, ahí entra nuestro amigo pasaporte o cualquier documento de identidad. Aduana entrega el timbre y un papel de color verde que se debe entregar de vuelta a la aduana pertinente cuando se sale del país.

Probablemente este trámite de cruzar a Bolivia por acá es quizás uno de los más sencillos y rápidos en Sudamérica. Además, no hay control de equipaje – ¡más ahorro de tiempo!

Ya en Villazón se siente que entramos a otro país: el tráfico es más intenso, predominando los taxis y micros, las coloridas cholitas lucen sus vestimentas y los precios en general disminuyen en relación a Argentina. Finalmente, la presencia de niños trabajando nos indica lo que un letrero arriba de nuestras cabezas confirma: Bienvenidos a Bolivia.