Desde Villazón a paso fronterizo Ollagüe, Chile.

Villazón, como buena ciudad fronteriza boliviana, ofrece módicos precios a sus vecinos argentinos y visitantes varios como nosotros. Aprovechando esto, compramos al fin un jarabe para la tos, que nos aquejaba ya hace varios días, y comida para seguir el viaje.

Con destino a Tupiza nos sorprende un camino que, a diferencia de la gran mayoría que transitamos en Argentina, tiene berma. Esta ayuda bastante en el constante ascenso y descenso de la ruta 14, la cual tiene decorando en sus costados pastores con ovejas y/o cabras, niños curiosos que nos saludan, y por sobre: vehículos utilitarios, camionetas, buses y cuanto otro pueda llevar pasajeros del punto A a B por dinero extra para el chofer. En Bolivia, pareciera que cualquier vehículo puede convertirse en transporte publico.

En la ruta que une Villazón con Tupiza

En la ruta que une Villazón con Tupiza. La berma está, pero en bajada mejor usar el camino sin basuritas.

Sector de la angostura

Sector de la angostura, ruta 14.

Tunel peatonal y ciclista en el sector de la Angostura, en unos 10 kilometros al sur de Tupiza.

Tunel peatonal (y ciclista) en el sector de la Angostura, a unos 10 kilometros al sur de Tupiza.

A pesar que la berma no nos acompañan en todo el camino, llegamos sanos y salvo a Tupiza, una ciudad de unos 50 mil habitantes donde nos damos el lujo por primera vez en nuestro viaje de pagar por dormir en un hotel y comer almuerzo o cena en el mercado, más barato que cocinar por uno mismo. Como dato freak: se dice que en esta ciudad hicieron sus últimos “trabajos” antes de morir Butch Cassidy  y Sundance Kid. Es más entretenido pensar que fue así.

Sylvain enfrentado con la arquitectura boliviana de la hostal.

Sylvain enfrentado con la arquitectura boliviana de la hostal.

Luego de 3 días de reposo seguimos, esperando llegar a Uyuni en 4 días más, tomando la ruta 21 donde volvemos al ripio. Nos adentramos al estrecho valle del Rio Tupiza, en la Quebrada de Palala, con pequeñas plantaciones a lo largo de este.

Rio Tupiza, Quebrada de Palala.

Rio Tupiza, Quebrada de Palala.

El estado del camino varia, con calaminas y arena a extensiones más aplanadas, y se puede contar siempre con la presencia de transporte publico. Recordemos que este es la vía más corta para llegar a Uyuni desde Tupiza por eso la intensidad del trafico.

Formacion rocosa El sillar, camino a Salo, ruta 21, Bolivia.

Formación rocosa El sillar, camino a Salo, ruta 21, Bolivia.

Ya en el pequeño pueblo de Salo vemos por primera vez el inclinado ascenso que nos espera al día siguiente: algo así como 700 metros en menos de 10 kilo metros.

Al fondo la cuesta de la concordia. Evo: ¿por qué nos defraudaste?

Al fondo la cuesta de la concordia (no tiene nombre en realidad). Evo: ¿por qué nos defraudaste? Bien para el rally Dakar, pero pésimo para ciclistas.

Pensamos que en algunas partes de este trayecto probablemente terminaremos empujando la bici, efectivamente hacemos esto, pero ¡durante todo el trayecto! Lamento decepcionarlos, pero mi estado físico no es tan bueno, sobre todo considerando que a medida que seguimos subiendo el viento se pone tan intenso que incluso en las partes planas no se puede andar en la bici. Ya cerca de las 17 hrs, no tenemos idea cuánto hemos avanzado –no hay señaletica en el camino- y sabemos que al día siguiente el viento será peor. Nuevamente nos vemos en una encrucijada: ¿seguimos avanzando con el riesgo de quedarnos sin agua y sin saber cuanto nos queda para el próximo pueblo o volvemos a Tupiza a pesar de todo el esfuerzo realizado en esta maldita cuesta y tomamos otro medio de transporte? No nos arriesgamos, peor que no tener suficiente agua es perder la cordura en un viaje como este.

Vista desde la cuesta en cuestion.

Vista desde la cuesta en cuestion.

A la vuelta hacia Tupiza, el viento levanta el polvo, dejando la visibilidad como en la foto.

A la vuelta hacia Tupiza, el viento levanta el polvo, dejando la visibilidad como en la foto.

Y al dia siguiente, el viento continuo y el polvo seguia en el aire. Vista desde el hotel en Tupiza.

Y al dia siguiente, el polvo seguia en el aire. Vista desde el hotel en Tupiza.

De vuelta a Tupiza planificamos viajar en tren a Uyuni, aunque a un precio un poco mayor que el bus: alrededor de 12 mil pesos chilenos el total. La garantía de este medio es que las bicis no sufrirán mayores impactos y que nosotros viajaremos con un poco más de comodidad.

Después de casi 7 horas en los rieles, llegamos cerca de la 1am a Uyuni: la Meca o Disneyland (como diría Sylvain) de los mochileros en Bolivia. Las bicis llegan intactas y nosotros quedamos felices como clientes.

A la mañana siguiente flojeamos en la hostal y planeamos un viaje por el día al Salar de Uyuni, esta vez con la bici. Aprovechamos también de recorrer la ciudad.

Mercado en Uyuni.

Mercado en Uyuni en la avenida Potosí.

Casi me caigo de poto cuando vi esto, nada menos que un mural de la Brigada Ramona Parra en el muro del mercado central de Uyuni. Bolivia, estas lleno de sorpresas :)

Casi me caigo de poto cuando vi esto, nada menos que un mural de la Brigada Ramona Parra en el mercado central de Uyuni. Bolivia, estas lleno de sorpresas 😀

Y un poco más allá nos damos cuenta que no somos los unicos por acá que disfrutan de las ventajas de un sillín de cuero.

Y un poco más allá nos damos cuenta que no somos los únicos por acá que disfrutan de las ventajas de un sillín de cuero.

El camino a Colchani, esta completamente pavimentado, los 20 km son 99% planos y nos toca un dia con casi nada de viento. El Salar es sorprendente en su sencillez, aunque cientos (¿o quizás miles?) de personas lo visitan a diario, se puede apreciar sin mayores tumultos. Al llegar vemos a los mochileros posando cual Kama Sutra fotográfico. Más divertido verlo que contarlo :v

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No podia faltar la foto en el Salar de Uyuni.

Nos alejamos un poco para apreciar sobre las dos ruedas este ex mar (Perdón Bolivia jeje). Hay espacio para todos, tanto así que volvimos a Uyuni en parte conduciendo por el Salar.

En el camino nos encontramos con una extraccion de ladrillos de sal. Sylvain aprovecha de ejercitar los biceps.

En el camino nos encontramos con una extracción de ladrillos de sal. Sylvain aprovecha de ejercitar los biceps.

Alerta! Cruce de vicuñas!

¡Alerta, Cruce de vicuñas!

Ah! podemos entender su urgencia de cruzar el camino, el agua estaba al otro lado.

Ajá!! podemos entender su urgencia de cruzar el camino: el agua.

Ya teniendo suficiente sal por la jornada, al día siguiente partimos hacia Chile via Paso Ollagüe por la ruta 5 de Bolivia, para luego tomar la 701. El camino es de ripio, pero en buen estado a pesar del constante trafico de camiones mineros, con containers y buses turísticos. Al igual que otros caminos en Altiplano, después de cierta hora del día, generalmente como a las 1 o 2 pm, el viento comienza a soplar más fuerte, así que lo ideal es tratar de vencer el frío de la mañana invernal, levantarse temprano y hacer lo máximo que se pueda de distancia para no hacer tanto esfuerzo sobre todo si se tiene tendencia al dolor de rodilla o espalda. El viaje no tiene porque ser una tortura.

Adios Uyuni! Sylvain preparando la presion de las rueda trasera para el ripio.

¡Adiós Uyuni! Sylvain preparando la presión de las rueda trasera para el ripio.

Llamas en Rio Colorado.

Llamas en Rio Colorado, que además está congelado.

Más llamas en el camino, esta vez con las orejitas adornadas.

Más llamas en el camino, esta vez con las orejitas adornadas.

El agua no es difícil de conseguir en el trayecto, se puede pedir en San Cristóbal, Culpina y/o Alota. En este ultimo pueblo tuvimos problemas consiguiendo pan, nuestro alimento base para almorzar. Las dos casas que lo vendían -los almacenes no tienen- estaban vacías, así que tuvimos que improvisar una mezcla que aunque parezca rara no estaba tan mala: fideos instantáneos(marca Maruchan), mayonesa, arvejitas y jurel. Muy gourmet.

Master chef: edicion altiplano.

Master chef: edición altiplano.

El frio del altiplano llega hasta los pies.

El frio llega hasta los pies, pero aprendemos a apreciar el Sol más que nunca.

Saliendo de Alota comienza un ascenso suave que llega al Valle de las Rocas para luego cruzar con el camino que va a Sud Lipez, ruta favorita por cicloturistas mas aguerridos.

No somos nada. Valle de las rocas, ruta 701.

No somos nada. Valle de las rocas, ruta 701.

Sigue el Valle de las Rocas

Sigue el Valle de las Rocas. Esta vez el camino de ripio merece una mención honrosa.

La altitud pasa la cuenta. La camara de aire se revienta por el cambio de presión.

La altitud pasa la cuenta. La cámara de aire se revienta por el cambio de presión.

El ascenso termina cuando se comienza a ver mas de cerca el volcán Ollagüe. A partir de este punto los frenos tienen que estar bien ajustados para llegar a Avaroa, donde se encuentra la oficina de inmigración de Bolivia.

Con el Volcán Ollagüe como testigo descendemos hacia Avaroa.

Con el Volcán Ollagüe como testigo descendemos hacia Avaroa.

Sigue la bajada, esta vez con vista al Salar de Chiguana.

Sigue la bajada, esta vez con vista al Salar de Chiguana.

Teníamos un antecedente de que a una pareja de canadienses les pidieron plata a cambio del timbre en el pasaporte, así que íbamos preparados con los argumentos necesarios para que de ninguna forma nos sacaran ni un centavo del bolsillo. Afortunadamente el hombre a cargo de esto parecía tan aburrido de su trabajo, que se tardo un par de minutos en abrir la puerta de la oficina para darnos el timbre.

A unos 2 kilómetros de allí, se encuentra Ollagüe, pueblo fronterizo chileno donde nos revisaron el contenido de nuestras bicicletas por completo. Recuerden: siempre es mejor declarar que se trae algo, aunque asi no sea, a no declarar y que encuentren algo que pueda ser merecedor de multa. 

Volver.

Volver.

Ya con el papeleo listo me queda decir: ¡Calama, allá vamos!


Desde Salta hasta Villazón, Bolivia.

Después de casi 10 días de sedentarismo y ganar volumen en Salta, continuamos nuestro rumbo el domingo 28 de junio esperando poder cruzar a Chile por el Paso Jama.

Nos dirigimos a San Salvador de Jujuy, o simplemente Jujuy, por la ruta 9; en la cual no se ven buses y camiones debido a su naturaleza sinuosa, prefiriendo estos la alternativa más segura de circular por la ruta 34, y habiendo andado por este camino puedo entender el porqué. La 9 es tan sinuosa que cada carril de la calzada no da el ancho de un auto. En resumen: pareciera que fuera una ciclovía un poco más ancha de lo normal.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

Entrando en terreno firme por la ruta 9, nos vemos rodeados por densa vegetación: hemos entrado al sector llamado La cornisa. Frondosos árboles, flores arbustivas y la presencia de aves cantoras dan la sensación de que no estamos precisamente en el norte argentina, sino que nos trasladamos al bosque templado lluvioso del sur de mi país. Como fan de este tipo de bioma, sentí nostalgia durante todo este tramo. Muy lindo para recorrerlo en bici.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

La ruta 9 continúa y al día siguiente empezamos a entrar a la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio cultural de la UNESCO. Personalmente, creo que esta zona es bien bonita, pero no viví nada que me haría pensar en patrimonio. Sin embargo, causas debe haberlas, porque turistas convencionales los hay.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Volviendo al tema de la Quebrada: ya subiendo hacia el norte me doy cuenta que mi condición física no me acompaña, no me he curado al 100% del resfrio salteño. Entre lagrimas de impotencia le explico a Sylvain que tengo miedo (si, miedo de verdad) de cruzar Paso Jama en este estado. Las noches extremadamente frías y el fuerte viento me hacen pensar un mal escenario para mis entonces frágiles bronquios.

Sylvain es un hombre muy comprensivo y pragmático, y me dice que hay un plan B: entrar a Chile por Bolivia, que aunque demore un poco más, será menos fuerte para nuestra salud física, y así poder llegar a Calama donde mi buena amiga Paola nos espera hace días, como también una encomienda que mi madre mando hace un tiempo.

Decidimos el cambio de itinerario en menos de 10 minutos, y con la nueva posibilidad seguimos adelante.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Ya pasando el cruce hacia Purmamarca, no hay vuelta atrás y comenzamos a adentrarnos aun más en la Quebrada, con la ruta 9 plagada (sin exagerar) de buses de turismo con dirección a Humahuaca, Tilcara o a la ciudad boliviana de Villazón, que roza con la frontera argentina.

El paisaje hasta Humahuaca es definido por cerros coloreados como la paleta de Van Gogh, la presencia del rio Grande y con éste la fertilidad vegetal decorando sus costados. Cuando nos alejamos del rio y avanzamos poco a poco en altura, las cactáceas y arbustos toman el protagonismo.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola :)

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

Ya cerca de Abra Pampa, las llamas comienzan a aparecer, dándonos a conocer lo cerca que estamos de Bolivia.

Llamas en el camino indican la cercanía con Bolivia.

La llama que llama.

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir...

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir…

... y que mejor la capilla del cementerio para este par de ateos.

… y que mejor refugio: la capilla del cementerio para este par de ateos.

En Abra Pampa pasamos el día en una hostal, para asi tener un lugar donde ver tranquilos la final de la Copa América. El trofeo se define entre Chile y Argentina, por eso pensamos que la mejor opción es ver el partido en una zona neutra como una pieza privada, y evitamos cualquier conflicto con nuestros anfitriones. La inversión de nuestros últimos pesos vale la pena; Chile gana en casa con definición a penales.

La noche siguiente acampamos en plena pampa con el viento gritándonos mientras dormíamos. ¿Será que Argentina me esta castigando un poco por ser chilena? Pero todo tiene su fin y el 6 de julio llegamos a La Quiaca, donde nos abastecemos de agua antes de cruzar a Bolivia. Nota: muchos dicen que el agua potable de este país no lo es, y ya sabemos que Juan Segura vivió muchos años.

El trámite de cruzar a Bolivia es tan sencillo como caminar, ya que para muchos solo basta eso para entrar al estado plurinacional. Si se va a Villazón por el día, no se exige documento. En tanto, si se pretende estar en Bolivia más de dos días, ahí entra nuestro amigo pasaporte o cualquier documento de identidad. Aduana entrega el timbre y un papel de color verde que se debe entregar de vuelta a la aduana pertinente cuando se sale del país.

Probablemente este trámite de cruzar a Bolivia por acá es quizás uno de los más sencillos y rápidos en Sudamérica. Además, no hay control de equipaje – ¡más ahorro de tiempo!

Ya en Villazón se siente que entramos a otro país: el tráfico es más intenso, predominando los taxis y micros, las coloridas cholitas lucen sus vestimentas y los precios en general disminuyen en relación a Argentina. Finalmente, la presencia de niños trabajando nos indica lo que un letrero arriba de nuestras cabezas confirma: Bienvenidos a Bolivia.