¡Viva México!: regreso y despedida

Al salir de EE.UU. no pasamos por ninguna oficina de migración por lo que nos quedamos sin sello de salida de Gringolandia. Sin embargo en Migración Mexicana no nos dan problemas por ello, aunque si debemos pagar la Forma Migratoria Múltiple (FMM) atrasada, ya que no lo pagamos al salir de México en septiembre (¡nadie la pidió!). El pago de este documento es obligatorio para permanecer hasta 180 días en México por 390 pesos por persona, tal como explique en la primera entrada de México.

Letrero en el Puente sobre el Rio Grande, frontera natural entre Ciudad Juárez  y El Paso.

Pagando la deuda nos dirigimos, y sin revisión de equipaje [preocupante para una zona donde las armas pasan desde el otro lado de la frontera], a casa de nuestros anfitriones en Ciudad Juárez, Liliana y Eduardo, a quienes encontramos por Couchsurfing. Con estadía en la ciudad aprovechamos de atender un problema dental que Sylvain traía desde hace días: 175 pesos mexicanos (unas 7 lucas) por una tapadura y limpieza total en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). El bajo costo de los servicios dentales indica el porqué del éxito de esta rama médica a este lado de la frontera.

Sylvain explicando al estudiante de odontología (bilingüe) de la UACJ su problema dental.

Con Liliana y Eduardo, anfitriones de Ciudad Juárez.

Planificamos la salida de Ciudad Juárez el día de la conmemoración de la Revolución, el 20 de noviembre (feriado) y saliendo al alba partimos al sur. El hecho de que era un día libre no significo mucho en el tráfico, pero nos mantuvimos con el plan de continuar al sur por la ruta 45 hacia Chihuahua. Luego de varios kilómetros después del limite urbano nos damos cuenta que el camino no tiene berma (algo extraño, pero común en tierras mexicanas para una vía de alto tráfico), así que decidimos aceptar la invitación de Hugo Salais, un colega cicloturista chihuahuense que habíamos conocido hace casi un año atrás en Chiapas, y nos desviamos al Ejido Benito Juárez, donde se encontraba trabajando con su papá, también llamado Hugo (confusión). Con una bienvenida llena de comida, cerveza, nueces a granel (cultivo que procesan) y buenos chistes descansamos y decidimos quedarnos dos noches más, para partir a Chihuahua, donde nos espera el resto de la familia Salais.

La ruta 45, desde Ciudad Juárez a Chihuahua, posee ciertos tramos con berma, pero no totalmente.

Algunas elevaciones a la distancia, en la ruta 19 de Chihuahua, camino al Ejido Benito Juárez.

El viaje desde el Ejido hasta Namiquipa se hace difícil por los vientos típicos de esta zona de praderas, donde agricultores mexicanos trabajan codo a codo con cientos de menonitas .

Las praderas de Chihuahua.

El 27 de noviembre llegamos a Namiquipa y nos detenemos a un costado de la Cruz Roja para refugiarnos del viento y almorzar. Al terminar la comida el paramédico del recinto sale y nos invita a pasar, dice que con gusto nos deja dormir en las instalaciones, porque hay pronóstico de viento muy fuerte. Convencidos por su amabilidad y comodidades del lugar aceptamos la invitación. Con tanta solidaridad que nos entregan los mexicanos a veces es difícil seguir el itinerario contemplado 😀

Con Pablo, el paramédico de la Cruz Roja de Namiquipa, Chihuahua.

Seguimos pedaleando a la mañana siguiente y el 29 de noviembre llegamos a Chihuahua, capital del estado homónimo, al hogar de familia Salais Ceballos. Ahí nos reciben Betty (madre de Hugo), Beyra y Huber (hermanos del mismo). Nuevamente la amabilidad mexicana nos «atrapa» y nos quedamos hasta el 5 de diciembre, aunque la extensión de nuestra estadía también se debió a la gran lluvia que cayó el fin de semana que planeábamos irnos.

Un elote preparado (Con queso, crema y ají), clásico plato mexicano. Un deleite cortesía de Betty, anfitriona chihuahuense.

Con Hugo Salais Ceballos, nuestro amigo chihuahuense. Gracias a él, toda una cadena de solidaridad nos fue entregada por su familia en el mismo estado.

La jornada de ida a la zona serrana de Chihuahua nos sorprende con una improvisada entrevista para el El diario de Chihuahua en plena ruta. Comentario aparte: La nota se publicó varias semanas a posteriori del encuentro y después de todo lo que insistí ni mencionaron nuestra página :/

Al día siguiente llegamos a Cauhtémoc, y dado que estábamos en una zona altamente poblada, solicitamos un espacio para descansar en la Cruz Roja. El ofrecimiento no es tan lujoso como el que obtuvimos en Namiquipa, pero al menos salva el día e instalamos nuestra carpa en el patio, atrás de todas las ambulancias.

Al menos mucho mejor que dormir en la calle. Cruz Roja de Cauhtémoc, Chihuahua.

Luego del descanso, interrumpido por la salida de una que otra ambulancia, partimos a la Sierra Tarahumara, mundialmente conocida por albergar la Barranca del Cobre, donde técnicamente no pasamos por el pago que significa. Para el 9 de diciembre llegamos a Creel, pueblo de entrada a la Sierra en si. El paisaje se convierte en montañas y bosques, muy contrastante al resto del estado de Chihuahua, sin dejar de lado el escaso tráfico de esta zona que nos ayudo a disfrutar del clima casi invernal.

El camino hacia Creel tiene menos tráfico y poco a poco comienzan a aparecer bosques de pinos. También observamos que el camino presenta menos basura- Fuimos testigos de la recolección de desperdicios por parte de los tarahumara, aunque no siempre les corresponde.

Entrando a territorio Tarahumara, Estado de Chihuahua.  

Lago Arareko, Sierra Tarahumara.

No estamos a favor de tomar fotografías a lugareños (cliché turístico), pero esta vez hicimos la excepción. En vez de comprar artesanías, que nos serian totalmente inútiles, por un par de pesos y con su permiso les tome una foto a esta niñas tarahumara: la vestimenta típica femenina de esta etnia merecía un registro (sobre todo considerando el frio de la Sierra).

A FALTA DE PALABRAS PARA DESCRIBIR LA BELLEZA DE ESTA ZONA, AQUÍ VARIAS FOTOS DE LA RUTA POR LA SIERRA TARAHUMARA:

Una de las ventajas de tomar este camino (Creel- Guachochi) es la densidad del bosque, que ofrece refugio para campistas como nosotros.

Porno para amantes de criptógamas. 

Luego de dos días de acostumbrarnos a las noches heladas y a una pedaleada más deportiva, el 11 de diciembre nos interceptan en plena subida dos jóvenes encapuchados: uno quizás adolescente, el otro probablemente menos de 22 años, portando ametralladoras y saliendo del bosque. En una rápida decisión, me empiezo a dar la vuelta para descender, para así volver por donde venimos: esto no me huele nada de bien. Pero antes de que comience a descender, Sylvain me dice «¡Espera, Luz!, parece que no tienen malas intenciones». Ambos jóvenes levantan los brazos y mencionan que ellos son los buenos. Vuelvo al trayecto propuesto esperando que sus armas no van dirigidas a nosotros. Luego de una conversación corta y poco clara (ya que insistían en cubrirse la boca) nos dejaron pasar. Con toda la propulsión adrenalinica seguimos nuestro camino. Pasaron unos segundos cuando el más joven vuelve hacia nosotros y nos exige identificación. Aquí me detuve y les explico calmadamente que somos solo turistas (pacifistas), que su desconfianza no esta fundada y le exijo que me diga que hacen ahí. El mayor se acerca y se descubre la cara, me explica que «cuidan la zona, en contra del cartel del Chapo». Con todo más aclarado nos dejan pasar. Pedaleamos y con la amenaza ya lejos, me detengo y lloró; no había sentido tanta inseguridad desde que cruzamos a Panamá, pero esto fue otro nivel: armas de guerra pueden alterar la tranquilidad mental de cualquiera, situación que contrasta notoriamente con el paisaje boscoso y sereno de la Sierra. Creo que pase varias horas con un nudo en la garganta, pero Sylvain logra reanimarme diciendo que actué muy bien y que mi calma se reflejo en todo momento de la conversación. Llega el anochecer y la realidad: debemos encontrar un lugar seguro para acampar, y esta noche puede ser crucial, no queremos más encuentros de este tipo, sobre todo en medio de la noche. Afortunadamente el bosque nuevamente nos ofrece tranquilidad y camuflaje, y a la mañana siguiente partimos a zonas mas habitadas, y quizás con mas presencia policial y de habitantes. La seguridad muchas veces solo se percibe y no es real, pero al menos ayuda para disfrutar un poco más del viaje que nos queda por esta zona montañosa.

Hacia zonas más planas y seguras (?)

El 15 de diciembre llegamos a Parral, a casa de Chanita y Rafael, padres de Betty, abuelos de Hugo; el legado solidario de esta familia chihuahuense aún persiste. Esta cualidad se ramifica con varios hijos, mayoritariamente fabricantes de Tortillas. Dicho esto, no hubo ni un solo día que no comimos tortillas, y ¿quien se puede resistir cuando están recién hechas y con un relleno de guisado?

Al entrar en más confianza con la familia, les contamos de nuestra experiencia con los encapuchados de la barranca, y nos comentan que esa zona esta enmarcada dentro del Triángulo dorado del narcotráfico mexicano. Ellos dicen que ya no es de extrañar que este tipo de «revisión» pase, ya que los Carteles dominan el área, pero a nosotros no deja de llamarnos la atención ya que solo somos ciclistas y creemos no representar un peligro/competencia para ellos. Nota: En este tipo de casos (ausencia de robos y actos violentos) es mejor no acudir a la policía.

Disfrutando de un asado con parte de la familia Ceballos. Hidalgo del Parral, Chihuahua.

Formación rocosa que capta la atención dentro de estas planicies norteñas.

El paisaje que va desde Parral hasta Durango es más o menos así: pradera, ganado, pradera, ganado, plantas xerofiticas, pradera…etc.

Luego de varias insistencias de parte de Chanita, pasamos la invitación de extender nuestra estadía hasta Navidad y el 21 de diciembre seguimos la ruta, tediosa pero segura, hacia Durango. En esta ciudad nos espera Pedro, ciclista también y quien nos deja pasar el año nuevo en su casa. Nuestra petición se debe porque en algunas zonas de México, como en este estado y otros norteños, se da la «tradición» de disparar las armas al cielo al cambio de año, argumento suficiente para desenfundar las armas de fuegos, ¡hasta escuchamos disparos de ametralladoras!. Además de pasar el año nuevo recluidos, aprovechamos el tiempo para comprar nuestro boleto de avión a Sudamérica. La decisión nos tomó varias semanas pero consideramos que viajar a Lima sería la mejor opción en términos de precio y tiempo para seguir pedaleando de vuelta a Chile.

Con Pedro, anfitrión de Warmshowers en la ciudad de Durango.

El aburrido camino hacia Zacatecas (ruta 45).

Yuccas en las praderas camino a Zacatecas (Ruta 45).

Siguiendo la ruta 45, y cuatro días después de la despedida de Durango, llegamos a ciudad de Zacatecas, a casa de Sandra y Pancho, quienes viven en pleno centro histórico. Nuestra llegada coincide con el Dia de Reyes (6 de enero), así que nuestros anfitriones nos invitan a compartir la Rosca de reyes, que es un bollo dulce redondo en el cual se introducen «sorpresas» (figuritas plásticas con la forma de una guagua, que representan a Jesucristo). Al que le toque la figurita tiene que comprar tamales para el resto de los comensales el 2 de febrero, día de la Candelaria. Con el hambre que teníamos, Sylvain y yo topamos varios muñequitos, así que tenemos una deuda pendiente. En Zacatecas también fuimos testigos de una gran marcha en contra del Gasolinazo  y del descontento de muchos con el actual presidente.

Trozo de rosca de Reyes, con la maldita y azarosa figurita.

Mientras tanto, en las portadas mexicanas…

Marcha en contra del Gasolinazo, Zacatecas.

Marcha vista desde arriba.

Parroquia de Santo Domingo, Zacatecas.

Catedral Basílica de Zacatecas.

 «Miren, ¡sin manos!».  

Con Pancho, anfitrión zacatecano, y su hijo Paco.

Como ven, siempre se puede encontrar un rinconcito para acampar. Acampada la noche antes de llegar a Aguascalientes.

Luego de menos dos días de pedaleo, y con una pendiente favorable, llegamos a la ciudad de Aguascalientes, capital del estado homónimo. Primero pasamos un par de días en casa de Pablo, miembro de Warmshowers, y luego a la casa de Liliana y Eduardo, pareja que nos hospedo en Ciudad Juárez. Ellos nos ofrecieron esta casa (deshabitada pero completamente amoblada) para quedarnos el tiempo que quisiéramos, así que aprovechamos la oportunidad y permanecimos allí por un poco más de 3 semanas: escribiendo para la pagina web, confeccionando una gran encomienda, trabajando en las bicicletas y simplemente disfrutando el tiempo a solas; ¡hasta vimos todas las temporadas de «Game of Thrones«!. Así «quemamos» bastante tiempo para seguir camino rumbo a Ciudad de México, donde deberíamos tomar el avión.

Con Pablo y su compañero de casa, Kevin, en Aguascalientes.

En Aguascalientes se encuentran el museo José Guadalupe Posada, celebre ilustrador nacido en esta ciudad.

Posada es mundialmente conocido por esta ilustración: La Catrina, una critica del autor a muchos mexicanos que son pobres, pero que aun así quieren aparentar un estilo de vida europeo que no les corresponde.

Presa Abelardo Rodriguez, lugar aledaño a Aguascalientes, donde nos dirigimos  a pedalear un par de veces, y así ahuyentar un poco la falta de ejercicio.

Después de Aguascalientes volvimos a reencontrarnos con varios anfitriones: en Zamora con Rosendo, así como con Daniela y Ernesto en Morelia. Como proceso sinérgico, aceptamos la propuesta de esta pareja para hacer un pequeña charla en su centro cultural, llamado Giraluna (donde también ofrecen bebidas y comidas). Esta exposición me llena de buena onda y creo que fue uno de los momentos que más me gusto de nuestra extendida despedida de México. Además fue muy bonito volver a pasar más tiempo con Dan y Ernesto.

Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, icono arquitectónico de la ciudad de Zamora, Michoacán.

Rumbo a Morelia, por la ruta 15, se nota la contaminación del lugar, probablemente por el uso intenso de leña en esta zona. Estar al aire libre no siempre es sinónimo de vida sana.

Al menos contamos con sombra en esta parte de la ruta.

El gran Choque cultural (sobre todo para Sylvain) fue saber de que existen bandas con tantos integrantes que pierdes la cuenta.

En las calles de Morelia, buscando a Giraluna. Atrás, catedral de la ciudad.

A la espera de dar la presentación en Giraluna, Morelia, Michoacán.

Daniela presentándonos ante el público en Giraluna. En tanto, Ernesto tomó la foto.

Deliciosos nachos Nuestra recompensa después de la charla.

Siguiendo con los reencuentros en Ciudad Hidalgo volvemos a quedarnos con la familia Paz, y en Metepec con la familia Bernaldez Current.

Aprovechamos la estadía en Metepec para pedalear ligeros hacia las faldas del Nevado de Toluca.

También aprovechamos de visitar un poco Toluca y el renombrado Cosmovitral: jardín botánico dentro de una estructura metálica con vitrales.

Como buen sábado, apreciamos muchas celebraciones dentro del recinto, desde recién casados a quinceañeras.

Luego de varios días de estadía en Metepec, el pedaleo desde allí a Ciudad de México (CDMX) toma un día y arribamos a casa de Alejandra el 26 de febrero. Sacamos partido de la capital, haciendo un poco de turismo.

Con Alejandra, quien pacientemente nos hospedo por una semana en CDMX.

Ciclovia super reforzada en una autopista de CDMX.

Piñata Trump.

Por esto es que aunque uno salga de paseo, debe siempre llevar un kit mecánico.

Voladores de Papantla, Bosque de Chapultepec, CDMX.

Ciclovia super reforzada en una autopista de CDMX.

Uno de los costados del Polyforum Cultural Siqueiros, que alberga el mural más grande del mundo.

Representación de la mujer, en mural Marcha de la Humanidad de Siqueiros, obra que mezcla muralismo, arquitectura y escultura. ¡Impresionante!

A la espera de nuestro segundo anfitrión, David, escuchamos a unos Mariachis en Plaza México.

Dos días antes de nuestro vuelo coordinamos quedarnos con David, Warmshowers que vive más cerca del aeropuerto. Y como guinda de la torta, Eduardo (contacto de Alejandra en Facebook) se ofrece para trasladarnos hacia el aeropuerto en su camión.

Varias horas de desarme y empaque de bicicletas y este fue el resultado.Definitivamente algo que esperamos no volver a hacer en MUCHO tiempo.

Con David (izquierda) y Eduardo en el Aeropuerto de Ciudad de México.

La planificación para ir a tomar el vuelo sale muy bien, y gran parte gracias a estos tres chilangos. Después de casi 8 meses en total y de tanta gente dispuesta a ayudarnos ¿cómo no vamos a querer a México?


Mexico: parte III (Peninsula de Baja California).

Alrededor de las 7am del 23 de julio, ya recién llegados al estado Baja California Sur, desembarcamos en muelle del ferry y pasamos al control del ejército (no estoy segura, pero concluyo esto por el uniforme camuflado que usaban), en el cual te pasan el equipaje por un detector de metales, muy parecido a los de los aeropuertos. Luego de la inspección procedimos a ubicarnos con el GPS del smartphone, después de todo no estábamos seguros de donde exactamente estaba ubicado este puerto. La sorpresa llegaría cuando nos damos cuenta que el muelle no estaba en La Paz, sino a 22 km. de esta. Bueno, viendo el lado positivo, al menos es temprano y no seria tan caluroso pedalear esa distancia. Al cabo de un rato llegamos a casa de Tuly, anfitriona de Warmshowers, con quien acordamos días antes en cuidar su casa y sus tres perros por un tiempo después de nuestra llegada. Tuly es muy amable y rápidamente establecimos una amistad. Pero dado que no queríamos quedarnos tantos días en su casa, nos fuimos a hacer un pequeño recorrido cerca (La Paz>Todos Santos>El Triunfo>Los Planes>La Paz).

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Caranchos sobre cactus (creo que a estas aves les dicen queleles por acá). Camino a El Triunfo, Ruta 1, BCS.

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Durante los tres días de nuestro viaje alrededor de La Paz, las nubes nos rodearon. En la foto parte del camino de El Triunfo a San Antonio.

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Ascenso progresivo desde Los Planes, Ruta 286. Lluvia que lejos de oscurecer nuestro día, lo refresco.

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Viendo el estado de este camino, nos alegramos haberlo hecho en ascenso y no lo contrario (miren esos baches a la derecha).

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La Paz al frente.

Después de este viajecillo, retornamos a La Paz el 28 de julio y nos quedamos hasta el 6 de Agosto. Principalmente use este tiempo para traducir un texto que Sylvain preparo meses atrás, y que actualmente se encuentra disponible como PDF aquí.

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Playa El Coromuel en La Paz – Unica vez que me metí al mar en todo el viaje. Mar con aguas tibias y ducha posterior me convencieron.

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Con Jesús (Marido de Tuly), Tuly y Angela (una de sus hijas).

Luego de esta larga estadía, partimos con la mezcla de alegría/pena, al despedirnos de este hogar tan afectuoso, con destino a Guerrero Negro, como nuestra próxima parada de descanso. El primer día en la ruta 1 (que une a toda la Península de Baja California) no se nos hacen excepcionalmente difícil, excepto en varios kilómetros bajo construcción, donde tuvimos que pedalear sobre tierra/arena y con tráfico acumulado. Después de casi 20 kilómetros volvemos al asfalto.

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Uno de los primeros días en la Ruta 1 de Baja.

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Y una de las primeras siestas también.

Todo marcha bien hasta el día 8 de agosto cuando nos percatamos por internet que se avecina una tormenta tropical llamada Javier. Anticipamos que no escaparemos de la lluvia por más que lo intentemos y al día siguiente madrugamos para así conseguir un techo el 9 de agosto, cuando la lluvia llegaría con todo a parte de Baja California Sur. Pronóstico correcto y conseguimos refugio en la “oficina” (simplemente un cuchitril) de la policía municipal de Villa Morelos. El policía a cargo resulto ser un clon del Jefe Gorgory (referencia de Los Simpsons): gordo, torpe y un poco tonto, pero con buenas intenciones.

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CONAGUA entregándonos la Crónica de una tormenta anunciada.

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Al menos la situación no fue tan mala como en el centro y sur de México con la tormenta Earl.

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Refugio para la sobriedad pero no lo suficiente para la tormenta. Villa Morelos, BCS.

Día siguiente avanzamos a lo que ya varios nos habían mencionado: la ruta estaba bajo construcción, y con toda la lluvia, el camino se transformo en un lodazal: una pesadilla de 4 kilómetros para cualquier ciclista con tapabarros. Historia corta, luego de una lucha por tratar de avanzar en el barro y sacarlo de nuestras bicicletas, decidimos extraer los tapabarros y desecharlos, esperando que no tendríamos lluvia en los próximos meses.

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Lucha en barro.

Por cierto: la ruta desde La Paz hasta Ciudad Constitución esta casi totalmente rodeada de cerco. Encontrar un sitio para acampar no fue sencillo, pero afortunadamente esta problemática se va aminorando en el resto de Baja, excepto en el tramo que va de Ensenada a Tijuana.

Luego de Ciudad Constitución los paisajes empiezan a mejorar y finalmente el lado bello de Baja aparece, del cual tantos cicloviajeros nos habían mencionado. De todas formas, el tráfico es alto la mayor parte del tiempo y que cerca del 95% de toda la ruta no tuviera berma puede llegar a bajar el entusiasmo a cualquiera.

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El 11 de agosto entramos al sector Este de Baja, al Golfo de California, el cual tiene un clima muy húmedo y caliente en estas alturas del año. Por dar un ejemplo: las temperaturas en Santa Rosalia alcanzan los 41° C, así que lo mejor es salir rápido de acá. También esta zona esta más expuesta a tormentas: casi cada noche que pasamos en este lado pudimos ver como el cielo se iluminaba al otro lado del Golfo, en el estado de Sinaloa.

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Los 5 días que pedaleamos por el Golfo no fueron muy cómodos para ser honestos, incluso con paisajes litorales de postal, por lo mismo, esta zona es bien turística y conseguir agua gratis no es sencillo con los dueños de restaurantes o almacenes, dado que están acostumbrados a vender todo a precio de turista. Afortunadamente, las veces que pedimos agua en Purificadora (lugar donde se purifica y vende agua, muy común en todo México) nunca obtuvimos un «no» como respuesta. Después de todo el agua es vida y a nadie debería negarsele.

Zona bilingüe, la señal de que estamos en zona altamente turistica.

Zona bilingüe, la señal de que estamos en zona altamente turística.

Para acampar nos enfrentamos a otro problema: suelo sobrecalentado por el sol, equivalente a tratar de dormir sobre un radiador, especialmente dado que el suelo no se enfriaba por poner la carpa sobre este toda la noche. Entonces comenzamos a limpiar dos zonas para instalar la carpa: la primera para descansar hasta la medianoche y la segunda para mover la carpa alrededor de esta hora, beneficiándonos de un suelo más frío, o al menos para dejar de transpirar tanto. Si, todo un webeo, pero créanme que fue la mejor idea que se nos ocurrió para descansar con tanto calor.

Para coronar nuestra salida de esta zona, debemos subir una cuesta, y no cualquiera, esta fue bautizada como Cuesta del Infierno. El nombre lo tiene bien merecido y con esto les digo todo: el excesivo calor hizo que Sylvain pedaleara por primera vez sin camisa, aunque ya el Sol comenzaba a despedirse. Toda una anécdota, ya que mi marido es muy precavido en cuanto a la exposición solar.

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¿Será porque la creatividad no se apura? – Mural en Santa Rosalia, BCS.

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Iglesia de Santa Rosalia, diseñada por Eiffel.

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Atardecer en la Cuesta del Infierno.

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Sylvain derritiéndose.

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A la mañana siguiente, con los últimos metros de la infame subida.

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Volcán Las Tres Virgenes, BCS.

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Parte del Oasis de San Ignacio, Baja California Sur.

Mision de San Ignacio

Mision de San Ignacio de Kadakaamán.

Al entrar al desierto de Vizcaíno las noches comenzaron a hacerse más frescas, aunque con viento de frente fuerte (desde el Oeste). Esto duro poco y del 18 al 21 de agosto fuimos hospedados nuevamente por un miembro de WS en Guerrero Negro, justo a la mitad de la Península. Este poblado parece grande en el mapa, pero en la realidad no lo es: tiene muy pocas calles asfaltadas y el resto son de arenas, no muy grato darte cuenta de esto cuando la casa donde vas a descansar está en la periferia. En la calle principal hay mucho negocio cerrado a esta altura del año (temporada baja) y tampoco hay grandes supermercados como en La Paz, Ciudad Constitución o Santa Rosalia, por ello hicimos todas las compras de abarrotes en esta última ciudad. Llevamos decenas de kilos extras en la cuesta que anteriormente mencione (10 días de comida), pero ahorramos bastante plata.

Al parar en un lugar, y tener contacto con gente, siempre puede haber consecuencias: positivas y/o negativas. En Guerrero Negro tuve la parte negativa y me descompuse del estómago, pero mejore en un día por lo que decidimos seguir a la mañana siguiente.

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Arreboles: situación cotidiana por acá.

Unos kilómetros al norte de Guerrero Negro empieza el estado de Baja California.

Unos kilómetros al norte de Guerrero Negro empieza el estado de Baja California.

Entre Guerrero Negro y El Rosario existe el sector llamado Valle de los Cirios, donde el trafico es más escaso, con mucho menos autos de turistas pero con el flujo de camiones igual de constante. En esta zona la obtención de agua fue nuestro principal conflicto, cualquier oportunidad de pedir a algún local o sacar directamente de un grifo (siempre filtrando después, por supuesto) en un pueblo era buena. Pero un día nos vimos forzados a tomar agua con sabor a jabón, que nos dieron en un lugar llamado Chapala. Esta estaba filtrada por nosotros, sin embargo no dejo de ser asquerosa y mató nuestro buen animo por varias horas. Lo bueno es que al día siguiente nos pudimos deshacer del resto gracias a un granjero que nos dio agua limpia y luego por los militares que trabajan en el puesto de control al sur de Cataviña, quienes nos dieron agua purificada.

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¿Alguien necesita sal? pregúntele a mis párpados.

Bajadas y subidas nos sacan de la rutina.

Bajadas y subidas nos sacan de la rutina.

Y una que otro relieve a la distancia.

Y uno que otro relieve a la distancia.

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Tórtola aliblanca paseándose cerca de nuestro sitio de acampada.

Los trolls saben protegerse del calor. Nosotros tambien.

Los trolls saben protegerse del calor. Nosotros también.

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Al norte de Cataviña empieza un paisaje rocoso muy bonito, pero muchos visitantes eligen escribir sus nombres en las rocas con pintura. Mejor nos quedamos con las que aún salvan.

Florecita rockera.

Florecita rockera.

Cirios (Fouquieria columnaris) árbol emblema de esta zona.

Cirios (Fouquieria columnaris) árbol emblema de esta zona.

Dejando de lado el tema del agua pedalear todo el camino desde Guerrero Negro hasta El Rosario fue agradable: bellos paisajes desérticos, sin calor extremo como en el Golfo y sin cercos que preocuparse al momento de acampar, solo pedalear alrededor de 70 a 80 km. diarios y parar donde se nos antojara.

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Valle de El Rosario, Baja California.

Toda la calma llega a su fin en San Quintín: el tráfico se hace increíblemente denso hasta Camalú y la berma es ridículamente estrecha o inexistente. No podemos contar todas las veces que los vehículos nos pasaron a centímetros de un accidente. Sumado a esto tuvimos el viento de frente todo el día, no fue una jornada fácil, pero termino cuando encontramos un cerco abierto, donde nos adentramos casi un kilómetro encontrando un sitio oculto para acampar.

El día anterior tuvimos otro tipo de experiencia, cerca de la bahía de Santa Marta, donde nos detuvimos para acampar. Avanzamos por un camino aledaño a una quebrada para encontrar un sitio. Al momento de poner el piso de la carpa escucho un «tsss» desde un arbusto, me doy vuelta y veo una serpiente cascabel a dos metros de mi. Asustada tiro el nylon al suelo y le aviso a Sylvain, pero el no la escucha, aunque alcanza a ver su distintiva cola alejándose. Luego de este encuentro, nos preguntamos donde vamos a dormir si la serpiente anda rondando por ahí esperando volver, sobre todo porque muchos reptiles aprovechan la oportunidad de dormir cerca de fuentes de calor (¡benditos humanos!). Luego de casi una hora de reflexión abandonamos la preocupación e instalamos la carpa de todas formas, pero preparados para un posible ataque de nuestro nueva amiga. Bueno, quizás ya se habrán dado cuenta que al final no paso lo que pronosticamos.

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La cascabel en cuestión.

Volviendo al tema del camino en si, desde Camalú hasta Ensenada los paisajes vuelven a mejorar un poco, especialmente porque los poblados están más distanciados entre si. La cantidad de vehículos es densa aun, pero la calidad del camino va y viene a modo de autopista, es decir, con berma (¡yay!). Aunque el progreso trae consigo el precio de ciertos tramos bajo construcción, específicamente en la zona entre San Vicente y Santo Tomás. Después de varios días, volvemos a pedalear bajo polvo y bocinas agresivas.

Viendo el lado amable, mucho verdor de esta zona es brindado por las viñas, de la cuales tantos se sienten orgullosos. No llegamos a saber cual era el motivo de tanto orgullo: los precios de los vinos, para estándar mexicano, son altísimos (creemos que esto se debe a que las viñas no son tan antiguas y extensas como en Francia o Chile). Pareciera que, a diferencia de nuestros países natales, los vinos acá son un producto de lujo, incluso más caros que los que se producen en Estados Unidos.

Ultimo camping antes de Ensenada.

Ultimo camping antes de Ensenada.

Finalmente llegamos a Ensenada el 30 de Agosto a la casa de un anfitrión de WS, al cual prefiero no describir ya que no nos sentimos tan a gusto. Luego de un par de días y que no nos dejará quedarnos tantos días como le pedimos, marchamos a casa de Tony, Mara y sus hijos, un poco más al norte de Ensenada, y el cambio fue drásticamente mejor: nos recibieron y su calidez fue instantánea. Hasta celebramos mi cumpleaños por anticipado y compartimos un pastel de cumpleaños de «BubuLubu» (uno de mis dulces mexicanos predilectos) que ellos compraron. La despedida fue difícil, pero nos fuimos el 6 de septiembre con todas las compras realizadas a días previos de cruzar a EE.UU.

Adios pelito largo! Fuiste un buen compañero, pero ya me fastidiaste.

¡Adios pelito largo! Fuiste un buen compañero, pero ya me fastidiaste.

Torta de cumpleaños de Bubu Lubu: una bomba de culpa, azucar y felicidad.

Torta de cumpleaños de BubuLubu: una bomba de culpa, azúcar y felicidad.

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Con Mara y Tony: anfitriones inolvidables.

El tramo de Ensenada a Tijuana no es tan largo, pero no pudimos hacerlo en un día. Acampar aquí fue todo un reto, considerando que hay una autopista (ruta 1D), un camino en paralelo (ruta 1) y varios de complejos hoteleros en el litoral, que no dejan espacio para mucho más. Batallamos pero encontramos un sitio, un rinconcito escondido en un duna al sur de Rosarito.

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Stealth camping entre Ensenada y Tijuana.

Al mediodía siguiente (7 de septiembre 2016) llegamos a Tijuana. Ahí nos esperaba Sandra, quien insistió en darnos un aventon en auto hasta su casa; razón tuvo ya que estaba en la punta del cerro. Sandra fue otra anfitriona para recordar: nos hizo un recorrido por Tijuana y al día siguiente nos ayudo a cruzar la frontera para orientarnos en San Diego, California. Sobre esto me extenderé en la próxima entrega. ¡Hasta pronto!

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El muro como lienzo de la molestia sobre las políticas gringas de migración.

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Muro en la Frontera entre Estados Unidos y México, en Playas de Tijuana.

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En Estados Unidos …mexicanos.

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Detalle del muro. Ni un dedo pasa por ahí.

Con Sandra, rumbo a cruzar a EE.UU.

Con Sandra, en nuestro camino a San Diego, EE.UU.


México: parte II

En Metepec, Estado de México, nos recibe Guillermo y Janelle (él mexicano, ella estadounidense) junto con sus dos hijos pequeños. Luego de un par de días disfrutando de la compañía y de estar nuevamente bajo un techo decidimos ir a la capital para hacer un poco de turismo más convencional. Abusando de la confianza que nos entregan nuestros anfitriones, les dejamos nuestras pertenencias y partimos al DF en bus por un par de días. La idea de pedalear hacia y dentro de esta megaciudad nos asusta un poquito. Aunque un miedo poco fundado quizás.

Con la familia Bernaldez Current (Guillermo, Janelle, Anita y Memito) en Metepec.

Con la familia Bernáldez Current (Guillermo, Janelle, Anita y Memito) en Metepec.

El la capital nos recibe Mónica, mexicana a quien hospede por Couchsurfing en Concepción allá por  febrero del 2013, ahora es momento de pedir el favor de vuelta. La buena onda del reencuentro es inmediata y a pesar de que debe viajar a Puebla nos deja su departamento para estar un par de días. Aprovechamos este tiempo para recorrer algunos puntos míticos dentro de la capital: los murales de la UNAM, el Zócalo, los murales del Palacio Nacional y, obviamente, las ruinas de Teotihuacán. Con esta última visita nuestra estadía en el DF llega a su fin y retornamos a Metepec.

Mural...

Parte de los numerosos murales adentro del Palacio Nacional, pintados por nadie menos que Diego Rivera. Nada de raro que el artista se encuentra en el billete de 500 pesos (Sorry por la baja calidad, pero no se debe usar flash).

It's something!- Encontramos la entrada al museo Diego Rivera muy cara, pero he aqui una réplica al mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central".

Encontramos la entrada al museo Diego Rivera muy cara, pero he aqui una réplica al mural «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central». It’s something!

Tarde dominical en la UNAM y sus magnificos murales al aire libre. murales son

Tarde dominical en la UNAM y sus magníficos murales al aire libre.

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Pa’ que crean que si fuimos a Teotihuacán 😀

Con Mónica a punto de disfrutar nuestra ultima comida juntos en el DF.

Partimos el 19 de junio a Morelia para luego seguir a Guadalajara. Sabiendo de la cantidad de gente que vive en esta parte de México pensábamos que no podría ser tan sublime de observar como otras áreas menos pobladas, pero nos llevamos varias sorpresas: los caminos bordean varios bosques de pinos, cerros y lagos. Tuvimos mucha suerte con el tiempo, en todo el trayecto solo 2 o 3 tormentas pero suficientemente tarde para nosotros, así que alcanzamos a poner las carpa antes de la lluvia en todas las ocasiones. Encontrar un lugar para acampar no siempre fue fácil, pero siempre encontramos aunque sea un rinconcito escondido para instalarnos.

Camino a Ciudad Hidalgo, ruta 15.

Camino a Ciudad Hidalgo, ruta 15.

Además de los paisajes otra sorpresa nos llegó, pero con forma humana. Al pedalear por la calle principal de Ciudad Hidalgo, Estado de Michoacán, cuando un automovilista nos busca conversación. Luego de mis dudas iniciales (lo usual con gente desconocida), Sylvain me convence con un gesto de darle una oportunidad al hombre. Resulto ser un motociclista con mucha experiencia hospedando viajeros. Jaime es su nombre y su generosidad no tiene limites: nos alimenta, nos invita a su cumpleaños, nos presenta a su grupo motoquero “Profanadores del asfalto” y nos deja dormir en una habitación habilitada para huéspedes. Como reyes.

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Con Jaime, en Ciudad Hidalgo, Michoacán.

Con guatita y corazón llenos el 22 de junio seguimos a Morelia, por el camino de Mil Cumbres. A pesar del nombre el camino tiene un ascenso progresivo para luego bajar (casi en su totalidad) hasta la capital michoacana, y pasa a través de bosques que mezclan coníferas y otras variedades arbóreas. Una de mis partes favoritas, hasta ahora, en México.

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En los bosques de Mil Cumbres, Michoacán.

En Mil Cumbres, Michoacán.

En un mirador del camino Mil Cumbres, Michoacán.

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Pueblos mágicos.

En Morelia nos abre las puertas de su hogar Daniela, hermana de Mónica, y Ernesto, su pareja. Con ellos nos preparamos para mirar la final de la Copa América Centenario. Nuevamente Argentina y Chile se enfrentan. Nuevamente Chile gana.

Daniela y Ernesto. Anfitriones en Morelia.

Daniela y Ernesto, anfitriones en Morelia.

Seguimos nuestro camino el día siguiente por la ruta 15, bordeando parte del lago Pátzcuaro. Camino tranquilo en general, con una nueva parada que nos espera: la Casa de Ciclista de Zamora, a cargo de Rosendo.

Parte del lago Pátzcuaro, Michoacán.

Parte del lago Pátzcuaro, Michoacán.

Con Rosendo, dueño de la Casa de Ciclistas en Zamora.

Con Rosendo, dueño de la Casa de Ciclistas en Zamora y gran activista pro-ciclismo urbano de la ciudad.

El viaje no para por mucho tiempo y el 30 de junio marchamos a Guadalajara, transitando por la ribera sur del lago Chapala. Lo bueno es que este tramo lo realizamos en solo 3 días, y digo bueno porque acampar fue bastante más complicado. Parece que todos quieren vivir cerca del lago y no me extraña.

En Tizapán El Alto, pueblo al costado sur del Lago Chapala, Jalisco.

En Tizapán El Alto, pueblo al costado sur del Lago Chapala, Jalisco.

Atardecer en el Lago Chapala. Próximo destino: Guadalajara.

Atardecer en el Lago Chapala. Próximo destino: Guadalajara.

Arribamos a tierras tapatías el sábado 2 de julio: primero en la Casa de Ciclistas y luego a la casa de Luciano, miembro de Warmshowers. En total estuvimos 11 días. Esto podría parecer demasiado, pero entre la búsqueda del eje motor para Sylvain, el arreglo de sus pantalones y la espera del resultado de mi PAP el tiempo paso volando. También aprovechamos de ver otra final futbolistica, pero esta vez de la Eurocopa 2016. Luciano nos agasajo con comida ese día en el restaurant donde trabaja, pero a pesar de la sabrosa pizza que compartimos la derrota de Francia como anfitrión deja un saborcito amargo, sobre todo para Sylvain.

Gracias por la paciencia, Luciano!

¡Gracias por la paciencia, Luciano!

Por fortuna, no todo en la vida es fútbol, y a los pocos días seguimos a Mazatlán, tomando la autopista 15 D. La decisión de tomar la vía rápida, en vez de la antigua carretera, me costaría caro en el ego: al salir de Guadalajara (primer día), vamos descendiendo por la berma de esta vía y me sorprende un bus que “succiona” el aire de mi costado, haciéndome perder el control de mi cleta (creo que muchos ciclistas saben a lo que me refiero). Caigo a toda velocidad en el asfalto. Dichosamente no salgo con mayores heridas que moretones y raspadas en ambas rodillas (aunque el dolor me duro varios días), y el temor de seguir compartiendo camino con vehículos que me podrían volver a hacer lo mismo. El dolor no se me hace tan intenso y tomo la decisión de seguir. Vale decir que me pase frenando en todo descenso cuando veía por mi espejo retrovisor un bus o camión.

Poblado de Tequila (si, lo fabrican tambien allí).

Poblado de Tequila (si, lo fabrican tambien allí).

Volcán Tequila y plantaciones de Agave, Jalisco.

Volcán Tequila y plantaciones de Agave, Jalisco.

Color y verdor.

Color y verdor.

En general la ruta 15 D, entre Guadalajara y Mazatlán, fue dificultosa para acampar y poco entretenida de realizar. No es de extrañar que al ser una carretera de alta velocidad que la mayoría de sus margenes se encuentren cercados. Doy un ejemplo claro en el poblado de Jala, donde no encontramos una respuesta positiva de los lugareños al preguntar sobre un lugar para refugiarnos. Como conclusión, nos dirigimos a las afueras de este pueblo y acampamos adentro de una casa abandonada al lado de la carretera, donde entrada la noche aparecieron dos cachorros vagos con quienes compartimos el techo.

De repente irrumpes lindos paisajes.

No todo esta perdido. Dentro del tedio de esta ruta, también irrumpen lindos paisajes.

Al menos la ruta 15 tiene una berma en buen estado.

Además puedo decir que al menos tiene una berma en buen estado.

Otro punto negro de este trayecto fue una fuerte tormenta que nos sorprende un poco antes de llegar a Tepic. Ni estar bajo un pasonivel nos salvo del aguacero y quedamos hasta con el espíritu mojado.

A la salida norte de Tepic comienza el descenso a la zona tropical de este lado de México, por la influencia del Golfo de California. El calor húmedo y los bichos se nos hacen insoportables, pero logramos pasar solo dos noches acampando en esta zona. El viento desde el norte tampoco nos facilito esta parte.

La contienda llega a su fin y el 19 de julio cerca de las 11 de la noche logramos llegar a casa de Israel, anfitrión por Couchsurfing, en Mazatlán. Este fue definitivamente uno de los días más intensos de nuestro viaje: tuvimos que cortar un alambre de púas que nos limitaba al camino más corto hacia su casa desde la autopista, lidiar con varios pinchazos en la oscuridad y alumbrar el camino con una mini linterna, la única a mano. Una jornada que no quedará dentro de los más gloriosas de nuestro viaje. Al día siguiente, ya descansados, comenzamos la planificación del viaje en ferry a La Paz, Baja California Sur.

¡Y nos vamos a la Peninsula de Baja California!

¡Y nos vamos a la Peninsula de Baja California!

Zarpamos el 22 de julio. El trayecto fue más o menos confortable, pero no barato: MX$1100 pasaje por persona, más MX$500 por las dos bicicletas. Para estándares mexicanos bastante caro, pero razonable.

Y con respecto al viaje en si:
1.- Como el ferry zarpa cerca de las 18 horas, el pasaje incluye una cena, pero la fila es eterna, así que esperamos hasta el último llamado para ir a comer (cenamos cerca de las 10 PM).
2.- Las bicicletas quedan en el primer nivel, que es un estacionamiento, y como hace mucho calor allí, aconsejo tomar todo lo que se necesita de una pasada antes de que el ferry zarpe.
3.- El aire acondicionado dentro de la zona de butacas (zona habilitada para dormir) es débil, y decidimos tomar las colchonetas y dormir en uno de los pasillos. Hay suficiente espacio por eso creo que nadie nos echo.
4.- El viaje dura aproximadamente 12 horas, pueden llevar agua y comida (las cuales cuestan un 30% más que en tierra firme), pero consúmanla con distancia de los guardias (el ferry tiene mucha alfombra adentro, por eso se prohíbe).
 


México: parte I

30 de abril del 2016, día crucial. Día de entrada a México, país desconocido pero añorado en nuestras visiones dentro de la calurosa Centroamérica. Pasar por la aduana de Talismán, Chiapas, no fue para nada como en los países centroamericanos. Primero, pasamos la revisión usual donde tuvimos que abrir nuestras alforjas, e incluso la bolsa de la carpa. Molesto para nosotros pero siempre necesario para las autoridades. Aprobado nuestro estado como ciudadanos medianamente decentes para ingresar al país, fuimos a buscar el sello de entrada en la oficina de migración, donde nos enteramos de la Forma Migratoria Múltiple (FMM), un documento obligatorio para permanecer por 180 dias en México por tan solo 390 pesos. Este sencillo pero importante salvoconducto, que consiste en solo un papel, puede ser pagado a la salida o entrada del país. Nosotros optamos por pagarlo en la partida, ya que en caso de extravío del original se debe pagar el doble (ya escuchamos de un cicloturista gringo que paso por esta situación).

Pasada la aduana nos dirigimos a Cacahoatán, Estado de Chiapas, con nuestro primer Warmshowers desde El Salvador y el primero de una buena racha de anfitriones mexicanos con esta red social. Recibidos con la calidez que caracteriza a tantos mexicanos nos quedamos un par de días, definiendo el recorrido y buscando futuros anfitriones en la ruta. En casa de Samuel también coincidimos con otro huésped: Hugo, un cicloviajero chihuahueño, quien nos entrega información valiosa sobre algunas rutas a seguir.

Definida la trayectoria nos vamos por la ruta 200, por el litoral de Chiapas, rumbo a Oaxaca. Por varios días nos acompaño el calor y la humedad, con algunos chubascos fuertes entrada la tarde, dado el inicio de la temporada lluviosa.

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Descripción gráfica de la sensación térmica en la costa de Chiapas.

 El contraste con Centroamérica se comienza a notar en el estado de las carreteras y el tipo de urbanización: en México notamos que la gente tienda a agruparse en pueblos en vez de construir a lo largo del camino. Esto nos permite mayores posibilidades de acampar. Y no solo el descanso mejora, también los gustos gastronómicos, ya que aparecen las Cocinas Económicas con la famosa “Comida Corrida”, con almuerzos muy ricos desde 30 pesos mexicanos (unos US$ 1,50). Por experiencia les puedo decir que los precios van en aumento al avanzar hacia el norte.

Iglesia Luz del Mundo alcanza su resplandor con este edificio en Tapachula, Chiapas.

Iglesia Luz del Mundo alcanza su resplandor con este edificio en Tapachula, Chiapas.

El calor se nota hasta en la cara.

El calor chiapaneco se nota hasta en la cara.

Y hablando de comida: pedalear a lo largo de este camino fue una gran oportunidad de glotonear a diario deliciosos y maduros mangos ¡gratis! Tanta abundancia que hasta las vacas se volvían locas por estas frutas, volviéndose nuestra competencia cuando se trataba de conseguir los mejores ejemplares…de mangos.

Y aunque las ventajas de viajar por tierras cálidas trae jugosos frutos, llega el momento de tomar la ruta 190 hacia el sector de La Ventosa, en el Istmo de Tehuantepec, para comenzar a ascender a la Sierra Madre del Sur, específicamente a Oaxaca. El nombre de La Ventosa no es por casualidad, allí se encuentran cientos de turbinas eólicas por una buena razón: el viento lateral es poderosisimo, pero tuvimos suerte al pasar, ya que no sufrimos ninguna caída, como a muchos ciclistas les ha pasado.

Sylvain luchando con Eolos. La Ventosa, Oaxaca.

Sylvain luchando con Eolos. La Ventosa, Oaxaca.

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Presa Benito Juárez, Oaxaca.

El primer día del ascenso coincide con la bienvenida a la 4ta decada de Sylvain. Sin tiempo y lugar para celebrar, optamos por comprar algunos dulces para aminorar una posible crisis de la edad mediana y nos entregamos con toda nuestra energía a la jornada.

Entrando a la Sierra los días comienzan a hacerse más frescos. En todo nuestro ascenso a la ciudad de Oaxaca, solo un día tuvimos tormenta. El paisaje cambia con apariciones de bosques y plantaciones de agave, nada de raro para un estado reconocido por su mezcal. Este destilado no fue de nuestro gusto y en palabras de Sylvain «el mezcal sabe a cenizas destiladas de asado», sin ofender a los fans..

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Devoción al estilo mexicano.

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Camisa mojada, prenda perfecta para combatir el calor.

Colinas de Agave, en ruta 190. Oaxaca.

Colinas de Agave, en ruta 190. Oaxaca.

Con respecto a los terrenos para acampar, encontrar un lugar lo largo de la ruta 190 se hace más sencillo, ya que hay menos cercos. En general los campesinos son amistosos o simplemente no les importa que traspases su propiedad, sobre todo si es para dormir o detenerse para comer. Prueba de esto fue cuando tuvimos que acampar a un costado de un camino a una casa porque esa tarde nos pillo la tormenta. Cuando ya teníamos la carpa instalada con nosotros adentro, pasa una camioneta con una familia por el camino (obvio que dejamos espacio para el transito, ¡tan weones no somos!). Al detenerse pensamos que nos iban a echar en plena lluvia, por el contrario, nos saludaron y que dijeron no había ningún problema. ¡Alivio instantáneo!

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Vista post-ascenso: siempre una recompensa.

Tortillera en plena faena. Oaxaca.

Tortillera en plena faena, Oaxaca. Si México tuviera una escudo alternativo seria una tortilla de maíz.

Al día siguiente llegamos a Oaxaca (1200 m.s.n.m.), ciudad donde pasamos un poco más de una semana en el departamento de Sol, miembro de WS, que nos dejo al cuidado de su hogar ya que ella se encontraba viajando por Cuba por esos días. A pesar de que nunca la conocimos, nos sentimos muy agradecidos de estar conectados con una persona que deposito tanta confianza en nosotros.

Oaxaca es una ciudad muy bonita, de arquitectura colonial. El acento que pude notar fue en la producción textil indígena, que se nota en los múltiples mercados del centro.

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Templo de Santo Domingo, Oaxaca.

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Calle céntrica de adoquines, Oaxaca.

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Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.

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Pasillo de un mercado oaxaqueño. Casi de todo a la venta: de articulos de cumpleaños a especias

Además de ser un estado multicultural, ha tenido una activa vida política desde hace varias décadas y encontrarse con una marcha o bloqueo de carreteras y áreas publicas es normal. Para nosotros no fue la excepción, ya que nuestra estadía coincidió con la extendida huelga de maestros opuestos a la reforma educativa, quienes tomaron la plaza y sus calles aledañas como modo de protesta.

Como ciudad capital de estado, también aprovechamos de cambiar finalmente el eje motor de mi bici que llevaba crujiendo desde Colombia (en Nicaragua lo buscamos sin éxito), pero finalmente en Oaxaca encontramos el modelo necesario a un precio decente: 200 pesos, nada de mal pensando que en tierras nicaragüenses nos querían vender uno marca chancho a 10 dólares. A la lista de compras le sumamos una cámara fotográfica nueva y una tarjeta SIM (compañía Telcel) para el teléfono, que facilitaría la comunicación con nuestros anfitriones mexicanos y el acceso al pronóstico del tiempo. Destaco que la tarjeta vale solo 50 pesos y por 100 pesos más tienes telefonía ilimitada e Internet para todo un mes. Primera vez que invertimos en una tarjeta SIM y les digo que vale la pena si planean quedarse al menos más de dos meses en México.

Además mandamos a confeccionar finalmente dos gorros legionarios para protegernos del Sol y termine de escribir sobre el cruce del Darién, que creo que fue para mejor esperar a que mi ira decantará antes de explicar lo que nos paso.

Con todo esto realizado, nuestra estadía en Oaxaca dio paso a otros rumbos cercanos de la ciudad de México, específicamente a Metepec, trayecto que nos tomaría 8 días en concluir.

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Encuentros cercanos: Pedro, cicloturista de Guadalajara https://www.facebook.com/GodinAlManubrio

En esta parte del viaje, el clima comienza a mejorar bastante en relación al sur de México: tuvimos algunas tormentas entrada la tarde durante los tres primeros días y luego casi nada hasta Ixtapán de la Sal, Estado de México. Mayormente tuvimos suerte evitando quedar muy mojados poniendo la carpa a tiempo o refugiándonos bajo un techo. Fue buena idea tener internet en el teléfono, el acceso al pronostico climático fue crucial.

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Un ejemplo de berma.

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Ex- Convento de Santo Domingo de Yanhuitlán. Ruta 190, Estado de Oaxaca.

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Un antiguo camino nos brinda el espacio para refugiarnos de la tormenta que viene.

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Y así como hay berma, también se va.

Las dificultades de esta parte del viaje fueron casi las mismas que entre La Ventosa y Oaxaca: caminos con relieves y casi nada de berma, aunque el trafico fue suave y con moderación por parte de los conductores, brindándonos siempre algo espacio.

En general los paisajes iban desde medianamente montañosos a valles semi-áridos. Escenas bonitas y poblados esporádicos, con algunas algunos puntos más destacados como en algún lugar del estado de Puebla, donde pasamos por una zona con cactus gigantes (si no me equivoco de la especie Pachycereus weberi).

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IMPRESIONANTE.

Al irnos acercando al estado de México, vamos tomando caminos rurales de menor trafico para alcanzar áreas montañosas más vacías. Esta decisión de itinerario fue genial, pedalear por aquí fue muy agradable aunque bastante deportivo.

Zapata siempre cuidandonos.

México es Zapata.

Cerca de Jonacatepec, Morelos.

Cerca de Jonacatepec, Morelos.

Algo que llamo nuestra atención en este trayecto fue una zona, en la Ruta 95, cerca de las Grutas de Cacahuamilpa, en la que un ricachón (sin pudor de mostrar su riqueza) construyo varias edificaciones con aspecto de castillo, con un incluso un avión privado. Además de construcciones, esa noche nos topamos con unas viejas conocidas: vinchucas, buen motivo para revisar si la carpa quedo bien cerrada durante la noche. Aunque esto fue una preocupación, fue solo por ese día ya que nos los volvimos a ver en todo México.

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No era un espejismo, ¡si tenia un avión!

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En la ruta 55, Guerrero, hacia las Grutas de Cacahuamilpa.

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Sigilosa pero (posiblemente) peligrosa.

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Por acá no esperaron a que la muni se rajara con ciclovias. Ruta 55.

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No se deje engañar, eso es orgullosamente sudor. Cerca de El Mogote, Sierra Madre del Sur, Guerrero.

En general, desde que salimos de Oaxaca, acampar paso de ser fácil a complicado a medida que nos íbamos acercando al centro de México, conformado por el Distrito Federal y los estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala. Al aumentar la dificultad para encontrar un sitio para acampar, entramos a áreas cercadas e incluso nos arreglamos para dormir en una vivienda abandonada, la noche anterior a nuestra llegada a Metepec (2620 m.s.n.m.), donde nos esperaba nuestro anfitrión, Guillermo y familia. De vez en cuando es bueno llegar a un hogar.

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El maíz, símbolo de las fértiles tierras del centro de México. La planicia indica que queda poco para Metepec.

Recorrido descrito en este articulo.

Recorrido descrito en este articulo (del 30 de abril al 4 de Junio,2016, incluyendo los dias de descanso).