Tanto Sylvain como yo, pasamos muchos años de nuestras vidas como personas con sobrepeso y esto no fue un impedimento para volcarse al pedaleo de tiempo completo. Claro que al principio duele todo y uno se agota en cada cuesta, pero poco a poco el viaje en si ayuda a sopesar el esfuerzo y los kilos extras desaparecen, tanto así que en el lapso de un año baje 20 kilos, sobre todo en el tramo Colombia-México. Si no hay fecha de regreso, entonces no es necesario entrenar: si se tiene el tiempo, la velocidad no necesita ser prioridad.

Eso sí, yo recomiendo hacerse un chequeo completo, porque no es lo mismo viajar y tener una enfermedad crónica a no tenerla. Siempre hay que considerar que, aunque la vida es una sola, también se tiene que vivir con calidad.

Destaco en este punto que una de mis primeras reflexiones con el viaje en Patagonia -verano 2015- fue que a pesar de tener un cuerpo pesado y batallar años de mi vida con una percepción negativa de mi cuerpo, es reconfortante darse cuenta de que el cuerpo es una herramienta y no un ornamento. Una revelación que deberíamos aprender desde niños.

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