Archivo: 29 de diciembre de 2015

De Lima a Huánuco: de vuelta a la cordillera.

Planificamos la salida de Lima a través de la ciclovía de la avenida Universitaria. Su extensión en papel impresiona, pero en la practica ésta se encuentra en pésimo estado, aunque a la fuerza si se puede transitar (nunca tan dramático!).

De vuelta a la Panamericana, desde la salida norte de Lima a Barranca, la cantidad de trafico se mantiene hasta el cruce con la ruta 14, camino con dirección hacia Huaráz, “filtrando” la mayoría de los camiones y buses que vienen desde el sur.

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Ruinas de Paramonga, al norte de Barranca.

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Un poco de vida silvestre cerca de la Panamericana.

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El paraíso si existe en la Tierra, y está en Perú.

Además de haber menos vehículos en circulación, los paisajes costeros se repiten hasta Casma, nuestro último paraje aledaño al océano Pacífico. En particular, el tramo entre Huacho y Barranca se nos hace muy complicado para acampar, tanto así que acudimos al recurso de esperar hasta que se oscurezca y acampar en un terreno privado. Por supuesto, como es de esperar en este tipo de situaciones, al día siguiente antes del amanecer, aparece el guardia, quien necesita asegurarse que no somos peligrosos: una conversación sencilla nos da unos minutos más para empacar y largarnos de allí.

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Uno de los pocos lugares aledaños a la Panamericana donde no sentimos que estábamos invadiendo propiedades.

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Con una ruta de lujo, pero sin mucho para distraer la vista.

Desde Casma comienza el ascenso hacia la cordillera Negra por la ruta 14A. El clima y las condiciones topográficas hace de este tramo el llamado “pueblo sin fin”: plantaciones de mangos, plátanos, manzanas, etc, y con estas casa tras casa, mototaxis y perros. La palabra desafío encaja perfecto a la hora de encontrar un lugar para acampar entre todo esto.

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El inicio del «pueblo sin fin». Camino hacia Huaráz, ruta 14A.

En el tramo sufro un pequeño accidente en Rurarsharsh: un resbalón en un badén baboso, producido por la escasa agua que corría por allí. Del porrazo quedo muy adolorida, sobre todo porque recibí toda la caída en mi codo izquierdo. Pero más que el cuerpo es el espíritu que sufre por dos motivos: primero porque pude evitarlo y segundo porque, a pesar de que había mucha gente viéndonos transitar en ese minuto por el camino, nadie se acerco a ayudarme o a preguntar. NADIE. Con esto no trato de resaltar la importancia de mi persona, sino la falta de empatia de la gente que vive por estos lados, pero si la idiota insistencia de gritar cosas al vernos pasar, siempre a nuestras espaldas por supuesto. El peor grito de todos se reduce al simple “¡GRINGOOO!”, el cual podría parecer simpático hasta folclórico para muchos, ya que la mayoría de las persona que gritaba esto eran quechuas. Claro, una vez a la mil puede parecer tolerable, pero imagínense en esta situación durante 4 días seguidos, donde cada pueblo de no mas de 300 habitantes y que 2/3 de la comunidad te grita lo mismo y el resto se ríe, sin ofrecer nada amable a cambio, y por nuestra parte con el sudor en la frente, el ácido láctico en las piernas y la ira acumulada en la garganta, aguantando no decir nada inapropiado, ¿por qué?, porque ellos son campesinos indígenas y se merecen nuestro respeto… Da para pensar. Muchas veces respondimos: que no somos gringos, que es una falta de respeto, que vaya a aprender geografía… pero fue tan inútil como instalar un cenicero en una moto.

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La vista después de Chacchan, el pueblo que queremos olvidar.

Ese mismo día más tarde paso algo particular: “la gota que rebalsó el vaso” fue cuando conocimos a un agricultor quechua que circulaba en su bicicleta. Claramente nos llamo la atención y conversamos con el durante la subida. Luego de que mencionó donde vivía y que ya había dejado acampar a un ciclista en su patio años atrás, le pregunte si nos daba espacio para dormir esa noche, ya que en el valle los espacios mas o menos planos ya estaban habitados. El accedió muy amablemente y seguimos conversando en la subida. Todo indicaba que dentro de todo, había gente generosa en el camino. Lo que no esperábamos es que al llegar a su pueblo, Chacchan, seriamos algo así como el “circo”, la atracción principal del mes, y que además de no contar con el patio que nos prometió (aquí quizás tuvimos un problema de idioma), unos de los guardias del pueblo se encontraba ya en evidente estado etílico y se nos pegó como lapa con su balbuceo. Y pensar que estábamos tan cerca de tener un lindo recuerdo de la gente de la sierra Peruana. Ya eran casi las 7pm y luego de varios minutos en pensar que haríamos, rodeados de personas mirando todos nuestros movimientos, decidimos bajar un kilómetro, siempre con el coro ignorante de fondo “¡gringooo, gringooo!” hasta una parte apropiada para acampar, suficientemente escondida de los pobladores. El anochecer ayudo a que nuestra carpa pasara más piola y que el mal rato se disipara.

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¡Arranca, Luz, que aun se escuchan los gritos!

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Este camino es muy lindo, pero hay partes donde no dan ganas de mirar.

Al día siguiente la subida sigue y los gritos se mantienen. Esta vez optamos por lo más sencillo: ignorar, ponernos los audífonos y dejar que la música callará los comentarios que no necesitábamos. Al fin y al cabo la educación de un pueblo, por fortuna, no es tarea nuestra.

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Las nubes van bajando cerca del Paso Callán.

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Pero seguimos subiendo.

En la subida conocemos a un ciclista de ruta mexicano, Eduardo, quien nos da un poco de orientación con respecto a la distancia del paso Callán, a 4204 m.s.n.m. El apuro surge porque creemos que lloverá, pronóstico que se cumple justo cuando comenzamos a almorzar. Con la comida mojada, nos apuramos en engullir y terminar los últimos 3 kilómetros de la subida. En la cumbre las nubes se mueven y la lluvia se detiene, la primera vista a la Cordillera Blanca es mejor de lo que esperábamos. Se puede ver la ciudad de Huaráz, donde nos hospedamos con la familia de Fredy. Lo que entonces parecía molesto, ahora es cómico, ya que la madre de nuestro anfitrión, es quechua y trata a Sylvain de gringo, como si nada. ¡Pff! Pero como no queremos cometer un impasse, no decimos nada y dejamos pasar esto a cambio de la hospitalidad.

YAY!

YAY!

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A pesar de la lluvia, juntos y satisfechos de cumplir la misión del día.

Cordillera Negra a la izquierda, cordillera Blanca a la derecha.

Cordillera Negra a la izquierda, cordillera Blanca a la derecha.

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Vista de la ciudad de Huaráz, a mi parecer la ciudad más bonita que vimos en Perú.

El 21 de noviembre seguimos el camino, en dirección a Huánuco por la ruta 3N, una de las principales de Perú. Tenemos dos días nublados hasta que llega la coronación lluviosa en la subida al paso Yanashalla, a 4720 m.s.n.m. Este podría parecer impresionante por su altura, pero debo decir que la pendiente del camino pareciera que esta hecha especialmente para camiones, así que el esfuerzo es progresivo. Claro esta, cuando la lluvia y el viento llegó en los últimos kilómetros, ¡otra cosa es con guitarra!.

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Los nevados de la Ruta de Pastoruri, Cordillera Blanca.

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En la Ruta 3N, entre Huaráz y Conococha.

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Una ultima bajada antes de volver a subir.

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Y asi comenzó el ascenso a los 4720 m.s.n.m.

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Y asi terminó. No puedo decir que la vista era espectacular, pero al menos no quedamos tan empapados con la lluvia.

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Vista hacia el noreste del Paso Yanashallá.

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El esfuerzo del ascenso y aguantar el frío no significa que lo pasemos siempre mal.

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Gaviota andina.

Gaviota andina.

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Vista del valle del rio Vizcarra.

En la bajada el asfalto comienza a perder su calidad al cruzar Huallanca hasta prácticamente Huánuco. Tramos sin asfaltar, innumerables baches e intentos fallidos de parches hacen de esta parte del camino algo inesperable, ya que en el mapa se indica que está asfaltada y como ruta principal se espera algo de mejor calidad y seguridad.

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Un ejemplo del estado de la ruta 3N entre Huallanca y Huánuco. De repente olvidábamos que esta es una ruta principal.

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Sylvain «MacGyver» Alleg en acción.

Todo esto le pasa la cuenta a mi parrilla frontal, que al ser de aluminio finalmente se rompe en una unión. Luego de dos horas de un improvisado arreglo, Sylvain “MacGyver” Alleg logra arreglar mi parrilla, para que al menos aguante hasta Huánuco, donde nos recibe Midori y su familia, quienes tienen una panadería/pastelería, la perdición para todo amante de las masas. A los kilitos en nuestros cuerpos se suman los días de pausa, esperando que las lluvias pasen, hasta que nuestra estadía se extiende casi una semana. ¡Gracias a la familia Villanueva Guerrero por su paciencia y cariño!

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Sylvain bajando a Huánuco…

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Luz no se queda atrás.

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🙂

¿En serio?

¿En serio?

Con Midori, afuera de la panaderia familiar.

El dia de nuestra partida hacia el Amazonas peruano con Midori, afuera de la panadería familiar.


De Arequipa a la capital, Lima.

Como es de esperable el camino desde Arequipa hacia el mar va en descenso, en su mayoría. La parte que va de ruta 30A hasta el cruce con la Panamericana (ruta 1S) es escarpado y nos topamos con varios ciclistas que aprovechan el sitio para entrenar. Hay bastante trafico de buses, pero la berma, aunque estrecha, permite una circulación fluida.

Saliendo de Arequipa por la ruta 30A.

Saliendo de Arequipa por la ruta 30A.

En la Panamericana.

Primeras vistas de la Panamericana.

Unos cuantos kilómetros antes de Camaná las nubes se presentan hasta formar una densa neblina en la tarde que nos obliga a protegernos del agua que se deja caer. La niebla es tan densa que no se ve el camino a 40 metros. A la mañana siguiente el panorama sigue igual hasta que descendemos a la costa, donde el cielo se despeja bastante.

La neblina costera se aproxima.

La neblina costera se aproxima.

Y con esa neblina un poco se vegetacion silvestre se aprecia entre las dunas.

Y con esa neblina un poco de vegetación silvestre se aprecia entre las dunas.

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La niebla mañanera.

Entrando a la panamericana y la sensación de incertidumbre se nota, a pesar de que tomamos la decisión de viajar por acá con bastante cautela y conocimiento. Entonces ¿por qué seguimos pensando con duda sobre esta opción? Tomamos el camino mas transitado del Perú a cambio de estabilidad climática (en la medida de la posible) que entrega el estar al lado del mar, dejando de lado los bellos paisajes de la Sierra Peruana, de los cuales casi todos los ciclistas que hemos conocido nos habían contado, sin dejar de lado el hecho que estos caminos son muy difíciles. Pero en fin, a veces es necesario avanzar con vistas repetidas pero con un poco de seguridad (repito, en la medida de lo posible), a tener quizás la posibilidad de apreciar bellos paisajes tapados por nubes y/o lluvias, que oscurecen todo, incluso el espíritu del cicloturista mas aguerrido.

"Hola! Soy el asfalto de la Panamericana. Te daré estabilidad en tus movimientos, pero no te aseguro que estaré limpia" Con este clavito nos recibe Camaná, primera ciudad en nuestro trayecto costero.

«Hola! Soy el asfalto de la Panamericana. Te daré estabilidad en tus movimientos, pero no te aseguro que estaré limpia».  Con este clavito nos recibe Camaná, primera ciudad en nuestro trayecto costero.

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A las afueras de Camaná comenzamos a ver las ventajas de la mezcla del cálido y más estable clima que entrega el mar, y los ríos que cruzan el camino.

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En el camino desde Camaná a Lima, este tipo de vista se repite varias veces: entre sustratos arenosos y rocoso, un río se abre paso formando una quebrada donde el verde predomina.

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Y de nuevo…

Nuevamente...

Y de nuevo…

La decisión sigue en pie y solo nos queda avanzar hacia el norte con el mar a nuestro lado, aguantando los incesantes bocinazos de vehículos que insisten en meter ruido, cuando hay suficiente espacio para todos. En realidad nunca supimos si los bocinazos eran para saludar o para avisar que nos moviéramos. Sin embargo, esta acción sencilla pero molesta se vuelve muy común en la panamericana, así como en muchas ciudades que hemos visitado en Perú. Camiones, autos y buses lo hacen. Parece que en vez de disminuir la velocidad, los chóferes prefieren tocar la bocina. Y en la ciudad, incluso la usan para llamar tu atención por si necesitas un taxi o lo que sea. Definitivamente, algo que no extrañare cuando me vaya del país.

Y fuera de la monotomia, podemos ver a una familia de delfines.

Y fuera de la monotonía, podemos ver las aletas dorsales de una familia de delfines.

El infaltable faro.

¿Que sería de un viaje por la costa sin ver un faro?.

Después de un par de días descansando en Chala, seguimos el rumbo y conocimos cerca del sur de Nazca a Jamie, un viajero escoces que se traslada corriendo desde Canadá con destino a Buenos Aires. Luego de hablar por varios minutos nos despedimos. Conocerlo rompió la ansiedad que hace días me aquejaba -incluso llegue a pensar en volver a Chile- y me entrega motivación para seguir.

Praderas verdes, un microclima en el norte de Chala.

Praderas verdes, un microclima en el norte de Chala.

Con Jamie, el "Forrest Gump" escoces.

Con Jamie, el «Forrest Gump» escoces.

Arenamiento total: otro proceso muy tipico de viajar por la Panamericana peruana.

Arenamiento total: otro proceso típico de viajar por la Panamericana peruana.

En la foto no se nota, pero ese auto que esta en la pista es parte de una carrera de autos que presenciamos antes de Nazca. Si! Una carrera de autos autorizada en plena Panamericana.

En la foto no se nota, pero ese auto que esta en la pista es parte de una carrera de autos que presenciamos antes de Nazca. Si! Una carrera de autos autorizada en plena Panamericana!

En Nazca nos detenemos por un día para dejar descansar mi sistema digestivo. Los casos de diarrea para ambos se hacen cada vez mas comunes en Perú, pero nada que un buen reposo y una dieta vigilada no puedan resolver. Días después en Lima me dare cuenta que esto no es suficiente…

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A falta de viaje en avioneta, buena es la foto con el letrero.

Y asi, piolita al norte de las lineas de Nazca, se pueden ver Geoglifos de Palpa. Definitivamente, Peru es el pais para estudiar arqueologia.

Y asi, piolita al norte de las lineas de Nazca, se pueden ver los Geoglifos de Palpa. Definitivamente, Perú es el país para estudiar arqueología.

Afiches de Corridas de Toros. Me entero de esta forma que acá es legal la tauromaquia.

Como en otros paises de Latinoamérica, la tauromaquia también se permite en Perú.

Los rumores son ciertos. Michelin y yo hicimos la misma dieta.

Parece que Michelin hizo la misma dieta que yo.

Los dias avanzan y nosotros también, y el 21 de octubre llegamos a Ica, capital del departamento con el mismo nombre. Su clima es seco y cálido, haciéndolo propicio para el cultivo de la vid, y es en las cercanías de esta ciudad donde se fabrican los mejores piscos de Perú, según los locales.

Es también en Ica donde nos recibe Berly, quien nos hospeda durante 3 noches en su casa en el distrito de Parcona, en una zona residencial tranquila y alejada del trafico, es decir, sin bocinazos constantes. Uff!

Con Berly en Ica.

Con Berly en Ica.

Después de este descanso seguimos por la panamericana camino a Lima. Debo destacar que el tramo entre Ica y Lima es muy poblado y con muchos cultivos, por lo que acampar se hace bastante difícil. Pero la alta presencia de plantaciones tiene un punto de vista muy bueno: los precios de las frutas de la zona son bajos, sobre todo de los plátanos y pepinos dulces (pepinillos les dicen acá). Estos últimos son difíciles de encontrar en mi ciudad, así que aprovecho varias oportunidades para comerlos.

Como decía antes, encontrar un lugar para acampar es TAN difícil que el día antes de llegar a Mala no nos queda otra que instalarnos al lado de una antena de celular, cuya alarma se activo a las 3 AM, muy probablemente por los jotes que se posaban sobre ella.

Con el descanso interrumpido, partimos bien temprano la mañana siguiente a Mala. Hacemos el esfuerzo de pedalear 80 km ese día para evitar volver a acampar en tan malas condiciones, y esperando que nuestra anfitriona, Lula, no se moleste porque llegaremos un día antes a su casa. Resulta que ella nos recibe sin ningún problema, y pasamos 4 noches en su alojamiento. Si, leyeron bien. Lula da hospedaje gratis por medio de Warmshowers a ciclistas, pero su negocio es un alojamiento. Es por ello que quiero destacar lo solidaria que es Lula con los cicloturistas. Nos trato como reyes, hasta nos prepara unos piscos sour que le hacen justicia al origen de este destilado.

Con Lula en Mala.

Con Lula en Mala.

Para nuestra sorpresa, también ella nos consigue un alojamiento al sur de Lima, con unos hermanos ciclistas llamados Roxi y Eduardo Vasquez en Surco, quienes el 30 de octubre nos reciben con los brazos abiertos y con deliciosas comidas, así como interesantes conversaciones en torno al tema ciclístico.

Roxi trabaja para la municipalidad de Lima con la organización CICLOLIMA, que abre espacios para el transporte no motorizado en esta ciudad.

También en su casa conocemos a Moisés, otro ciclista limeño, fundador de la comunidad Peru Riders”, que organiza viajes en bici a diferentes parte del país, varios de los cuales han hecho junto a Roxi y Eduardo.

Luego de una tranquila noche de sueño, a la mañana siguiente y gracias a la orientación de Roxi, Eduardo y Moisés, nos dirigimos a Pueblo Libre, donde nos espera Francisco. Recorremos parte de la costanera y apreciamos la presencia de ciclovias en la ciudad.

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De izquierda a derecha: Roxi, Luz, Sylvain, Eduardo y Moisés, en la costanera de Lima. Créditos para Moisés por la foto.

Ya donde Francisco, un cientista político/ instructor de yoga y ciclista, conversamos sobre muchas temas de actualidad y personales, y aprovechamos la ubicación para comprar repuestos de bici en la calle Emancipación, donde existe una amplia oferta de partes de bicicleta.

Quiero destacar a Francisco, porque a pesar de tener poco espacio para hospedarnos, aun así nos dijo que si a quedarnos con él. Eternamente agradecidos de ti, Fran!

Con Francisco afuera de su hogar.

Con Francisco afuera de su hogar.

Nuevamente nos movemos de lugar («en la variedad está el gusto»). El lunes 2 de noviembre nos vamos al departamento de Mathilde en Magdalena del Mar. Ella es una estudiante de intercambio, originaria de la Isla Reunión (departamento de ultramar francés al lado de Madagascar). Este lugar había sido visitado por Sylvain ya dos veces cuando estaba en sus veintes. Es por esto que estaba muy interesado en conocer a Mathilde, ademas del hecho de que podrían hablar en francés sin problemas (Sylvain ya llevaba casi un mes sin hablar su lengua materna).

Con Mathilde en su departamento.

Con Mathilde en su departamento. ¿Quien diría que un día podría estar sentada en la misma mesa compartiendo con una reunionés y un parisino en Lima? 🙂

La estadía con Mathilde y sus compañeras de piso españolas (Clara y Iciar) sale como esperábamos. Mathilde es muy inteligente, curiosa y nos hace sentir como en casa desde el principio. También nos dejo quedarnos un día mas de lo esperado porque, como les mencione en unos párrafos antes, mis problemas estomacales volvieron, a pesar del descanso y la dieta. Tanto así que fui al hospital de la Solidaridad para que el medico de turno que hiciera algun examen. Bueno, resulto que la medica gastroenteróloga no me quiso hacer ningún examen, a pesar de que levaba 4 días con diarrea y malestar, porque no tenia fiebre. Me recetó un montón de cosas solo para consolidar el estado de la caca (!), y solo antibióticos si tenia fiebre. Al final no le hice caso, y seguí el consejo de mi prima Ana, que también es Medico con especialidad en infectologia, pero en Buenos Aires. Me tome el medicamento Ciprofloxacina de 500 mg cada 12 horas por 5 días y me mejoré! La médica peruana me dio a entender que me había hecho mal la comida por los aliños (!), pero creo que no es posible hacer un diagnostico verdadero si no se tiene un examen adecuado. En resumen, gastamos 2 lucas y una espera de 3 horas para una atención de 5 minutos y un examen que nunca se realizo, para terminar siguiendo las recomendaciones de una médica que ni siquiera me vio y que esta a miles de kilómetros de distancia.

En general, nuestra estadía en Lima fue bien provechosa, conocimos gente espectacular, y hicimos todos lo tramites que teníamos pendientes para hacer en una capital.

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Atardecer en la nublada Lima.

Y así se pasaron volando mas de 1000 kilómetros desde Arequipa. Cumbia y fuera.


De La Paz hasta Arequipa, Perú.

¡Nos vamos de La Paz! 12 días fueron suficiente para nuestra estadía allí. Y salimos de la ciudad en compañía de los franchutes en tandems; otras dos parejas que como nosotros también sellaron su vinculo de amor con un viaje a punta de pedal.

Para llegar a El Alto es necesario salir por la autopista y para nuestra fortuna, el 20 de septiembre hubieron elecciones del departamento, por lo que había menos trafico del usual para un día domingo. Así que con las pistas con trafico de ciclistas, skaters y algunos corredores (“runners” para los siuticos) llegamos al mediodía a El Alto, donde los seis tuvimos nuestro ultimo almuerzo juntos y nos despedimos, ya que los chicos partían hacia el sur, a recorrer la ruta que hicimos por el altiplano Chileno.

Un momento de descanso. Subir la autopista de La Paz a El Alto puede que no sea tan dificil como otras rutas, pero despues de varios dias de descanso el cuerpo pide un relax.

Un momento de descanso. Subir la autopista de La Paz a El Alto puede que no sea tan difícil como otras rutas, pero después de varios días de descanso el cuerpo pide un relax.

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De izquierda a derecha: Alexine, Bastien, Sylvain, Laetitia, David y Luz, disfrutando de los últimos momentos juntos antes de separar nuestros caminos.

Ya en la Ruta 2 el camino se diversifica en varias direcciones, dada la variedad de destinos turísticos alrededor del Titicaca. Pero en Huarina tomamos la ruta 16. En Achacachi probamos algo que muchos ciclistas nos habían comentado, dormir en un alojamiento (de 10 a 15 bolivianos por persona), ¿qué tan malo podría ser? Tomamos la pieza y fue una pésima inversión de dinero: era un basural, no tenia donde enchufar nada y el baño era una mierda -casi literal- ya que no se podía tirar la cadena. En resumen, pagamos solo por tener techo y un poco de agua (no potable), pero incluso para ser tan barato no lo valía.

Una postal no tipica. Un hombre ebrio por el alcohol medicinal (lo vi tomar un par de sorbos en frente a mi) molesta a Sylvain en lo que creemos es quechua. Lamentablemente, el consumo de este tipo de alcohol en Bolivia parece ser más comun de lo que parece.

Una postal no tipica en Achacachi. Un hombre ebrio por el alcohol medicinal (lo vi tomar un par de sorbos en frente a mi) molesta a Sylvain en lo que creemos es quechua.Lamentablemente, el consumo de este tipo de alcohol en Bolivia parece ser más común de lo que parece.

Al día siguiente, el viento soplaba con fuerza y ante el escaso espacio para acampar cerca de Carabuco, comenzó la búsqueda por un lugar. Finalmente, conocimos a un abogado, que resulto ser un fiscal con influencias en los lugareños, consiguiendo un salón en una radio local donde dormimos bastante bien.

¿Che Guevara? ¿Que te pasó?

¿Ernesto, qué te pasó?

Una cancha de pasto sintetico resalta en medio del verde natural.

Una cancha de pasto sintetico resalta en medio del verde natural.

Camino a Puerto Acosta comienzan aparecen plantaciones de Pino y Eucalyptus, no precisamente algo que se espera ver por estos lados. Aun asi la ruta por el lado norte del Titicaca es poco congestionada, por lo que apreciar el paisaje humano y natural es bastante mas agradable que por el lado sur, zona de turismo y toda la fauna de mochileros. Consideren que por ese lado se encuentra Copacabana, Tiwanaku y el puesto de control de migración hacia el Perú.

Un gobierno no deberia ser representado solo por su presidente.

¿Culto de personalidad o simple promoción?

No, no se entusiasmen. Los lugareños no nos estan dando la bienvenido, solo estan ensayando :(

No, no se entusiasmen, los lugareños no nos estan dando la bienvenida, solo estan ensayando 🙁

Vamos que se puede! Nada nos detendrá!...

Vamos que se puede! Nada nos detendrá!…

Una granizada nos pilla en el camino. Solo queda esperar.

…pero si una granizada. Solo queda esperar.

Titicaca con un cielo totalmente despejado.

Titicaca con un cielo totalmente despejado.

¿Posible erosion del suelo por la tala de monocultivos de Eucalytus?

¿Posible erosión del suelo por la tala de monocultivos de Eucalytus?

Después de Puerto Acosta, y luego de obtener el timbre de salida de Bolivia, entramos por un camino de ripio que nos lleva hasta Perú. Sorprendentemente por este lado no hay puesto de control de migración, y el tramite de obtención del timbre de entrada al Perú se hace en Puno. Se tienen 5 días desde la fecha de salida de Bolivia para obtenerlo o se paga multa. Ni idea cuanto es y como no quisimos averiguarlos empíricamente.

Bueno, volviendo al tema del camino. En Puerto Acosta hacia el oeste comienza el ripio y hay 3 caminos para llegar a Perú. Nosotros tomamos el que esta mas cerca del lago, para así tener mejor vista. Los policías nos dijeron que era difícil pero como somos porfiados nos fuimos por ahí igual. El camino resulto ser al principio bastante inclinado y rocoso, por lo que tuvimos que empujar las bicis al menos 1 km. Luego se transformo en una pendiente aunque con el ripio más compacto, y ya terminada la cuesta se puede ver de nuevo el lago. En toda esta área solo vimos pasar una moto en todo el día, eso indica la dificultad del tramo. Es agradable después de varios días poder apreciar el lago sin escuchar ruidos de fondo, salvo las aves, uno que otro ladrido de perro y algunos niños que nos gritan “gringooo!” o “jelouuu!”.

 

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«Yo no queria posar, pero ya que insistes».

El inicio del camino hacia Peru desde Puerto Acosta. ¿Facil? te invito a hacerlo.

El inicio del camino hacia Perú desde Puerto Acosta. ¿Fácil? te invito a hacerlo.

A los pocos kilómetros divisamos un monolito que indica que llegamos a Perú. Si no fuera por eso no nos dariamos ni cuenta.

Entramos a Peru. A la izquierda de la imagen un monolito que lo prueba. A nuestras espaldas: el lago Titicaca.

Entramos a Peru. A la izquierda de la imagen un monolito que lo prueba. A nuestras espaldas: el lago Titicaca.

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El camino es duro, pero bello y silencioso.

El ripio continua hasta Tilali y luego el paisaje del camino es bastante monótono, pero no menos interesante: se ve el lago, plantaciones diversas, y algunos pueblos con muros tapados en propaganda política para las presidenciales 2017 del Perú.

De vuelta de nuevo al asfato, en Tilali, Perú.

De vuelta de nuevo al asfato, en Tilali, Perú.

¿?

¿?

Pasando Huancané el trafico aumenta y con ello el ruido. Aparecen por primera vez en nuestro viaje los mototaxis: vehículos únicos y con chóferes despreciables en general, muy comunes en Perú, que son conducidos por seres humanos que sus parecen haber reprobado el examen de conducir; usan la bocina para todo y no disminuyen la velocidad si te ven. Si escucha una bocina que no para de sonar en Perú, muy probablemente es un mototaxi.

Camino a Juliaca nos sorprende una tormenta eléctrica con granizo y lluvia. Por fortuna alcanzamos a refugiarnos en una estación de servicio o, como le dicen acá, grifo. Cuando baja la intensidad seguimos el viaje, ya que en Juliaca nos espera Geovanni, dueño de la casa de ciclistas de esa ciudad.

En esa ciudad llegamos un viernes tarde, por lo que no podemos hacer el tramite de migración al día siguiente. Descansamos el fin de semana y acudimos el día lunes a la oficina de migración en Puno. Allí, el hombre a cargo de dar el timbre de entrada a Perú, nos pregunta cuánto tiempo nos queremos quedar, a lo que yo respondo 6 meses (habíamos conocido a unos ciclistas que les dieron ese tiempo, así que lo intentamos). Luego pregunta el porqué necesitamos esa cantidad de tiempo. Le respondo que Sylvain quiere aprender español y que Chile es muy caro para tomar clases (no es talla!). El hombre asiente con la cabeza y pone los timbres en ambos pasaportes. 183 días de permiso para quedarse en Perú.

Volvemos a Juliaca muy felices con el resultado y al día siguientes nos vamos a Arequipa. Después de varios dias pensando que podríamos ir a Cuzco y permanecer en la montaña hasta el norte del Perú, creemos que como se acerca la temporada de lluvia, lo mejor es ir hacia Ecuador por la costa, exceptuando la ruta que va al norte de Trujillo, donde varios ciclistas y mochileros han sido asaltados a punta de pistola en el camino (tenemos fuentes).

Con Geovanni en Juliaca.

Con Geovanni en Juliaca, el dia de nuestra partida.

Para Arequipa usamos el camino de la 34A, donde circulan mayoritariamente buses y camiones. El camino es general no es difícil, salvo cerca de Laguna Lagunillas, donde hay mucho viento y pedalear después de las 4pm fue un suplicio.

Flamenco en la laguna Lagunillas.

Flamenco en la laguna Lagunillas.

Laguna Lagunillas vista desde el tope de la cuesta.

Laguna Lagunillas vista desde el tope de la cuesta.

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Esta es la familia Samo Mamane (falta el padre), quienes nos ofrecieron el patio de su casa para acampar en Crucero Alto. A esta familia quechua, le debemos una noche de descanso en nuestro camino.

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Cuando el camino comienza a bajar, se empieza a ver los nevados Chachani, Misti y Pichu Pichu. El tramo que va desde el peaje de la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca hasta Arequipa es 90% de descenso, así que hay que tener los frenos bien calibrados.

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Nublado y todo, igual disfrutando del paisaje.

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Mis amores.

Luego de varias semanas, vemos vicuñas nuevamente. Esta vez en Perú.

Luego de varias semanas, vemos vicuñas nuevamente. Esta vez en Perú.

Valles fertiles en el camino de descenso hacia Arequipa.

Valles fértiles en el camino de descenso hacia Arequipa.

Las cactaceas floreciendo.

Las cactáceas floreciendo.

Llegando a Arequipa. Ninguna novedad con estos letreros.

Llegando a Arequipa. Ninguna novedad con estos letreros.

El viernes 2 de octubre llegamos a Arequipa donde nos hospeda un nuevo miembro de WS. Solo mencionaré que su nombre empieza con M. Este hombre, aunque acepta amablemente a dejarnos dormir en su casa, no nos da la confianza que merecemos. La primera tarde que nos quedamos ahí no nos deja quedarnos solos en su casa, así que tenemos que salir con él al centro hasta las 9pm, a pesar de que estamos muy cansados. En la noche oímos ladrar a su perro mas de una hora, y no lo hace callar. Ok, suele pasar. A la mañana siguiente nos menciona que debe salir a jugar volleyball en la tarde, así que nos quedaremos solos en casa desde las 12pm hasta las 18hrs. Yo le pido si tiene llaves extras para poder hacer nuestros tramites sin que tengamos que dejarlo esperando en su casa, me dice que no hay más. Ok, mucha gente no hace copias de su casa. Lo que no contábamos es que cuando sale en la mañana a hacer sus cosas nos deja bajo llave en su casa. Muy molestos, empezamos a pensar que hacemos. No podemos ni siquiera escalar la reja para salir! Al menos hay internet y logramos hacer funcionar el teléfono de su casa, por lo que comenzamos a buscar una hostal para quedarnos ese mismo día, en cuanto podamos salir de esta “cárcel” donde el nos puso. Hacemos la reserva y esperamos que vuelva para irnos. Cuando llega le explico que nos vamos y que debe aprender a confiar, sobre todo si tenemos referencias siendo huéspedes o anfitriones. En resumen, creemos que como no es ciclista, no tiene NI IDEA de nuestro esfuerzo y necesidades.

Estamos en la hostal por dos noches y el lunes partimos donde otro anfitrión, esta vez de Couchsurfing: Pedro, quien nos recibe con la libertad que buscamos, aunque no conversamos mucho con él.

Llego mi turno de renovar el "look".

Llego mi turno de renovar el «look».

Ya con el cuerpo descansado y la mente un poco inquieta por partir, nos despedimos de Arequipa el jueves 8 de octubre. Hay que comprobar si la Panamericana es tan aburrida como dicen.


Desde Chungará hasta La Paz – De vuelta a Bolivia.

Después de haber pasado varios días con la incertidumbre de que podría llover en nuestro recorrido altiplanico chileno, llegamos al complejo fronterizo de Chungará en Chile totalmente secos. Allí buscamos el timbre de salida para el pasaporte, y también agua para poder cruzar a Bolivia esa misma tarde (nuevamente les recuerdo: el agua no siempre es potable en este país).

El agua la conseguimos en el reten de Chungará. Ahí conocimos al teniente Sepúlveda, un joven carabinero que nos dio un montón de comida (¡muchísima!), en forma de raciones de marcha y con quien conversamos un rato sobre la vida en general.

Después de esta charla partimos al control de aduana, donde debimos completar un formulario de descripción de nuestras pertenencias, concentrándonos principalmente en las bicis. Le pregunte al oficinista porque hacían esto, y me respondió que era reciente, para evitar el contrabando; entonces, con este formulario se debe volver a Chile, y lo mismo cuando uno entra y sale del país En resumen: complete el papel y cuídelo para entregarlo en la próxima aduana, o puede ser acusado de contrabando. De las consecuencias no sé más.

Yo explique nuestra situación al oficinista, de que no sabemos cuando volveríamos, y me dijo que tenemos que mandar una prorroga unos 10 días antes del vencimiento del documento, que son 6 meses (si mal no entendí).

-La información oficial se encuentra en este link.-

Volcan Sajama, en el parque nacional con el mismo nombre.

Volcán Sajama en Bolivia, en el parque nacional con el mismo nombre.

Por supuesto, en la aduana de Bolivia todo es mas sencillo, pero nuevamente nos dan solo 30 días de estadía, los cuales se pueden ampliar en las oficinas de migración que hay en cada capital departamental, si es que así lo quieren.

De vuelta a la ruta, en el tramo de Tambo Quemado hasta La Paz acampar puede ser un reto, debido a la continua presencia de pastores de llamas, alpacas y ovejas. El camino tiene berma pero prepárense para un trafico pesado, sobre todo de camiones. Y esos bocinazos continuos vienen de yapa también.

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La berma se hace a veces muy ancha…

... y a veces más angosta. Pero siempre está.

… y a veces más angosta. Pero siempre está.

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Primera vista del Rio Desaguadero.

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Cerca del río Desaguadero, se pueden ver los Chullpares, conjuntos arquitectónicos funerarios construidos por los señoríos Carangas entre 1200 d.C. y 1550 d.C. Representaban el culto a los muertos y ancestros. Los que nosotros vimos, estaban hechos de barro, pero también se construyeron en piedra.

Llegando a el cruce con Patacamaya, finaliza la ruta 4 y comenzamos el camino hacia La Paz por la ruta N° 1. Acá empieza lo que nosotros llamamos “el pueblo sin fin”, es decir, la presencia continua o permanente a lo largo de la ruta de casas y poblados, pero aunque nos toca el viento de frente o costado, afortunadamente no tenemos que permanecer mucho tiempo en esta ruta y al día siguiente nos acercamos a La Paz.

El pueblo sin fin...

«El pueblo sin fin»- típica vista desde la Ruta 1, entre Patacamaya y La Paz.

En la tarde del 9 de septiembre entramos a El Alto, municipio vecino de La Paz.

Welcome to the Jungle (El Alto).

Welcome to the Jungle (El Alto).

Como Sylvain ya había venido a El Alto, me advirtió que el trafico de esta ciudad era muy malo, y que los conductores no respetan las reglas, así que tuviera cuidado. Y con advertencias y todo no me salvé de tener un encontrón con un chófer de un trufi (van de pasajeros que domina el trafico en El Alto y La Paz) en una de las arterias principales: el trufi paro en la esquina dejando dos pasajeros, luego siguió y yo me metí por su derecha, donde paro nuevamente (a 5 metros de su anterior paradero) y me puso el vehículo encima, tocando el manubrio de mi bici. Pare, deje la cleta en el piso y con la adrenalina a full luego del susto procedí a dejarle una buena chuchá al frente de sus pasajeros. Si, puede que yo no haya estado conduciendo en el lugar más idóneo para un ciclista, pero créanme que para llegar a La Paz hay pocas vías y ya es hora de que exijamos respeto por medio de nuestra presencia, ya que yendo por la vereda perdemos la batalla contra los motorizados.

Luego de esta rabia que pase, entramos a la autopista que nos lleva directo a La Paz. Y esto fue super bueno para descargar un poco el enojo, porque el camino va 100% en bajada y se tiene una vista espectacular de la ciudad.

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Vista panorámica de La Paz. A la Izquierda se aprecia el teleférico, orgullo de la ciudad. Al centro: la cordillera Real.

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Bajando por la autopista hacia La Paz, con el nevado Illimani atrás.

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Yendo por la autopista, la alta presencia de Eucaliptus nos recuerda a la region del Bio Bio.

Llegar a casa de ciclistas en La Paz fue un alivio por dos razones: primero porque tendríamos un lugar donde descansar y tomar una ducha caliente, y segundo porque al fin conocería la famosa casa, de la cual Sylvain me había estado hablando desde que nos conocimos allá en Concepción.

La casa de ciclistas de La Paz es una vivienda administrada por un paceño, donde ciclistas que vienen de todo el mundo se pueden alojar por un módico precio (no puedo revelar la dirección, así que use google y mandé un e-mail a Cristian Conitzer). Eso si, tienes que viajar en bici, no cuenta que seas ciclista en tu ciudad. Y es esta la condición que hace que esta casa se transforme en un lugar especial: donde conocí gente muy amable así como interesante.

Una de esas personas que en particular marco nuestra estadía en la casa fue Justin Moreno, un pintor inglés (además que habla a la perfección francés y español) cuyo talento solo se equipara con su carisma. Si necesitan un retrato, Justin es el hombre que deben buscar. ¿No me creen? miren:

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Que su cara chistosa no los engañe. Justin pinto este retrato (aun no acabado) a pedido de un músico gringo, cuando estuvimos en la casa; de esta forma se costea el viaje y su vida en general, porque es su trabajo. Yo espero poder volverlo a ver para que nos haga un cuadro.

Y como un especial regalo de cumpleaños pude pasarlo, ademas de mi compañero de camino, con personas muy lindas en una ciudad tan llena de contrastes.

Comida china cumpleañera, junto a Laetita y Justin.

Comida china cumpleañera, junto a Laetitia y Justin.

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Laetitia y David cortando la torta que Sylvain compró. La que ellos fabricaron es la de frutillas. Ñam ñam.

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Después de la cena de cumpleaños, los cicloturistas felices comiendo pastel. De Izquierda a derecha: Clint, Gregoire L., Kathy, Gregoire C., Laetitia, David, Luz, Justin, Sunny y Sylvain. ¡Muchas gracias a los cocineros de la France!

¡Ah! muy importante : el día en que cumplí 30 años, Sylvain le dijo adiós a 7 años de pelo.

Antes

Antes

Durante

Durante

Despues.

Después.

Cambio Radical pero maravilloso para un hombre fuera de este mundo. ¿Que opinan?

Y como no?! Teniamos que usar al menos una vez el teleferico antes de irnos.

¿Y como no?! Teníamos que usar al menos una vez el teleférico antes de irnos.

 


De Colchane a Chungará, Chile: Circuito de áreas protegidas CONAF.

Primero que todo: en esta parte del viaje prefiero no llenar la pagina con texto sino con fotos, ya que creo que la belleza de la ruta no se puede dar a conocer de otra forma. Espero les guste.

Como dato extra recomiendo hacer todas las compras de comida en Colchane o Putre, porque aunque los mapas muestren pueblos, no siempre hay gente.

altiplano Chile en bici

Nuestro recorrido resalta en la linea azul. La entrada a todas las areas protegidas CONAF, dentro del recorrido y a la fecha, es liberada.

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Al frente de la iglesia de Isluga, que data del siglo XVII. El pueblo se encuentra despoblado, por lo que encontrar agua o alimentos allí no es posible.

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Vista del volcán Isluga en el parque nacional con el mismo nombre.

Luego de pasar por Isluga, a unos 10 kilómetros aparece el pueblo de Enquelga, allí se encuentra la oficina de administración del Parque Nacional volcán Isluga, donde nos atendió una amable agronoma iquiqueña llama Maria José, quien se dio el trabajo de responder a todas nuestras dudas, incluso llamando por teléfono a su jefe que no se encontraba allí. Gracias a ella, algunas de nuestras preocupaciones se eliminaron en los próximos días. También me dio un libro y algunos folletos de donde he sacado algo de información para completar este texto.

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Recorriendo por el costado del Bofedal de Arabilla. Los bodefales son sectores de suelos permanentemente sobresaturados de agua y vegetación con cojinetes compactos.

No aparecen muchos vehiculos en el camino, pero si llamas que no pierden oportunidad de salir en la foto.

Durante este día no aparecen muchos vehículos en el camino, pero si llamas que no pierden oportunidad de salir en la foto.

Sylvain en el mirador de Suricayo.

Sylvain en el mirador de Suricayo.

Llaretas milenarias al pasar.

Llaretas milenarias al pasar.

Más adelante encontrariamos el que seria nuestro refugio esa noche. Debo destacar que este tipo de vivienda deshabitada no es rara en la zona, pero antes de usarla hay que limpiar bien y por supuesto usar siempre la carpa adentro.

Más adelante encontraríamos el que seria nuestro refugio del frío esa noche. Debo destacar que este tipo de vivienda deshabitada no es rara en la zona, pero antes de usarla hay que limpiar bien y por supuesto usar siempre la carpa adentro.

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Otro pueblo (Virgen del Carmen) sin habitantes.

Panoramica del camino. MUY IMPORTANTE: para hacer esta ruta se debe llevar mapa especifico de la zona y una brujula, porque por los costados hay caminos paralelos sin señalizacion.

Panorámica del camino. MUY IMPORTANTE: para hacer esta ruta se debe llevar mapa especifico de la zona y una brújula, porque por los costados hay caminos paralelos sin señalizacion.

Rompiendo el hielo, literalmente, al cruzar un arroyo en la ruta A-395.

Rompiendo el hielo, literalmente, al cruzar un arroyo en la ruta A-395.

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Cuando pensábamos que no íbamos a ver nada más salvo llamas y montaña aparecen corriendo velozmente suris (Rhea pennata garleppi), aves no voladoras que alcanzan una altura de 1,40 metros. Por suerte alcanzamos a fotografiar algunos a la distancia, como queriendo camuflarse entre los camelidos.

En unos instantes despues vemos correr hacia las rocas otro animal. Resulta ser no solo una, sino que varias vizcachas que suelen divisarse tomando sol en los roquerios altiplanicos. A diferencia de los suris, estos roederos se dejan fotografiar.

Unos instantes después vemos correr hacia las rocas otro animal. Resulta ser no solo una, sino que varias vizcachas que suelen divisarse tomando sol en los roquerios altiplanicos. A diferencia de los suris, estos roedores se dejan fotografiar.

Luego de almorzar con las vizcachas haciendonos compañia, seguimos el camino para divisar este letrero, que indica la bifurcacion del camino: a mano izquierda sube una cuesta mucho más dificil que lleva al Salar de Surire, en cambio a la izquierda, el camino lleva al mismo lugar, con una cuesta más suave pero pasando por parte del territorio Boliviano. Siguiendo la informacion que nos dieron en Enquelga, tomamos la ruta de la mano izquierda, esperando que la mayoria de las minas antipersonales hayan sido retiradas.

Luego de almorzar con las vizcachas haciéndonos compañía, seguimos el camino para divisar este letrero, que indica la bifurcación del camino: a mano izquierda sube una cuesta mucho más difícil que lleva al Salar de Surire, en cambio a la derecha, el camino lleva al mismo lugar, con una cuesta más suave pero pasando por parte de territorio Boliviano. Siguiendo la información que nos dieron en Enquelga, tomamos la ruta de la mano derecha, esperando que la mayoría de las minas antipersonales hayan sido retiradas.

La cerca con alambres de puas y el Hito que dice "Bolivia" indican que por un par de kilometros nos hemos salido de Chile. Pero contrario a lo que muchos pensarian, acá no hay militares resguardando la frontera.

La cerca con alambres de púas y el Hito que dice «Bolivia» indican que por un par de kilómetros nos hemos salido de Chile. Pero contrario a lo que muchos pensarían, acá no hay militares resguardando la frontera.

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Y la cuesta «suave» hacia Surire comienza.

A veces no todo se puede hacer en bici. Terminamos la cuesta sanos y salvos, pero empujando. Hasta luego Bolivia!

A veces no todo se puede hacer en bici. Terminamos la cuesta sanos y salvos, pero empujando. ¡Hasta luego Bolivia!

Todo esfuerzo vale la pena. El Salar de Surire nos da la bienvenida...

Todo esfuerzo vale la pena. El Salar de Surire nos da la bienvenida…

... y tambien las Termas de Polloquere, son sus aguas termales a orillas del Salar. ¿Quien necesita traje de baño cuando se tiene las termas solo para nosotros?

… y también las Termas de Polloquere, con sus aguas termales a orillas del Salar. ¿Quien necesita traje de baño cuando se tiene las termas solo para nosotros?

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A unos pocos metros: un joven flamenco buscando alimento (muy probablemente) en las aguas termales.

El camino que va por el lado sur del Salar de Surire (A-319) se bifurca hasta el oeste y norte; hacia el norte seguimos por la A-235 que llega hasta la guardería de CONAF (donde no había nadie) y más adelante a la mina de borax, donde ademas de darnos agua potable, nos ofrecen un contundente almuerzo que por supuesto no dejamos pasar.

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Rumbo a Guallatire. El camino se torna a veces más arenoso, muy probablemente por el alto trafico de camiones entre la mina de bórax (aledaña al salar) y el camino que va a Putre.

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Flamencos en Laguna Paquisa, en Reserva Nacional Las Vicuñas.

Camiones a la vista.

Los camiones son presencia constante en el tramo, pero al vernos bajan la velocidad, incluso algunos paran y saludan desde la ventana. Creemos que es política de la empresa, por tener faena en una area protegida.

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Rio Lauca, a unos 10 km al sur del Guallatire, nuestra próxima parada.

Volcán Guallatire al fondo.

Volcán Guallatire al fondo.

Después de pasar la noche en una caballeriza de los carabineros de Guallatire (a pesar de que el generador de electricidad funciono hasta las 3 am con nosotros tratando de dormir), partimos a la termas de Churiguaya (gratis pero extremadamente calientes para ser confortables). Este camino, que sale desde la ruta A-235 hacia el este, también llega a Chungará y tiene la ventaja de ser más corto y sin trafico de camiones. Luego de las termas hay una cuesta que lleva al limite sur del Parque Nacional Lauca, para finalmente tener una gran vista del volcán Sajama. Bolivia esta solo a un paso.

Terminamos la cuesta que nos lleva al Parque Nacional Lauca. Desde aqui, ya todo es bajada hacia Chungará.

Terminamos la cuesta que nos lleva al Parque Nacional Lauca. Desde aquí, ya todo es bajada hacia Chungará.

Como un cono perfecto se erige el Volcán Sajama.

Como un cono perfecto se erige el Volcán Sajama.

Y en esta parte, encontramos una apacheta, que es una expresion religiosa de los aymaras, donde los viajeros colocan una roca como muestra de agradecimiento a la Pachamama.

Y en esta parte, encontramos una apacheta, que es una expresión religiosa de los aymaras, donde los viajeros colocan una roca como muestra de agradecimiento a la Pachamama.

Este circuito es muy lindo y no tan difícil como parece, solo basta ir bien preparado para el frío y con las raciones de comida y agua necesarias. Si quieren hacerlo se puede en menos de una semana, ya que nosotros salimos un domingo (30 /08/ 2015) de Colchane y llegamos el viernes (4/ 09/2015 ) siguiente a Chungará, a una velocidad que nos permitió apreciar todo.


Desde Iquique a Colchane.

Volvemos al pedaleo en la ruta 16, que une Iquique con la ruta 5. El camino presenta la típica estructura de autopista chilena: dos carriles por ambos lados con una berma amplia.

Pasando Huara encontramos un lugar donde acampar con vista a los geoglifos de Ex Aura. Creyendo que estábamos listos para comenzar a ascender el día siguiente a Colchane, se presenta un problema: al instalar la carpa una de las varillas (el esqueleto de la estructura) se parte en dos y, a pesar de que Sylvain logra arreglarla, entramos en un dilema de volver a Iquique y comprar una nueva, ya que hace meses presentabamos problemas con los cierres. Nuestro querido refugio portátil tiene sus días contados.

Humberstone desde la ruta 5 (no teniamos intenciones de pagar por entrar).

Humberstone desde la ruta 5 (no teniamos intenciones de pagar por entrar).

Geoglifos Ex-Aura, a unos 15 km al norte de Huara en la ruta 5.

Geoglifos Ex-Aura, a unos 15 km al norte de Huara en la ruta 5.

Nuestra carpa antes del dia D.

Nuestra carpa antes del dia D.

Con la decisión lista, me comunico con mi hermana para que compre el mismo modelo de carpa por internet y que lo haga llegar a Iquique, pero ¿donde nos quedamos esta vez? ya abusamos bastante de la confianza de nuestros amigos. Le menciono a Sylvain que revisemos Warmshowers de nuevo -quizas hay miembros nuevos- y en efecto hay uno, asi que le enviamos una solicitud de urgencia desde Huara avisando que llegaremos a la ciudad al dia siguiente. Partimos de vuelta a Iquique con la esperanza de que nos responda antes de llegar.

Evidencia de que Huara es un pueblo chico: ninguna bici con candado. Foto tomada afuera de la escuela del pueblo.

Evidencia de que Huara es un pueblo chico: ninguna bici con candado. Foto tomada afuera de la escuela del pueblo.

En Humberstone prendo mi teléfono y mando un mensaje de texto a nuestro posible anfitrión. Ya en Alto Hospicio reviso nuevamente los mensajes: Joseph me dice que somos bienvenidos en su casa! Llegamos a su morada esa misma tarde y nos quedamos 3 noches con el y su familia. La carpa llega con éxito a nuestras manos y pasamos dias muy agradables compartiendo anécdotas ciclísticas. Miles de agradecimientos a Joseph por responder a nuestra urgencia y por darnos el lujo de ser sus primeros huéspedes de esta red social.

De izquierda a derecha: Luz, Sylvain, Luis (suegro de Joseph) y Joseph. Abajo: Pepito, hijo menor de Joseph. Faltan Anita e Ignacia.

De izquierda a derecha: Luz, Sylvain, Luis (suegro de Joseph) y Joseph. Abajo: Pepito, hijo menor de Joseph. Faltan Anita e Ignacia.

Me tome la molestia de ponerme la chaqueta reflactante. Es que aunque salimos de Iquique un dia domingo, el trafico era consistente en la subida a Alto Hospicio.

Me tome la molestia de ponerme la chaqueta reflactante. Es que aunque salimos de Iquique un dia domingo, el trafico era consistente en la subida a Alto Hospicio.

A diferencia de la ultima vez que salimos de Iquique, ahora nos tomamos el tiempo de sacar fotos desde la zona de salida de los parapentistas en Alto Hospicio.

A diferencia de la ultima vez que salimos de Iquique, ahora nos tomamos el tiempo de sacar fotos desde la zona de salida de los parapentistas en Alto Hospicio.

Salidos de Iquique, esperando no tener que volver en un largo tiempo, llegando al día siguiente a la ruta A-55, que va paralelo a la Quebrada de Tarapacá. Este camino se encuentra completamente asfaltado hasta Colchane y con berma que ayuda a sopesar el alto trafico de camiones y buses que se dirigen a Bolivia. El ascenso es progresivo, salvo algunas partes en las que tuve que empujar la bici. Se puede encontrar agua en una posada en el cruce que va a Tarapaca y en Chusmiza. En este ultimo poblado se pueden comprar algunos abarrotes y también pan.

Nuestra nueva carpa.

Nuestra nueva carpa.

Atardecer en Atacama, rumbo a la Quebrada de Tarapacá.

Atardecer en Atacama, rumbo a la Quebrada de Tarapacá.

En la ruta hacia Colchane: la subida pareja, sigue siendo subida.

En la ruta hacia Colchane: la subida pareja, sigue siendo subida.

Primeras vistas de la Quebrada de Tarapacá.

Primeras vistas de la Quebrada de Tarapacá.

Al fondo el pueblito de Chusmiza.

Al fondo el pueblito de Chusmiza.

Más adelante unos militares nos dieron comida. Aunque muy agradecidos nos sentimos, lo extraño fue que andaban en una ambulancia y el agua que nos dieron estaba mala, ocasionando un poco de diarrea a Sylvain – yo me salvé porque no tenia tanta sed.

"¿Qué sabes de cordillera?"

«¿Qué sabes de cordillera?»

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Los nevados de la foto anterior, pero esta vez vistos desde el este.

Paja brava everywhere.

Paja brava everywhere.

En el pueblo de Quebe no encontramos a ningún poblador, por lo tanto, nada de comida. Pero pudimos sacar agua del contenedor publico, que aunque tenia microalgas estaba buena. 

Vicuñas, paja brava y llaretas. Una combinación se repite por estos lados.

Vicuñas, paja brava y llaretas. Una combinación que indica algo: hemos llegado al altiplano.

Piuquenes in love.

Piuquenes in love.

En Colchane buscamos un lugar para cobijarnos un poco del viento de ese dia, para el siguiente comprar todo la comida necesaria para recorrer el circuito altiplanico que nos llevara de vuelta a Bolivia. Nos dirigimos hacia la posta y así pedir permiso para usar su patio, pero las circunstancias se dan de otra forma y captamos la atención de dos hombres:

– ¡Hola! ¿De donde son?

– ¡Hola! Somos de Chillán. Estamos buscando un lugar donde poner la carpa.

– ¡Pero, quédense en la parroquia!

– ¿Y ustedes no nos pueden ofrecer patio? Si es que viven acá.

– ¡Vivimos en la parroquia!

– ¡Ahhhhh!

Luego de un segundo me cayo la teja que estos dos hombres eran curas. El padre Pablo, un cura belga que vive en el norte de Chile desde hace décadas, quien se las arreglo para aprender aymara y así poder acercarse a las comunidades del altiplano, sin que estas perdieran parte de sus tradiciones. Por otra aparte, el padre Rodrigo es un joven religioso muy simpático que se radico en Punta Arenas, quien comparte nuestra misma pasión por la bicicleta, incluso entregándonos bendiciones para nuestro viaje en plena misa.

El letrero que el Padre Rodrigo fabrico a la mañana siguiente de nuestra llegada.

El letrero que el Padre Rodrigo fabrico a la mañana siguiente de nuestra llegada.

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Por una vez al mes, la policía chilena se hace la que no ve con la gente que cruza desde Colchane a Pisiga Bolivar (y viceversa) por el costado de la frontera, así tal cual lo estoy haciendo yo en la foto. Con el respaldo del Padre Rodrigo, aprovechamos el momento para comprar abarrotes en Bolivia.

Ambos padres nos ayudaron bastante: nos dieron techo, comida, y consejos para nuestro viaje. A pesar de que no compartimos su religión, debo destacar que nos trataron con mucho respeto y empatia. Nuestra estadía en estas alturas no hubiera sido lo mismo sin haberlos conocido.

De izquierda a derecha: Padre Rodrigo, Padre Pablo y la hija del cuidador de la parroquia de Colchane (lamento no acordarme de su nombre, pero la edad parece que ya me afectó).

De izquierda a derecha: Padre Rodrigo, Padre Pablo y la hija del cuidador de la parroquia de Colchane (lamento no acordarme de su nombre, pero la edad parece que ya me afectó).

Estos chilenos, siempre usurpando los terrenos.

«Estos chilenos, siempre usurpando los terrenos.» Mapa de Bolivia del Padre Pablo.

 


Ollagüe hasta Iquique, Chile.

Pasando la aduana llegamos al pueblo de Ollagüe, donde lamentablemente no encontramos pan ni avena, nuestros carbohidratos base. Al parecer vamos a tener que apresurar nuestro viaje a Calama un poco más.

A pesar de estar a varios miles de metros sobre el nivel del mar, cuando salimos del pueblo comienza un ascenso que termina en una vista hacia el salar de Carcote.

Acampar con el salar de Carcote de vecino.

Acampar con el salar de Carcote de vecino.

De fondo el Salar de Ascotán.

De fondo el Salar de Carcote, terminando la cuesta de San Martin.

El camino de la ruta 21 es ripio compactado desde Ollagüe hasta aproximadamente el inicio norte de la cuesta de San Martin, donde comienza el asfalto con una berma en muy buen estado. El viento nos muestra su presencia casi durante todo el dia, por lo que tener asfalto nuevamente ayuda a hacer este trayecto un poco más fácil.

Vicuñas en Ascotán.

Vicuñas en Ascotán.

Ya en el tope de la cuesta presenciamos el Salar de Ascotán, que se diferencia del anterior por su mayor tamaño y presencia a simple vista de fauna, como vicuñas y flamencos. La ruta bordea el salar durante 34 kilómetros aproximadamente, y se puede pedir agua en los campamentos de El cebollar y  Ascotan. Ambos recintos  son de faenas mineras, con trabajadores muy amables que no dudan en brindar ayuda al viajero sediento.

El tren minero que recorre parte del Salar de Ascotán.

El tren minero que recorre parte del Salar de Ascotán.

En Ascotán pedimos permiso para dormir adentro de la iglesia para así poder salir temprano al día siguiente. Luego de una noche de descanso más abrigada, logramos volver al camino a las 8am, para comenzar la cuesta final hasta los 3900 m.s.n.m. aprox. Después comienza el suave descenso hacia Calama. El camino varía en calidad, pero no volvemos a ver el ripio hasta San Pedro por un tramo de menos de 2 kilómetros.

A pesar del tráfico de camiones, nos percatamos que en general los conductores nos toman distancia.

Ya cerca de las 4pm el viento comienza a soplar más fuerte desde el sur u oeste, a pesar de haber hecho un poco más de 80 kms nos parece improbable llegar en ese mismo dia a Calama, así que acampamos cerca de un campamento de Codelco, protegidos del viento por tubos gigantes.

Con todo el glamour de nuestro campamento.

Con todo el glamour de nuestro campamento.

Pasando por Chiu Chiu veo por primera vez el Rio Loa. La cantidad de agua que lleva me impresiona para la ubicación que tiene.

Jueeeee! Mira que lindo el Loa :)

¡Jueeeee! Mira que lindo el Loa en Chiu Chiu.

Llegamos a Calama cerca del mediodía, el calor se siente y avanzamos hasta llegar a la casa de mi querida amiga de la universidad: Paola, quien lleva esperando nuestra visita semanas. El reencuentro, después de 8 meses sin vernos, hace que el viaje de vuelta a Chile aún más ameno. Unos días después se suma a nuestra visita, Pablo, también amigo de la universidad y pololo de Paola. Los días pasan entre risas y comidas deliciosas, pero los regaloneos calameños terminan dando vuelta a una nueva página de nuestra bitácora: esta vez hacia la costa de Chile con la finalidad de dirigirnos a Iquique.

En la via y en la vida siempre sonriendo con Paola.

En la via y en la vida siempre sonriendo con Paola.

Salimos de Calama con la incertidumbre de un posible corte del camino hacia Chuquicamata, debido al paro parcial en el sector minero. El camino presenta neumáticos quemados, piedras y cuanto artefacto impida el paso de vehículos, lo cual no significa que nos detendrán con ello. Pasamos sin mayores problemas y llegamos en un rato a Chuquicamata, pueblo que cerró en el año 2007 y que hoy se conserva como entrada a la mina de cobre más grande del mundo.

Adios Calama!

Adios Calama!

Chuquicamata: ¿que chu... con el acceso al agua potable?

Chuquicamata: ¿que chu… con el acceso al agua potable?

Entrando a Chuquicamata. Ese dia cerrado por el paro :(

Entrando a Chuquicamata. Ese día cerrado por el paro 🙁

Ni siquiera el cementerio de Chuqui estaba abierto, asi que la foto fue tomada desde la reja.

Ni siquiera el cementerio de Chuqui estaba abierto, así que la foto fue tomada desde la reja.

Al día siguiente nos adentramos al desierto más árido del mundo: el Atacama, y eso se nota a medida que avanza el día. El Sol quema y la boca se siente seca en cada minuto. Conseguimos agua en una central fotovoltaica, cerca del pueblo de María Elena. Primera vez luego de muchas semanas, la noche es tibia y no hay necesidad de dormir envueltos como momias.

El camino hacia Tocopilla. No muy lindo, pero funciona.

El camino hacia Tocopilla. No muy lindo, pero funciona.

¿Alguien dijo comida? Jotes fueron los unicos animales que vimos en esta parte de la ruta.

¿Alguien dijo comida? Los jotes fueron los únicos animales que vimos en esta parte de la ruta en el desierto de Atacama.

El camino se empieza a inclinar hacia abajo, la presencia del mar se hace obvia y la ciudad de Tocopilla nos recibe nublada. Armamos algo para almorzar en una placita de una población, cuando un señor nos pregunta si queremos pan. Con Sylvain nos quedamos mirando porque sabemos que pocas veces hay oportunidades de comida gratis. Esta vez nos equivocamos, el hombre nos trae pan (¡y fresco!) y otros alimentos. La amabilidad de este personaje quedara para siempre en nuestras memorias, sobre todo considerando la nefasta situación que se vivió días después en esta ciudad luego de las lluvias del 9 de agosto: ¿Qué habrá sido de este considerado tocopillano?

Llegando a las tierras del niño maravilla.

Llegando a las tierras del niño maravilla.

Ya a 20 kilómetros al norte de Tocopilla, surge un problema mecánico, se rompe el cable de mi manilla de cambios. Decidimos no retroceder, sacar el cable y proceder a dejar fija la bici en el plato número 2, ya en las cuestas cambiaremos los platos de manera manual. Ojo: Recomiendo hacer esta configuración cuando antes se ha estudiado el perfil de inclinación del camino, en caso contrario mejor volver a la ciudad más cercana.

La ruta 1 atraviesa decenas de caletas de pescadores, algunas de las cuales cuentan con cisternas de agua potable, pero ninguna con almacenes. El tráfico de camiones y buses es considerable, pero la berma es constante, a pesar de que el grosor de ésta varía en su transcurso hasta Iquique.

¿Nubes amenazantes o camanchaca?

¿Nubes amenazantes o camanchaca?

Mira que berma macanuda tienen rumbo a Punta Arenas... !

¡Mira que berma macanuda tienen rumbo a Punta Arenas… !

A unos kilometros al sur del rio Loa.

A unos kilometros al sur del rio Loa.

A dos kilómetros al norte de Rio Seco acampamos, y en la madrugada nos sorprende una lluvia, que aunque comenzó suave, luego el suelo arenoso no dio más y la absorción se acabó, haciendo que el agua comenzara a colarse a la carpa. Esperamos hasta que la lluvia se volviera un poco más suave para empacar y buscar un techo en Rio Seco. Partimos a la caleta y el agua cae en cantidades que sorprendería en cualquier estadística de la zona.  Los lugareños se enteran de que la ruta presenta cortes hacia ambas direcciones por los deslizamientos de tierra y deciden abrir la sede vecinal para la gente que se encuentra atrapada en el tramo. Nos acomodamos allí a esperar que la lluvia cese, lo cual ocurre a las 4pm, un poco tarde para seguir pedaleando, por lo que pedimos permiso para dormir ahí y partir temprano al día siguiente a Iquique, donde Natalia -miembro de Warmshowers– nos espera.

El punto de camping, horas antes de que el suelo colapsara por la lluvia.

El punto de camping, horas antes de que el suelo colapsara por la lluvia.

Nos trataron como reyes en Rio Seco.

Nos trataron como reyes en Rio Seco.

A empujar señores! Y pensar que pusimos la carpa ahi la noche anterior!

A empujar señores! Y pensar que pusimos la carpa ahi la noche anterior!

Pasando por uno de los deslizamientos en Punta Patache.

Pasando por uno de los deslizamientos en Punta Patache.

Con la lluvia terminada, seguimos el 10 de agosto hacia el norte, y como Natalia nos pide que tratemos de llegar temprano a Iquique, me contacto con mi amigo Pablo, quien trabaja en Punta Patache (a 60 km al sur de Iquique), para que nos lleve en su camioneta una vez que nos vea en el camino. Nos divisa en el kilómetro 40 km de nuestro andar en  ese día, y gracias a mi amigo llegamos más temprano a la casa de Natalia y su familia, con quienes nos quedamos 5 días, para luego quedarnos 2 noches con Pablo y sus colegas: Felipe y Hugo, también biólogos como yo.

Con Natalia, nuestra anfitriona iquiqueña. De fondo el mural pintado por Bicivilizate Iquique en playa Cavancha.

Con Natalia, nuestra anfitriona iquiqueña. De fondo el mural pintado por Bicivilizate Iquique en playa Cavancha.

No, no es Miami Beach, es playa Cavancha de Iquique en pleno Invierno.

No, no es Miami Beach, es playa Cavancha de Iquique en pleno Invierno.

Con Mane, la madre de Natalia, quien nos trato miembros de la familia.

Con Mane, la madre de Natalia, quien nos trato como dos miembros más de la familia.

De izquierda a derecha: Felipe, Pablo, Hugo, Luz y Sylvain. Aprovechamos la camioneta para saltarnos el ascenso a Alto Hospicio.

De izquierda a derecha: Felipe, Pablo, Hugo, Luz y Sylvain. Aprovechamos la camioneta para saltarnos el ascenso a Alto Hospicio. ¡Gracias colegas!

Nos vamos de Iquique muy agradecidos de todos aquellos que hicieron de nuestra estadía tanto divertida como útil. Más tarde nos daríamos cuenta que nuestra despedida de esta ciudad no fue tal.

 

 


Desde Villazón a paso fronterizo Ollagüe, Chile.

Villazón, como buena ciudad fronteriza boliviana, ofrece módicos precios a sus vecinos argentinos y visitantes varios como nosotros. Aprovechando esto, compramos al fin un jarabe para la tos, que nos aquejaba ya hace varios días, y comida para seguir el viaje.

Con destino a Tupiza nos sorprende un camino que, a diferencia de la gran mayoría que transitamos en Argentina, tiene berma. Esta ayuda bastante en el constante ascenso y descenso de la ruta 14, la cual tiene decorando en sus costados pastores con ovejas y/o cabras, niños curiosos que nos saludan, y por sobre: vehículos utilitarios, camionetas, buses y cuanto otro pueda llevar pasajeros del punto A a B por dinero extra para el chofer. En Bolivia, pareciera que cualquier vehículo puede convertirse en transporte publico.

En la ruta que une Villazón con Tupiza

En la ruta que une Villazón con Tupiza. La berma está, pero en bajada mejor usar el camino sin basuritas.

Sector de la angostura

Sector de la angostura, ruta 14.

Tunel peatonal y ciclista en el sector de la Angostura, en unos 10 kilometros al sur de Tupiza.

Tunel peatonal (y ciclista) en el sector de la Angostura, a unos 10 kilometros al sur de Tupiza.

A pesar que la berma no nos acompañan en todo el camino, llegamos sanos y salvo a Tupiza, una ciudad de unos 50 mil habitantes donde nos damos el lujo por primera vez en nuestro viaje de pagar por dormir en un hotel y comer almuerzo o cena en el mercado, más barato que cocinar por uno mismo. Como dato freak: se dice que en esta ciudad hicieron sus últimos “trabajos” antes de morir Butch Cassidy  y Sundance Kid. Es más entretenido pensar que fue así.

Sylvain enfrentado con la arquitectura boliviana de la hostal.

Sylvain enfrentado con la arquitectura boliviana de la hostal.

Luego de 3 días de reposo seguimos, esperando llegar a Uyuni en 4 días más, tomando la ruta 21 donde volvemos al ripio. Nos adentramos al estrecho valle del Rio Tupiza, en la Quebrada de Palala, con pequeñas plantaciones a lo largo de este.

Rio Tupiza, Quebrada de Palala.

Rio Tupiza, Quebrada de Palala.

El estado del camino varia, con calaminas y arena a extensiones más aplanadas, y se puede contar siempre con la presencia de transporte publico. Recordemos que este es la vía más corta para llegar a Uyuni desde Tupiza por eso la intensidad del trafico.

Formacion rocosa El sillar, camino a Salo, ruta 21, Bolivia.

Formación rocosa El sillar, camino a Salo, ruta 21, Bolivia.

Ya en el pequeño pueblo de Salo vemos por primera vez el inclinado ascenso que nos espera al día siguiente: algo así como 700 metros en menos de 10 kilo metros.

Al fondo la cuesta de la concordia. Evo: ¿por qué nos defraudaste?

Al fondo la cuesta de la concordia (no tiene nombre en realidad). Evo: ¿por qué nos defraudaste? Bien para el rally Dakar, pero pésimo para ciclistas.

Pensamos que en algunas partes de este trayecto probablemente terminaremos empujando la bici, efectivamente hacemos esto, pero ¡durante todo el trayecto! Lamento decepcionarlos, pero mi estado físico no es tan bueno, sobre todo considerando que a medida que seguimos subiendo el viento se pone tan intenso que incluso en las partes planas no se puede andar en la bici. Ya cerca de las 17 hrs, no tenemos idea cuánto hemos avanzado –no hay señaletica en el camino- y sabemos que al día siguiente el viento será peor. Nuevamente nos vemos en una encrucijada: ¿seguimos avanzando con el riesgo de quedarnos sin agua y sin saber cuanto nos queda para el próximo pueblo o volvemos a Tupiza a pesar de todo el esfuerzo realizado en esta maldita cuesta y tomamos otro medio de transporte? No nos arriesgamos, peor que no tener suficiente agua es perder la cordura en un viaje como este.

Vista desde la cuesta en cuestion.

Vista desde la cuesta en cuestion.

A la vuelta hacia Tupiza, el viento levanta el polvo, dejando la visibilidad como en la foto.

A la vuelta hacia Tupiza, el viento levanta el polvo, dejando la visibilidad como en la foto.

Y al dia siguiente, el viento continuo y el polvo seguia en el aire. Vista desde el hotel en Tupiza.

Y al dia siguiente, el polvo seguia en el aire. Vista desde el hotel en Tupiza.

De vuelta a Tupiza planificamos viajar en tren a Uyuni, aunque a un precio un poco mayor que el bus: alrededor de 12 mil pesos chilenos el total. La garantía de este medio es que las bicis no sufrirán mayores impactos y que nosotros viajaremos con un poco más de comodidad.

Después de casi 7 horas en los rieles, llegamos cerca de la 1am a Uyuni: la Meca o Disneyland (como diría Sylvain) de los mochileros en Bolivia. Las bicis llegan intactas y nosotros quedamos felices como clientes.

A la mañana siguiente flojeamos en la hostal y planeamos un viaje por el día al Salar de Uyuni, esta vez con la bici. Aprovechamos también de recorrer la ciudad.

Mercado en Uyuni.

Mercado en Uyuni en la avenida Potosí.

Casi me caigo de poto cuando vi esto, nada menos que un mural de la Brigada Ramona Parra en el muro del mercado central de Uyuni. Bolivia, estas lleno de sorpresas :)

Casi me caigo de poto cuando vi esto, nada menos que un mural de la Brigada Ramona Parra en el mercado central de Uyuni. Bolivia, estas lleno de sorpresas 😀

Y un poco más allá nos damos cuenta que no somos los unicos por acá que disfrutan de las ventajas de un sillín de cuero.

Y un poco más allá nos damos cuenta que no somos los únicos por acá que disfrutan de las ventajas de un sillín de cuero.

El camino a Colchani, esta completamente pavimentado, los 20 km son 99% planos y nos toca un dia con casi nada de viento. El Salar es sorprendente en su sencillez, aunque cientos (¿o quizás miles?) de personas lo visitan a diario, se puede apreciar sin mayores tumultos. Al llegar vemos a los mochileros posando cual Kama Sutra fotográfico. Más divertido verlo que contarlo :v

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No podia faltar la foto en el Salar de Uyuni.

Nos alejamos un poco para apreciar sobre las dos ruedas este ex mar (Perdón Bolivia jeje). Hay espacio para todos, tanto así que volvimos a Uyuni en parte conduciendo por el Salar.

En el camino nos encontramos con una extraccion de ladrillos de sal. Sylvain aprovecha de ejercitar los biceps.

En el camino nos encontramos con una extracción de ladrillos de sal. Sylvain aprovecha de ejercitar los biceps.

Alerta! Cruce de vicuñas!

¡Alerta, Cruce de vicuñas!

Ah! podemos entender su urgencia de cruzar el camino, el agua estaba al otro lado.

Ajá!! podemos entender su urgencia de cruzar el camino: el agua.

Ya teniendo suficiente sal por la jornada, al día siguiente partimos hacia Chile via Paso Ollagüe por la ruta 5 de Bolivia, para luego tomar la 701. El camino es de ripio, pero en buen estado a pesar del constante trafico de camiones mineros, con containers y buses turísticos. Al igual que otros caminos en Altiplano, después de cierta hora del día, generalmente como a las 1 o 2 pm, el viento comienza a soplar más fuerte, así que lo ideal es tratar de vencer el frío de la mañana invernal, levantarse temprano y hacer lo máximo que se pueda de distancia para no hacer tanto esfuerzo sobre todo si se tiene tendencia al dolor de rodilla o espalda. El viaje no tiene porque ser una tortura.

Adios Uyuni! Sylvain preparando la presion de las rueda trasera para el ripio.

¡Adiós Uyuni! Sylvain preparando la presión de las rueda trasera para el ripio.

Llamas en Rio Colorado.

Llamas en Rio Colorado, que además está congelado.

Más llamas en el camino, esta vez con las orejitas adornadas.

Más llamas en el camino, esta vez con las orejitas adornadas.

El agua no es difícil de conseguir en el trayecto, se puede pedir en San Cristóbal, Culpina y/o Alota. En este ultimo pueblo tuvimos problemas consiguiendo pan, nuestro alimento base para almorzar. Las dos casas que lo vendían -los almacenes no tienen- estaban vacías, así que tuvimos que improvisar una mezcla que aunque parezca rara no estaba tan mala: fideos instantáneos(marca Maruchan), mayonesa, arvejitas y jurel. Muy gourmet.

Master chef: edicion altiplano.

Master chef: edición altiplano.

El frio del altiplano llega hasta los pies.

El frio llega hasta los pies, pero aprendemos a apreciar el Sol más que nunca.

Saliendo de Alota comienza un ascenso suave que llega al Valle de las Rocas para luego cruzar con el camino que va a Sud Lipez, ruta favorita por cicloturistas mas aguerridos.

No somos nada. Valle de las rocas, ruta 701.

No somos nada. Valle de las rocas, ruta 701.

Sigue el Valle de las Rocas

Sigue el Valle de las Rocas. Esta vez el camino de ripio merece una mención honrosa.

La altitud pasa la cuenta. La camara de aire se revienta por el cambio de presión.

La altitud pasa la cuenta. La cámara de aire se revienta por el cambio de presión.

El ascenso termina cuando se comienza a ver mas de cerca el volcán Ollagüe. A partir de este punto los frenos tienen que estar bien ajustados para llegar a Avaroa, donde se encuentra la oficina de inmigración de Bolivia.

Con el Volcán Ollagüe como testigo descendemos hacia Avaroa.

Con el Volcán Ollagüe como testigo descendemos hacia Avaroa.

Sigue la bajada, esta vez con vista al Salar de Chiguana.

Sigue la bajada, esta vez con vista al Salar de Chiguana.

Teníamos un antecedente de que a una pareja de canadienses les pidieron plata a cambio del timbre en el pasaporte, así que íbamos preparados con los argumentos necesarios para que de ninguna forma nos sacaran ni un centavo del bolsillo. Afortunadamente el hombre a cargo de esto parecía tan aburrido de su trabajo, que se tardo un par de minutos en abrir la puerta de la oficina para darnos el timbre.

A unos 2 kilómetros de allí, se encuentra Ollagüe, pueblo fronterizo chileno donde nos revisaron el contenido de nuestras bicicletas por completo. Recuerden: siempre es mejor declarar que se trae algo, aunque asi no sea, a no declarar y que encuentren algo que pueda ser merecedor de multa. 

Volver.

Volver.

Ya con el papeleo listo me queda decir: ¡Calama, allá vamos!


Desde Salta hasta Villazón, Bolivia.

Después de casi 10 días de sedentarismo y ganar volumen en Salta, continuamos nuestro rumbo el domingo 28 de junio esperando poder cruzar a Chile por el Paso Jama.

Nos dirigimos a San Salvador de Jujuy, o simplemente Jujuy, por la ruta 9; en la cual no se ven buses y camiones debido a su naturaleza sinuosa, prefiriendo estos la alternativa más segura de circular por la ruta 34, y habiendo andado por este camino puedo entender el porqué. La 9 es tan sinuosa que cada carril de la calzada no da el ancho de un auto. En resumen: pareciera que fuera una ciclovía un poco más ancha de lo normal.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

El ancho de la ruta 9, en el sector de la cornisa, da a pensar que nos encontramos en una ciclovia.

Entrando en terreno firme por la ruta 9, nos vemos rodeados por densa vegetación: hemos entrado al sector llamado La cornisa. Frondosos árboles, flores arbustivas y la presencia de aves cantoras dan la sensación de que no estamos precisamente en el norte argentina, sino que nos trasladamos al bosque templado lluvioso del sur de mi país. Como fan de este tipo de bioma, sentí nostalgia durante todo este tramo. Muy lindo para recorrerlo en bici.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

Vista al embalse Las Maderas y el bosque del sector La Cornisa, Ruta 9.

La ruta 9 continúa y al día siguiente empezamos a entrar a la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio cultural de la UNESCO. Personalmente, creo que esta zona es bien bonita, pero no viví nada que me haría pensar en patrimonio. Sin embargo, causas debe haberlas, porque turistas convencionales los hay.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Flores embelleciendo el camino en la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy.

Volviendo al tema de la Quebrada: ya subiendo hacia el norte me doy cuenta que mi condición física no me acompaña, no me he curado al 100% del resfrio salteño. Entre lagrimas de impotencia le explico a Sylvain que tengo miedo (si, miedo de verdad) de cruzar Paso Jama en este estado. Las noches extremadamente frías y el fuerte viento me hacen pensar un mal escenario para mis entonces frágiles bronquios.

Sylvain es un hombre muy comprensivo y pragmático, y me dice que hay un plan B: entrar a Chile por Bolivia, que aunque demore un poco más, será menos fuerte para nuestra salud física, y así poder llegar a Calama donde mi buena amiga Paola nos espera hace días, como también una encomienda que mi madre mando hace un tiempo.

Decidimos el cambio de itinerario en menos de 10 minutos, y con la nueva posibilidad seguimos adelante.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Adelante! que nadie avanza hacia atrás.

Ya pasando el cruce hacia Purmamarca, no hay vuelta atrás y comenzamos a adentrarnos aun más en la Quebrada, con la ruta 9 plagada (sin exagerar) de buses de turismo con dirección a Humahuaca, Tilcara o a la ciudad boliviana de Villazón, que roza con la frontera argentina.

El paisaje hasta Humahuaca es definido por cerros coloreados como la paleta de Van Gogh, la presencia del rio Grande y con éste la fertilidad vegetal decorando sus costados. Cuando nos alejamos del rio y avanzamos poco a poco en altura, las cactáceas y arbustos toman el protagonismo.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Vista de la Paleta del Pintor desde la ruta 9, en Tilcara.

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola :)

Colegas del camino: conocemos a Fiona, una cicloturista inglesa, que lleva casi un año recorriendo Sudamérica. Sin duda, ser mujer ya no es excusa para viajar sola.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

La paleta del pintor sigue hacia el norte.

Ya cerca de Abra Pampa, las llamas comienzan a aparecer, dándonos a conocer lo cerca que estamos de Bolivia.

Llamas en el camino indican la cercanía con Bolivia.

La llama que llama.

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir...

Muy cerca de Tres Cruces, al sur de Abra Pampa, alcanzamos altura, por lo que debemos cuidarnos del frio al dormir…

... y que mejor la capilla del cementerio para este par de ateos.

… y que mejor refugio: la capilla del cementerio para este par de ateos.

En Abra Pampa pasamos el día en una hostal, para asi tener un lugar donde ver tranquilos la final de la Copa América. El trofeo se define entre Chile y Argentina, por eso pensamos que la mejor opción es ver el partido en una zona neutra como una pieza privada, y evitamos cualquier conflicto con nuestros anfitriones. La inversión de nuestros últimos pesos vale la pena; Chile gana en casa con definición a penales.

La noche siguiente acampamos en plena pampa con el viento gritándonos mientras dormíamos. ¿Será que Argentina me esta castigando un poco por ser chilena? Pero todo tiene su fin y el 6 de julio llegamos a La Quiaca, donde nos abastecemos de agua antes de cruzar a Bolivia. Nota: muchos dicen que el agua potable de este país no lo es, y ya sabemos que Juan Segura vivió muchos años.

El trámite de cruzar a Bolivia es tan sencillo como caminar, ya que para muchos solo basta eso para entrar al estado plurinacional. Si se va a Villazón por el día, no se exige documento. En tanto, si se pretende estar en Bolivia más de dos días, ahí entra nuestro amigo pasaporte o cualquier documento de identidad. Aduana entrega el timbre y un papel de color verde que se debe entregar de vuelta a la aduana pertinente cuando se sale del país.

Probablemente este trámite de cruzar a Bolivia por acá es quizás uno de los más sencillos y rápidos en Sudamérica. Además, no hay control de equipaje – ¡más ahorro de tiempo!

Ya en Villazón se siente que entramos a otro país: el tráfico es más intenso, predominando los taxis y micros, las coloridas cholitas lucen sus vestimentas y los precios en general disminuyen en relación a Argentina. Finalmente, la presencia de niños trabajando nos indica lo que un letrero arriba de nuestras cabezas confirma: Bienvenidos a Bolivia.


Desde Chilecito a Salta, capital provincial.

Nos despedimos de nuestros anfitriones en Chilecito el 6 de junio, saliendo de la ciudad casi al mediodía. El día nos recibió con calor, y como había sido la tónica de los últimos días, un nuevo hoyito en mi rueda. Como ya es lo usual del trabajo en equipo, Sylvain se encarga de sacar la cámara de la llanta y yo la parcho, así salimos más rápido del problema, pero esta vez no fue tan sencillo, ya que surgió otro problema: ¡el bombín no funcionaba! Ya habíamos hecho cerca de 15 km. al norte de Chilecito y parecía que teníamos que volver. Divisamos un cicloturista que venía en nuestra dirección, así que le pedimos su bombín, el cual solo era para válvula francesa (nosotros usamos americana, a pesar de la nacionalidad de mi marido). Después de un rato pensando que íbamos a hacer, Sylvain se decidió a arreglar el bombín, y ¡presto! bombín arreglado.

Vuelta en marcha, seguimos adelante con el calor, sabiendo que el próximo punto para conseguir agua era Pituil, a 70 km vía Ruta 40. Ya entrada la tarde, buscamos alguna Difunta Correa para tener agua y podernos lavar un poco. Sylvain se aleja por un camino cercano donde podría haber una animita, y yo me quedo esperando en la ruta, cuando un auto se acerca: era un hombre ofreciéndome agua potable! Ya les había dicho, la gente de esta zona empatiza un montón con la sed.

Más que iglesias, el mundo necesita esto: agua potable pública - Válvula en la plaza de Pituil, La Rioja.

Más que iglesias, el mundo necesita esto: agua potable pública – Un fuerte aplauso (no sarcástico) para el pueblo de Pituil y su válvula.

Un dato interesante es que en Pituil, Schaqui y San Blas se puede encontrar Wifi en las plazas, a pesar de ser pueblos pequeños. La conectividad se vive en la provincia de la Rioja.

En Alpasinche nos abastecemos de agua hasta Belén (distancia de 93 kms). Al cruzar el rio Salado, pasamos a la provincia de Catamarca donde comienza una suave cuesta y con ello destrozando nuestro sueño de un país libre de zonas para acampar, el camino limitado a sus costados con cercos, al parecer, puestos por la compañía que construyo el camino – demasiada uniformidad los delata. Viendo el lado positivo, la vista a la sierra de Fiambala hace más grato el camino, y también nuestra búsqueda por un punto para dormir, que finalmente logramos minutos antes de que el Sol se ponga. Uff- misión cumplida.

Rio Salado marca el limite de las provincias de La Rioja-Catamarca por la ruta 40.

Rio Salado marca el limite de las provincias de La Rioja-Catamarca por la ruta 40.

Por la ruta 40 con la Sierra de Fiambala de telón.

La Sierra de Fiambala de telón.

Ya en Belén buscamos un lugar para comprar cámaras de bicicletas: lamentablemente las medidas que buscamos no las tienen, por lo que nuestra meta se pospone nuevamente hasta Salta. También en Belén, el Wifi de plaza se acaba, pero se puede encontrar en un servicentro de avda. Coronel Daza con Sarmiento, por un mínimo de consumo.

Con la escasez de cámaras intactas para nuestras ruedas, algunas rutinas tuvieron que cambiar: para evitar más pinchazos habrá que desempacar toda la bicicleta hasta el lugar de acampar, y trasladar todo por separado. El esfuerzo lo vale, o al menos me puedo jactar de ejercitar un poco más mis brazos, en lugar de solo las piernas.

Al salir de Belén se aprecia el camino escarpado que bordea el rio con el mismo nombre. El rio esculpe la roca en esta zona y se nota la belleza del tiempo.

Hacia el norte por el costado del rio Belén, provincia de Catamarca, Argentina.

Hacia el norte por el costado del rio Belén, provincia de Catamarca, Argentina.

Los dos días siguientes el tiempo nos da una sorpresa: amanece nublado, pero la lluvia no llega, y además nos vamos enterando que el camino a Hualfin está completamente pavimentado, tiene escaso tráfico y sube suavemente hasta el Pie del Medano, y desde allí bajar, bajar y bajar con el plato numero 3 – todo un privilegio por estos lados – hasta Santa María, pueblo donde pagamos 20 pesos por camping municipal, lleno de perros que nos dieron una serenata, pero con un nochero amable que nos dio permiso para ver el partido de Chile contra Ecuador (2-0) en la casa de la entrada.

Leyenda en muro de adobe de la ciudad de Santa Maria. Tan sencillo como cierto.

Leyenda en muro de adobe de la ciudad de Santa Maria. Tan sencillo como cierto.

Parece que la lluvia no nos quiere sorprender... aún.

Parece que la lluvia no nos quiere sorprender… aún.

A falta de marraqueta crujiente el día siguiente, partimos con los estómagos llenos de deliciosas facturas hacia la ruta que nos llevaría a los Valles Calchalquies, zona vitivinícola y con ello el turismo asociado al vinacho: el pueblo de Cafayate nos recuerda que cuando un lugar es solo turismo, pierde su esencia y se torna artificial. Nos retiramos hastiados de este lugar para seguir hasta San Carlos donde el asfalto se termina y comienza algo que no se si podría llamar 100% ripio, ya que hay buena parte del camino se mezcla con arena, y para qué hablar de las calaminas – uff!.

¿Queda claro lo que es una calamina?

¿Queda claro lo que es una calamina?

El resultado de la erosion en Quebradas de las fechas, ruta 40.

El resultado de la erosión en Quebradas de las flechas, km 4380, ruta 40, Valles Calchalquies.

Despues de muchos intentos, logro una foto más o menos decene de estas aves. Valles Cachalquies.

Después de muchos intentos, logro una foto más o menos decente de estas aves. Cosechas de maíz en los Valles Calchalquies.

Pareciera que a las aves les gusta posar por estos lados.

Más aves fotogénicas.

De nuevo, buscamos ver uno de los partidos de Chile en Copa América, y nos dirigimos ese día al pueblo de Los Molinos. Pero esa mañana, sufrimos un percance de tipo florístico, esta vez no con las ruedas de las cletas, sino con el pie de Sylvain: intentamos sacarle una espina pero no resulta. Avanzamos esperando que el dolor desapareciera pero no sucede, debemos encontrar atención medica. Afortunadamente, al llegar a Los Molinos nos asentamos en el camping municipal, por solo 70 pesos. Allí conocemos una pareja de argentinos ciclistas quienes nos comentan que ante cualquier duda médica, la consulta y posible tratamiento es gratis acá. Con esta buena noticia partimos al pequeño hospital donde, luego de un par de batallados minutos, el paramédico le extrae la caprichosa espina a Sylvain, y mejor aun: ¡gratis!

Sylvain a punto de averiguar que la espeleologia no solo se puede hacer en roca, sino que tambien en la epidermis.

Sylvain a punto de averiguar que la espeleologia no solo se puede hacer en roca, sino que también en la epidermis.

Después partimos a la plaza de armas para conectarnos al internet un rato. Un tiempo en la plaza y un señor se da cuenta que soy chilena, a lo que comienza a hacerme un par de preguntas sobre compras en nuestro país. Al parecer le caí bien, por lo que nos invita a ver el partido en su casa, junto a su esposa. Esto nos cae de perillas, porque comenzaba a hacer frío y no encontrábamos ningún lugar para ver la competencia. Chile da la batalla contra México, pero quedan igualados a tres.

A la mañana siguiente, Sylvain vuelve a la posta para la curación, y viendo que todo está mejor con su pie, seguimos por los valles a Seclantas, pasando por la ruta de los artesanos hacia el parque nacional Los Cardones vía ruta 42. Este camino de aproximadamente 30 kilómetros, aunque no parezca mucho en teoría, podría ser quizás la parte que se me ha hecho más larga durante el tiempo que llevamos viajando. El estado abandonado del camino, el escaso o nulo tráfico que tiene, o quizás simplemente mi anhelo de llegar rápido a Salta, hicieron que estos pocos kilómetros pasaran más lentos en mi cabeza. Claramente, esto no es eterno y llegamos nuevamente al asfalto, a la intersección con la ruta 33 en la Recta del Tintin, la preferida para aquellos que van a Cachi desde Salta.

El estado de la ruta 42 - calaminas, arena y soledad, salvo por este par de ciclistas y un par de burros mirones por allí.

El estado de la ruta 42 – calaminas, arena y soledad, salvo por este par de ciclistas y un par de burros mirones por allí.

Ya sabemos que a muchos argentinos les gusta el maté, pero ¿será necesario este letrero para indicar donde consumirlo? - Parque Nacional Los Cardones.

Ya sabemos que a muchos argentinos les gusta el mate, pero ¿será necesario este letrero para indicar donde consumirlo? – Parque Nacional Los Cardones.

Con el cambio de terreno, el viento se torna un poco más fuerte, por lo que nos refugiamos en una quebrada para dormir; descansamos lo que podemos porque el día que viene la cuesta del Obispo nos podría sorprender. Desde el camino que tomamos, esta cuesta es más suave, por lo que llegar a los 3457 metros de altura, toma solo tener un movimiento regular de las piernas y temple para batallar el viento que se forma en la pampa. Dicho y hecho, llegamos al tope de la cuesta un poco antes de las 13 hrs. La vista argumenta el esfuerzo, y con las cabezas sobre las nubes disfrutamos el momento para observar el valle del rio Escoipe.

Cuesta del Obispo, la cúspide de este capitulo, y un punto obligado para detenerse, inhalar y continuar maravillandose en el descenso.

Cuesta del Obispo, la cúspide de este capitulo, y un punto obligado para detenerse, inhalar y continuar maravillandose en el descenso.

Hace frio en la cumbre y creemos que al bajar podremos sentir un poco más de calor, pero nos equivocamos profundamente.

Mmm, parece que vamos a temperaturas más calidas...

Mmm, parece que vamos a temperaturas más cálidas…

Me recag.. de frío!!! Tenemos que salir de este microclima rápido!

¡Me recag.. de frío!!! ¡Tenemos que salir de este microclima rápido!

Con hambre, decidimos seguir bajando hasta encontrar un lugar apto donde sentir menos frío. Conseguimos comer, pero no entrar en calor, y ya viendo que avanza el tiempo y no encontramos un lugar para acampar – la presencia de muchas curvas no da espacio para áreas planas, o cuando las hay existe una vivienda allí – tomamos el riesgo de seguir adelante y buscar un camping municipal en El Carril.

Un momento : ¿y por dónde se supongo que podemos ir? Bajando hacia El Carril.

Un momento : ¿y por dónde se supone que podemos ir? – Bajando hacia El Carril.

Es lindo ver algo más que solo autos y camiones. Los arrieros dando ejemplo de rudeza

Es lindo ver algo más que solo autos y camiones. Los arrieros dando ejemplo de rudeza a lo largo de zigzagueante rio Escoipe.

Ya con un poco de oscuridad, y luego de varias vueltas, llegamos al complejo municipal, donde un señor nos indica que el camping es gratis y que hay espacio. En seguida de conversar sobre las instalaciones, nos ofrece dormir en la pieza de trofeos, ya que él cree que podemos pasar frío. Muy agradecidos aceptamos la oferta, y nos disponemos a descansar.

La entrada a Salta no es compleja como nos habían descrito, solo que faltan indicaciones y no todas las calles tienen nombres, por lo que hay que poner atención, y por sobre todo tener buen sentido de orientación.

Ya llegados a la casa de nuestro anfitrión, Leandro, nos ponemos un poco más decentes para celebrar el cumpleaños de una huésped canadiense, y engullir un rico asado trasandino. Ya entrada la medianoche, la fiesta se prende, pero nosotros no, y con unas copas en el cuerpo, nos rendimos a los brazos de Morfeo.

Al día siguiente realizamos algunos trámites pendientes, como cambiar plata a los «arbolitos» de la plaza de armas. La voz de pueblo sabe: sale más a cuenta hacer cambio en la calle, que en casa de cambio.

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La historia nunca podrá ser borrada.  Haciendo referencia de una icónica imagen en la plaza 20 de febrero de Salta.

En la tarde volvimos a la casa y, debido a problemas personales de nuestro anfitrión, nos quedamos como dueños de casa durante un par de días.

Este tiempo nos da el descanso necesario para recuperarnos de un resfrío, preparar nuestro viaje por el Paso Jama a Chile, y como no, darnos el gusto que no podemos durante el viaje: de engullir los deliciosos platos que mi marido sabe hacer. Muy pronto, los recuerdos de estos platillos serán mucho más preciados bajo temperaturas altiplánicas.