Archives: 23 de noviembre de 2017

Al Sur del Mundo: de Lima a La Paz.

Sin novedad alguna en el vuelo desde Ciudad de México, llegamos a Lima el 9 de marzo del 2017. El cambio de hemisferio trae un amigo conocido, que esta vez no llega con mucho cariño: el verano, y no como al nivel que tenemos en el Chile central, sino un calor pegajoso desde el momento que salimos del avión. Tomará varios días de habituación después de pasar los últimos meses viajando en otoño e invierno de México y Estados Unidos. Luego de ensamblar las bicicletas, salimos pedaleando del aeropuerto a casa nuestra anfitriona, Rita, cerca de las 10 p.m., quien vive cerca del centro limeño. Afortunadamente, planeamos la ruta con ciclovías y la llegada a casa de nuestra anfitriona estuvo libre de sucesos lamentables. 

Como muchas capitales, Lima cuenta con un circuito de buenas ciclovias. Algunas, como la de la foto, en mejor estado que otras.

Con la escolta limeña, armada gracias a Rita (de amarillo), logramos salir rápidamente de la capital.

Ya en la Panamericana (1S) rumbo a Mala.

Con un par de días en la capital peruana, decidimos partir al sur hasta Nazca para subir a la Sierra Peruana. Y al parecer nos fuimos en el momento correcto, ya que alrededor del 15 de marzo: el fenómeno de El Niño costero  se empieza a extender a las zonas más cercanas de Lima, y a esta misma, manifestándose especialmente con huaicos y ocasionando masivos cortes de agua, especialmente en zonas densamente pobladas.

La intensidad de precipitaciones en la Sierra nos lleva a la decisión de subir a la Cordillera por Nazca (450 kilómetros más al sur de Lima) y no Pisco>Ayacucho o Lima>Huancayo, postergando por al menos una decena de días las lluvias serranas, ya que estas deberían terminar a finales del verano en esa región. A pesar de tener que pasar unos días extras pedaleando por la Panamericana y bajo el calor costero, ya sabíamos a lo que nos enfrentábamos: un camino monótono y ventoso, conocimiento basado de la experiencia por el mismo camino en el 2015. Pero con la ayuda de nuevos y antiguos anfitriones de Warmshowers el recorrido se hizo más pasable.

En chincha nos hospedo Johana (de polera gris) y su familia, por medio de Warmshowers.

El Niño se deja ver: cerca de Pisco, podemos ver que las quebradas y rios corren con más agua.

A unos kilómetros al sur de Ica, esta quebrada se salio del cauce y tuvimos que mojarnos los pies para pasar.

Desde Lima a Nazca pasamos 5 días pedaleando (sin contar las detenciones) pero solo una noche acampamos, en los cerros cerca de Palpa. Con el tiempo en total llegamos a Nazca el 24 de marzo, pero el cambio de estación no hace que El Niño se aleje, así que nos detenemos en esa ciudad por tres días a la espera que las lluvias pasen y partir hacia las añoradas tierras altas. Salimos el 29 de marzo con destino Abancay, capital del departamento de Apurímac, siguiendo la ruta 26A. Los primeros 100 kilómetros son los más difíciles, ya que en esa distancia se asciende de 520 hasta 4000 metros de altura, un ejercicio no practicado en mucho tiempo. La inclinación fue violenta, sobre todo con todo el tiempo que pasamos en el litoral y el peso extra de alforjas llenas de comida y agua para esta zona un tanto aislada. Tan sólo en Santiago de Vado (120 km. de Nazca, en el departamento de Ayacucho) hay comercio lo suficientemente grande para abaratar costos, pero recuerden: son 120 km en subida. Sorpresivamente, entrando a la Reserva Pampa Galeras-Bárbara D’Achille y pedaleando bajo lo que ya sería una tormenta, un hombre conduciendo una camioneta nos ofrece quedarnos en el refugio de la Reserva. Cuando buenos viajeros con presupuesto, la palabra mágica fue GRATIS para convencernos a usar su ofrecimiento. Nos quedamos dos noches ahí, aprovechando tener un techo para pasar la lluvia. Al parecer El Niño no quería volver del recreo.

A varios kilómetros al este de Nazca, por la Ruta 26A, y el camino comienza a serpentear hacia arriba.

Por el mismo camino, más arriba, el desierto parece quedar atrás y el verdor tiñe el paisaje.

Entrando a la Reserva se empiezan a ver decenas de vicuñas.

Sylvain revisando una de las bicicletas dentro de las instalaciones de la Reserva.

La Reserva Pampa Galeras es la principal zona de conservación de vicuñas en Perú, donde es símbolo patrio. En la foto, una cría rescatada que vivía en las instalaciones. Se esperaba que, después de su destete, podría ser integrada a vivir con sus pares de forma libre.

Las construcciones, un tanto abandonadas pero funcionales, de la Reserva nacional Pampa Galeras-Bárbara d’Achille, Perú.

Abra Condorcenca a 4390 m.s.n.m.

Después de pasar el Abra Condorcenca a 4390 m.s.n.m. en la ruta 26A para luego descender hasta Santiago de Vado para luego volver a subir más allá de Puquio y llegar a una zona alta que se mantiene por unos 100 kilómetros sobre 4000 metros de altura: no exactamente el mejor lugar para permanecer durante una tormenta. Favorablemente pasamos esta área sin problemas y cerca del límite con el Departamento de Apurímac encontrarnos con una nueva oportunidad de hospitalidad a 4234 m.s.n.m.: en el Tambo Huray Huma, una oficina del Ministerio Vivienda que entrega orientación a los pobladores rurales de la zona y, de vez en cuando, alojamiento a viajeros. En este recinto nos dejaron dormir bajo techo, usar la electricidad y agua de la llave: un alivio para el frío altitudinal y la tormenta serrana que nos acompañó. NOTA: Para saber el punto exacto de este lugar, revisen la aplicación llamada iOverlander.

Laguna de Yaurihuiri, Ayacucho, Ruta 26A.

Laguna Apiñacocha, Ayacucho, Ruta 26A.

Valle del Rio Huanca, al limite departamental entre Ayacucho y Apurímac.

Al frente del Tambo Huray Huma, con Jordan y Forest, viajeros estadounidenses y su medio de transporte.

Como cortina trasera del Tambo existe un abundante bofedal, hogar de llamas y flamencos.

Jornada siguiente continuamos hasta el Abra Huashuccasa (4300 m.s.n.m.) para bajar al extenso valle del rio de Pachachaca. El camino baja suavemente hasta los 1800 m.s.n.m. y con una perspectiva rodeada de verdor. Pero muchas veces lo bueno tiene su lado malo: llegamos a una altura favorable para los insectos, específicamente de hematófagos (tal vez del género Lutzomyia) que cómodamente vivían ahí, como también se alimentaban de nosotros.

Abra Huashuccasa deja al descubierto el valle del rio Pachachaca.

Rio Apurímac.

Próxima parada: Abancay. Para llegar ahí, tuvimos que subir unos 15 kilómetros entre un tráfico denso con el comportamiento vial urbano del Perú, es decir, ciclistas y peatones pierden preferencia: si el motor suena tienes el camino abierto a pasar y con el bonus track de deleitar el resto con una sinfonía de bocinas *Sarcasmo*. La ciudad en sí no es de las más bellas que hemos visitado y francamente muy decepcionante para una capital de departamento, pero estar en medio de tantos cerros entrega cierto encanto, además de un clima más agradable. Aprovechando esto hicimos una inversión y pagamos un hostal por dos noches allí, lavamos ropas y nos zarpamos un patache: pollo spiedo con papas fritas. Otro punto bueno, es que el tiempo comenzó a tornarse más de acuerdo a la estación, esto es, con menos lluvias. 

Abancay desde arriba. Ruta 3S.

Cuyilandia.

Cusco no es lejano a Abancay, menos de 200 kilómetros de hecho con la ruta 3S, sin embargo hay dos subidas que cruzar: la primera es mayor (Abra Sorllaca a 4000 m.s.n.m.) y desciende hasta el Rio Apurímac, para volver a escalar hasta 3715 m.s.n.m. (Abra Huillque). Aun con esta dificultad, logramos hacer este trayecto en tres días, pero, siendo justos, el camino está en buen estado y con bermas de tamaño regular para circular sin tener que competir por espacio. La entrada a Cusco fue otra cosa, calles en pésimo estado y atiborradas de buses parando en cada esquina, así como una cantidad de perros vagos altísima, en su mayoría muy agresivos. Además, entre ambas ciudades, es difícil de acampar, ya que la población rural es grande y encontrar un punto discreto para descansar es raro, pero no inadmisible. 

Llegamos a la turística ciudad de Cusco (3400 m.s.n.m.) sin ánimos de visitarla, salvo descansar, comer, lavar ropa y arreglar las bicis, lo usual. Nada de Machu Picchu ni ninguna ruina, de ninguna forma íbamos gastar tanta plata para visitar un lugar lleno de gente. La gran excepción fue Teotihuacán en México, pero el precio entre ambos lugares no se compara. Además no nos sentimos cómodos con nuestra anfitriona Couchsurfing en Cusco, así que no quisimos extender más nuestra estadía.

Primera vista desde Cusco.

El 16 de abril nos fuimos de la otrora capital Incaica con orientación a Bolivia por la ruta 3S hasta Pucará, departamento de Puno. Para entrar a este país teníamos tres opciones, todas aledañas al Lago: Tilalí en el norte, Copacabana en el medio y Desaguadero en el sur de la ribera. Estos dos últimos son los que tienen mayor tráfico, debido a que el camino está en un estado superior y por tener puntos turísticos marcados, como las ruinas de Tiwanaku (Bolivia) y las islas flotantes de los Uros (Perú). Por ello, elegimos el camino del norte. Este (de acuerdo a la experiencia de Sylvain) es menos concurrido y como ya lo habíamos hecho en el 2015 ¿por qué no repetirlo?, sobre todo ahora que instalaron una oficina de migración en Tilalí, operando desde febrero del 2017, haciendo el trámite de salida mucho más sencillo. Antes, había que ir hasta Puno a conseguir el sello de ingreso o salida de Perú.  

Saliendo de Cusco vemos esta Iglesia atiborrada de fieles. Habiamos olvidado que ese domingo era de Resurección.

El itinerario por la ruta 3S desde Cusco es un ascenso progresivo de 160 kilómetros hasta el límite departamental, en un paso llamado Abra La Raya (4312 m.s.n.m.). A lo largo del camino los paisajes son hermosos pero persiste como muchas veces el inconveniente a la hora de encontrar un lugar para acampar, sobre todo en el ascenso.

Por un rincón de un poblado cusqueño, identifico un grafitti que dice «titiribici». ¿Será el mismo  que hospedamos en Chile?

Ch’iyar Jaqhi nevado.

Ultimo paso en Perú, entre Cusco y Puno. (No comentaré ningún chiste por el nombre para no ser tan obvia con mis compatriotas).

Escaleras terrenales al cielo.

Luego del Paso, nos mantuvimos cerca de los 4000 m.s.n.m., lo usual para el altiplano. Para nosotros era obvio que había que encontrar un camino alternativo para llegar a Tilali que no signifique pasar por Juliaca y luego a Huancané. Juliaca no es exactamente encantadora y, puntualmente, la urbe carece de empatía para tránsito no motorizado. Además el camino a Huancané carece de berma y está llena de minibuses a alta velocidad. Con estos antecedentes recopilados del 2015, a unos 45 km al norte de Juliaca, por la ruta 34B tomamos un atajo con varios caminos de ripio, cruzamos un puente peatonal y navegando, gracias a la aplicación MAPS.ME, llegamos a la ruta 34 H y luego a la 34I, ambas bordeando el Lago Titicaca. Para ser un atajo improvisado nos fue bastante bien: al final de la jornada logramos llegar a una plantación de eucaliptos y descansar bien. La misión del día siguiente fue pasar el control de migración en Tilali y acampar en el mismo lugar de septiembre del 2015, a metros de la frontera con Bolivia, lo cual fue terminado con éxito.

Aunque no teníamos muy claro de este atajo por caminos de ripios logramos sortear el primer obstáculo…

…y ya con el Lago Titicaca a la vista, y probablemente varias horas ahorradas, damos por exitosa la misión.

La pedaleada desde Huancané a La Paz no hubo mayores sorpresas: el inclinado camino de ripio seguía en la frontera de ambos países, así como la oficina de migración en Puerto Acosta, Bolivia, a la que llegamos el 22 de abril. Luego de que nos alejamos del camino aledaño al lago el pedaleo se volvió más anecdótico: desde Achacachi hasta La Paz surgieron varios arreglos viales y el tráfico se puso muy denso por lo mismo, así como la autopista que une El Alto con La Paz estaba bajo construcción, dejándonos sin berma, sumándole la lluvia que nos acompañó hasta la Casa de Ciclista, donde arribamos el 24 de abril. Pero sabiendo que hay un lugar donde refugiarnos todo esto no pareció tan malo. Volver a tomar una ducha caliente y comer una comida sabrosa recompensa muchos aspectos, así como la espectacular vista de la Cordillera Real, la corona que adorna esta encantadora ciudad.

«Jamás mujeres al poder» 🙁

Bordeando el lago para ir a Bolivia.

Monolito que distingue la frontera peruana-boliviana al norte del Titicaca.

Al entrar a Bolivia comienza el camino de ripio que dura unos 7 kilómetros hasta Puerto Acosta, donde se encuentra la oficina de Migración.

Cerca de Puerto Acosta hay que cruzar un arroyo, muchas veces el camino parece que es imposible pero si se puede hacer.

Llegando a Puerto Acosta, primer poblado de Bolivia en esta trayectoria.

¡Hasta pronto, Titicaca!

Con harto trabajo, logramos acampar en un área aledaña al lago por el lado boliviano. Esta parte tiene varios parches de eucaliptos que sirven para camuflarse. En este tuvimos que empujar colina arriba para alcanzar el escondite.

Cerca de Achacachi, Bolivia, comenzamos a ver más clara la Cordillera Real.

También observamos muchas botellas de alcohol puro tiradas por el camino. Sospechamos que es bebido, ya que fuimos testigos de esta práctica.

La entrada a El Alto se encuentra bajo construcción, añadiendo más desorden a esta ciudad. Sin embargo, nada nos detiene: estamos muy cerca de La Paz.

 


¡Viva México!: regreso y despedida

Al salir de EE.UU. no pasamos por ninguna oficina de migración por lo que nos quedamos sin sello de salida de Gringolandia. Sin embargo en Migración Mexicana no nos dan problemas por ello, aunque si debemos pagar la Forma Migratoria Múltiple (FMM) atrasada, ya que no lo pagamos al salir de México en septiembre (¡nadie la pidió!). El pago de este documento es obligatorio para permanecer hasta 180 días en México por 390 pesos por persona, tal como explique en la primera entrada de México.

Letrero en el Puente sobre el Rio Grande, frontera natural entre Ciudad Juárez  y El Paso.

Pagando la deuda nos dirigimos, y sin revisión de equipaje [preocupante para una zona donde las armas pasan desde el otro lado de la frontera], a casa de nuestros anfitriones en Ciudad Juárez, Liliana y Eduardo, a quienes encontramos por Couchsurfing. Con estadía en la ciudad aprovechamos de atender un problema dental que Sylvain traía desde hace días: 175 pesos mexicanos (unas 7 lucas) por una tapadura y limpieza total en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). El bajo costo de los servicios dentales indica el porqué del éxito de esta rama médica a este lado de la frontera.

Sylvain explicando al estudiante de odontología (bilingüe) de la UACJ su problema dental.

Con Liliana y Eduardo, anfitriones de Ciudad Juárez.

Planificamos la salida de Ciudad Juárez el día de la conmemoración de la Revolución, el 20 de noviembre (feriado) y saliendo al alba partimos al sur. El hecho de que era un día libre no significo mucho en el tráfico, pero nos mantuvimos con el plan de continuar al sur por la ruta 45 hacia Chihuahua. Luego de varios kilómetros después del limite urbano nos damos cuenta que el camino no tiene berma (algo extraño, pero común en tierras mexicanas para una vía de alto tráfico), así que decidimos aceptar la invitación de Hugo Salais, un colega cicloturista chihuahuense que habíamos conocido hace casi un año atrás en Chiapas, y nos desviamos al Ejido Benito Juárez, donde se encontraba trabajando con su papá, también llamado Hugo (confusión). Con una bienvenida llena de comida, cerveza, nueces a granel (cultivo que procesan) y buenos chistes descansamos y decidimos quedarnos dos noches más, para partir a Chihuahua, donde nos espera el resto de la familia Salais.

La ruta 45, desde Ciudad Juárez a Chihuahua, posee ciertos tramos con berma, pero no totalmente.

Algunas elevaciones a la distancia, en la ruta 19 de Chihuahua, camino al Ejido Benito Juárez.

El viaje desde el Ejido hasta Namiquipa se hace difícil por los vientos típicos de esta zona de praderas, donde agricultores mexicanos trabajan codo a codo con cientos de menonitas .

Las praderas de Chihuahua.

El 27 de noviembre llegamos a Namiquipa y nos detenemos a un costado de la Cruz Roja para refugiarnos del viento y almorzar. Al terminar la comida el paramédico del recinto sale y nos invita a pasar, dice que con gusto nos deja dormir en las instalaciones, porque hay pronóstico de viento muy fuerte. Convencidos por su amabilidad y comodidades del lugar aceptamos la invitación. Con tanta solidaridad que nos entregan los mexicanos a veces es difícil seguir el itinerario contemplado 😀

Con Pablo, el paramédico de la Cruz Roja de Namiquipa, Chihuahua.

Seguimos pedaleando a la mañana siguiente y el 29 de noviembre llegamos a Chihuahua, capital del estado homónimo, al hogar de familia Salais Ceballos. Ahí nos reciben Betty (madre de Hugo), Beyra y Huber (hermanos del mismo). Nuevamente la amabilidad mexicana nos «atrapa» y nos quedamos hasta el 5 de diciembre, aunque la extensión de nuestra estadía también se debió a la gran lluvia que cayó el fin de semana que planeábamos irnos.

Un elote preparado (Con queso, crema y ají), clásico plato mexicano. Un deleite cortesía de Betty, anfitriona chihuahuense.

Con Hugo Salais Ceballos, nuestro amigo chihuahuense. Gracias a él, toda una cadena de solidaridad nos fue entregada por su familia en el mismo estado.

La jornada de ida a la zona serrana de Chihuahua nos sorprende con una improvisada entrevista para el El diario de Chihuahua en plena ruta. Comentario aparte: La nota se publicó varias semanas a posteriori del encuentro y después de todo lo que insistí ni mencionaron nuestra página :/

Al día siguiente llegamos a Cauhtémoc, y dado que estábamos en una zona altamente poblada, solicitamos un espacio para descansar en la Cruz Roja. El ofrecimiento no es tan lujoso como el que obtuvimos en Namiquipa, pero al menos salva el día e instalamos nuestra carpa en el patio, atrás de todas las ambulancias.

Al menos mucho mejor que dormir en la calle. Cruz Roja de Cauhtémoc, Chihuahua.

Luego del descanso, interrumpido por la salida de una que otra ambulancia, partimos a la Sierra Tarahumara, mundialmente conocida por albergar la Barranca del Cobre, donde técnicamente no pasamos por el pago que significa. Para el 9 de diciembre llegamos a Creel, pueblo de entrada a la Sierra en si. El paisaje se convierte en montañas y bosques, muy contrastante al resto del estado de Chihuahua, sin dejar de lado el escaso tráfico de esta zona que nos ayudo a disfrutar del clima casi invernal.

El camino hacia Creel tiene menos tráfico y poco a poco comienzan a aparecer bosques de pinos. También observamos que el camino presenta menos basura- Fuimos testigos de la recolección de desperdicios por parte de los tarahumara, aunque no siempre les corresponde.

Entrando a territorio Tarahumara, Estado de Chihuahua.  

Lago Arareko, Sierra Tarahumara.

No estamos a favor de tomar fotografías a lugareños (cliché turístico), pero esta vez hicimos la excepción. En vez de comprar artesanías, que nos serian totalmente inútiles, por un par de pesos y con su permiso les tome una foto a esta niñas tarahumara: la vestimenta típica femenina de esta etnia merecía un registro (sobre todo considerando el frio de la Sierra).

A FALTA DE PALABRAS PARA DESCRIBIR LA BELLEZA DE ESTA ZONA, AQUÍ VARIAS FOTOS DE LA RUTA POR LA SIERRA TARAHUMARA:

Una de las ventajas de tomar este camino (Creel- Guachochi) es la densidad del bosque, que ofrece refugio para campistas como nosotros.

Porno para amantes de criptógamas. 

Luego de dos días de acostumbrarnos a las noches heladas y a una pedaleada más deportiva, el 11 de diciembre nos interceptan en plena subida dos jóvenes encapuchados: uno quizás adolescente, el otro probablemente menos de 22 años, portando ametralladoras y saliendo del bosque. En una rápida decisión, me empiezo a dar la vuelta para descender, para así volver por donde venimos: esto no me huele nada de bien. Pero antes de que comience a descender, Sylvain me dice «¡Espera, Luz!, parece que no tienen malas intenciones». Ambos jóvenes levantan los brazos y mencionan que ellos son los buenos. Vuelvo al trayecto propuesto esperando que sus armas no van dirigidas a nosotros. Luego de una conversación corta y poco clara (ya que insistían en cubrirse la boca) nos dejaron pasar. Con toda la propulsión adrenalinica seguimos nuestro camino. Pasaron unos segundos cuando el más joven vuelve hacia nosotros y nos exige identificación. Aquí me detuve y les explico calmadamente que somos solo turistas (pacifistas), que su desconfianza no esta fundada y le exijo que me diga que hacen ahí. El mayor se acerca y se descubre la cara, me explica que «cuidan la zona, en contra del cartel del Chapo». Con todo más aclarado nos dejan pasar. Pedaleamos y con la amenaza ya lejos, me detengo y lloró; no había sentido tanta inseguridad desde que cruzamos a Panamá, pero esto fue otro nivel: armas de guerra pueden alterar la tranquilidad mental de cualquiera, situación que contrasta notoriamente con el paisaje boscoso y sereno de la Sierra. Creo que pase varias horas con un nudo en la garganta, pero Sylvain logra reanimarme diciendo que actué muy bien y que mi calma se reflejo en todo momento de la conversación. Llega el anochecer y la realidad: debemos encontrar un lugar seguro para acampar, y esta noche puede ser crucial, no queremos más encuentros de este tipo, sobre todo en medio de la noche. Afortunadamente el bosque nuevamente nos ofrece tranquilidad y camuflaje, y a la mañana siguiente partimos a zonas mas habitadas, y quizás con mas presencia policial y de habitantes. La seguridad muchas veces solo se percibe y no es real, pero al menos ayuda para disfrutar un poco más del viaje que nos queda por esta zona montañosa.

Hacia zonas más planas y seguras (?)

El 15 de diciembre llegamos a Parral, a casa de Chanita y Rafael, padres de Betty, abuelos de Hugo; el legado solidario de esta familia chihuahuense aún persiste. Esta cualidad se ramifica con varios hijos, mayoritariamente fabricantes de Tortillas. Dicho esto, no hubo ni un solo día que no comimos tortillas, y ¿quien se puede resistir cuando están recién hechas y con un relleno de guisado?

Al entrar en más confianza con la familia, les contamos de nuestra experiencia con los encapuchados de la barranca, y nos comentan que esa zona esta enmarcada dentro del Triángulo dorado del narcotráfico mexicano. Ellos dicen que ya no es de extrañar que este tipo de «revisión» pase, ya que los Carteles dominan el área, pero a nosotros no deja de llamarnos la atención ya que solo somos ciclistas y creemos no representar un peligro/competencia para ellos. Nota: En este tipo de casos (ausencia de robos y actos violentos) es mejor no acudir a la policía.

Disfrutando de un asado con parte de la familia Ceballos. Hidalgo del Parral, Chihuahua.

Formación rocosa que capta la atención dentro de estas planicies norteñas.

El paisaje que va desde Parral hasta Durango es más o menos así: pradera, ganado, pradera, ganado, plantas xerofiticas, pradera…etc.

Luego de varias insistencias de parte de Chanita, pasamos la invitación de extender nuestra estadía hasta Navidad y el 21 de diciembre seguimos la ruta, tediosa pero segura, hacia Durango. En esta ciudad nos espera Pedro, ciclista también y quien nos deja pasar el año nuevo en su casa. Nuestra petición se debe porque en algunas zonas de México, como en este estado y otros norteños, se da la «tradición» de disparar las armas al cielo al cambio de año, argumento suficiente para desenfundar las armas de fuegos, ¡hasta escuchamos disparos de ametralladoras!. Además de pasar el año nuevo recluidos, aprovechamos el tiempo para comprar nuestro boleto de avión a Sudamérica. La decisión nos tomó varias semanas pero consideramos que viajar a Lima sería la mejor opción en términos de precio y tiempo para seguir pedaleando de vuelta a Chile.

Con Pedro, anfitrión de Warmshowers en la ciudad de Durango.

El aburrido camino hacia Zacatecas (ruta 45).

Yuccas en las praderas camino a Zacatecas (Ruta 45).

Siguiendo la ruta 45, y cuatro días después de la despedida de Durango, llegamos a ciudad de Zacatecas, a casa de Sandra y Pancho, quienes viven en pleno centro histórico. Nuestra llegada coincide con el Dia de Reyes (6 de enero), así que nuestros anfitriones nos invitan a compartir la Rosca de reyes, que es un bollo dulce redondo en el cual se introducen «sorpresas» (figuritas plásticas con la forma de una guagua, que representan a Jesucristo). Al que le toque la figurita tiene que comprar tamales para el resto de los comensales el 2 de febrero, día de la Candelaria. Con el hambre que teníamos, Sylvain y yo topamos varios muñequitos, así que tenemos una deuda pendiente. En Zacatecas también fuimos testigos de una gran marcha en contra del Gasolinazo  y del descontento de muchos con el actual presidente.

Trozo de rosca de Reyes, con la maldita y azarosa figurita.

Mientras tanto, en las portadas mexicanas…

Marcha en contra del Gasolinazo, Zacatecas.

Marcha vista desde arriba.

Parroquia de Santo Domingo, Zacatecas.

Catedral Basílica de Zacatecas.

 «Miren, ¡sin manos!».  

Con Pancho, anfitrión zacatecano, y su hijo Paco.

Como ven, siempre se puede encontrar un rinconcito para acampar. Acampada la noche antes de llegar a Aguascalientes.

Luego de menos dos días de pedaleo, y con una pendiente favorable, llegamos a la ciudad de Aguascalientes, capital del estado homónimo. Primero pasamos un par de días en casa de Pablo, miembro de Warmshowers, y luego a la casa de Liliana y Eduardo, pareja que nos hospedo en Ciudad Juárez. Ellos nos ofrecieron esta casa (deshabitada pero completamente amoblada) para quedarnos el tiempo que quisiéramos, así que aprovechamos la oportunidad y permanecimos allí por un poco más de 3 semanas: escribiendo para la pagina web, confeccionando una gran encomienda, trabajando en las bicicletas y simplemente disfrutando el tiempo a solas; ¡hasta vimos todas las temporadas de «Game of Thrones«!. Así «quemamos» bastante tiempo para seguir camino rumbo a Ciudad de México, donde deberíamos tomar el avión.

Con Pablo y su compañero de casa, Kevin, en Aguascalientes.

En Aguascalientes se encuentran el museo José Guadalupe Posada, celebre ilustrador nacido en esta ciudad.

Posada es mundialmente conocido por esta ilustración: La Catrina, una critica del autor a muchos mexicanos que son pobres, pero que aun así quieren aparentar un estilo de vida europeo que no les corresponde.

Presa Abelardo Rodriguez, lugar aledaño a Aguascalientes, donde nos dirigimos  a pedalear un par de veces, y así ahuyentar un poco la falta de ejercicio.

Después de Aguascalientes volvimos a reencontrarnos con varios anfitriones: en Zamora con Rosendo, así como con Daniela y Ernesto en Morelia. Como proceso sinérgico, aceptamos la propuesta de esta pareja para hacer un pequeña charla en su centro cultural, llamado Giraluna (donde también ofrecen bebidas y comidas). Esta exposición me llena de buena onda y creo que fue uno de los momentos que más me gusto de nuestra extendida despedida de México. Además fue muy bonito volver a pasar más tiempo con Dan y Ernesto.

Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, icono arquitectónico de la ciudad de Zamora, Michoacán.

Rumbo a Morelia, por la ruta 15, se nota la contaminación del lugar, probablemente por el uso intenso de leña en esta zona. Estar al aire libre no siempre es sinónimo de vida sana.

Al menos contamos con sombra en esta parte de la ruta.

El gran Choque cultural (sobre todo para Sylvain) fue saber de que existen bandas con tantos integrantes que pierdes la cuenta.

En las calles de Morelia, buscando a Giraluna. Atrás, catedral de la ciudad.

A la espera de dar la presentación en Giraluna, Morelia, Michoacán.

Daniela presentándonos ante el público en Giraluna. En tanto, Ernesto tomó la foto.

Deliciosos nachos Nuestra recompensa después de la charla.

Siguiendo con los reencuentros en Ciudad Hidalgo volvemos a quedarnos con la familia Paz, y en Metepec con la familia Bernaldez Current.

Aprovechamos la estadía en Metepec para pedalear ligeros hacia las faldas del Nevado de Toluca.

También aprovechamos de visitar un poco Toluca y el renombrado Cosmovitral: jardín botánico dentro de una estructura metálica con vitrales.

Como buen sábado, apreciamos muchas celebraciones dentro del recinto, desde recién casados a quinceañeras.

Luego de varios días de estadía en Metepec, el pedaleo desde allí a Ciudad de México (CDMX) toma un día y arribamos a casa de Alejandra el 26 de febrero. Sacamos partido de la capital, haciendo un poco de turismo.

Con Alejandra, quien pacientemente nos hospedo por una semana en CDMX.

Ciclovia super reforzada en una autopista de CDMX.

Piñata Trump.

Por esto es que aunque uno salga de paseo, debe siempre llevar un kit mecánico.

Voladores de Papantla, Bosque de Chapultepec, CDMX.

Ciclovia super reforzada en una autopista de CDMX.

Uno de los costados del Polyforum Cultural Siqueiros, que alberga el mural más grande del mundo.

Representación de la mujer, en mural Marcha de la Humanidad de Siqueiros, obra que mezcla muralismo, arquitectura y escultura. ¡Impresionante!

A la espera de nuestro segundo anfitrión, David, escuchamos a unos Mariachis en Plaza México.

Dos días antes de nuestro vuelo coordinamos quedarnos con David, Warmshowers que vive más cerca del aeropuerto. Y como guinda de la torta, Eduardo (contacto de Alejandra en Facebook) se ofrece para trasladarnos hacia el aeropuerto en su camión.

Varias horas de desarme y empaque de bicicletas y este fue el resultado.Definitivamente algo que esperamos no volver a hacer en MUCHO tiempo.

Con David (izquierda) y Eduardo en el Aeropuerto de Ciudad de México.

La planificación para ir a tomar el vuelo sale muy bien, y gran parte gracias a estos tres chilangos. Después de casi 8 meses en total y de tanta gente dispuesta a ayudarnos ¿cómo no vamos a querer a México?


Estados Unidos: de Phoenix a El Paso.

Planificamos nuestra estadía en Phoenix en etapas: la ciudad es gigante, con más de 70 kilómetros de extensión Oeste-Este y, a pesar de tener una extensa red de ciclovías, sería imposible salir desde el extremo noroeste al sudeste en un solo día. Por esto resolvemos encontrar varios anfitriones que nos  faciliten hacer este cruce en varios días de descanso. En general ponernos en contacto es fácil, ya los grandes supermercados tienen redes abiertas de Wi-Fi para los clientes, así como las bibliotecas públicas y muchos McDonald’s. Como planeamos viajar por tan poco tiempo no tenía sentido comprar una tarjeta que al menos iba a costar 30 dólares.

Llegando a Phoenix, nos percatamos que se viene un plebiscito y que ya hay varios en contra del uso recreativo de la Mariahuana

Llegando a Phoenix, nos percatamos que se viene un plebiscito, y que ya hay varios en contra del uso recreativo de la Marihuana

La amplia red de ciclovias de Phoenix es una maravilla, pero cuando no alcanzan pedaleamos por las veredas varias veces, sobre todo en los suburbios, donde ver gente caminando es rarísimo (solo algunas personas ejercitándose o niños).

El 10 de octubre llegamos a casa de Nicole (estadounidense) y Anis (tunecino), a quienes encontramos por Couchsurfing, gracias al filtro de los idiomas. Con el francés como lengua común, Anis y Sylvain hablaron largo y tendido sobre varios tópicos por los casi 6 días que estuvimos en su casa. Esto, más la interesante forma de ver el mundo de esta pareja y sus encantadores hijos (Donia de 5 años y Aziz de 7 meses), hizo de nuestra estadía muy relajada.

Con Anis y su hija Donia. Faltaron los otros dos integrantes de esta bella familia.

Con Anis y su hija Donia. Faltaron los otros dos integrantes de esta bella familia.

El 15 de octubre arribamos a casa de Suzanne, nuestra segunda casa anfitriona en Phoenix, quien nos brinda el espacio para descansar nada menos que en un tráiler (5th wheel trailer para ser especifica), que para nuestra impresión poseía todas las comodidades de una casa típica de por acá, con aire acondicionado y baño propio. También me ayudo, prestándome su computador, donde termine de editar el texto publicado aquí

Con Don y Suzanne.

Con Suzanne y su marido, Don.

Al tercer día partimos a nuestra última parada en Phoenix Metropolitano, en casa de Bruce y Susan en Chandler, a 60 kilómetros de nuestra anterior anfitriona. La interacción fue menor porque al dia siguiente de nuestra llegada  pasamos toda la jornada afuera, pedaleando ida y vuelta a la oficina de DHL a 30 kilómetros, para buscar la nueva tarjeta bancaria de Sylvain.

El dia del ultimo debate presidencial en casa de Bruce y Susan. Pareciera que nadie esta realmente interesado, y es que luego de un rato parecia ver una pelea de niños.

El día del ultimo debate presidencial en casa de Bruce y Susan. Pareciera que nadie esta realmente interesado, y es que luego de un rato el debate se convirtió en dos personas atacándose personalmente.

En algunos suburbios de Phoenix hay canchas de golf...

En algunos suburbios de Phoenix hay canchas de golf…

...y tambien algunos lagos artificiales donde se puede pescar y navegar (!)

…y tambien algunos lagos artificiales donde se puede pescar y navegar (!)

Al día siguiente, el 20 de octubre, salimos finalmente de Phoenix. La ruta que nos planteamos para los próximos días gira en torno a caminos alejados de áreas más pobladas (la capital de Arizona nos empezó a saturar), para permanecer principalmente en tierras boscosas del centro de Arizona (AZ) y Nuevo México (NM). El propósito es pedalear rodeados de paisajes verdes y encontrar más fácilmente sitios de acampadas. La ruta que elegimos desde Payson (AZ) hasta Old Horse Springs (NM) no está trazada por el Adventure Cycling Associaton, pero fue bastante agradable transitar por ella o al menos durante los días de semanas, cuando el tráfico es más ligero. En este recorrido usamos principalmente la ruta 260, luego la 180, ambas atraviesan el Apache Sitgreaves National Forest, en Arizona, para más tarde unirse con la ruta 12 rumbo a Nuevo Mexico, que entra al Gila National Forest. Ambas áreas protegidas nos dieron la oportunidad de apreciar bellos paisajes boscosos y llanuras, así como dormir en silencio en un lugar de fácil acceso. Creo que pedalear por acá fue la mejor decisión, considerando las otras dos opciones más clásicas: la ruta 66 o South Tier, ambas rutas pasan por áreas desérticas.

Solo un nombre!

Solo un nombre!

En Payson nos encontramos con dos belgas pedaleando hacia el Sur.

En Payson nos encontramos con dos belgas pedaleando en tandem hacia el Sur.

Orianne, dueña de la tandem, solidariza con nuestro viaje.

Orianne, dueña de la tandem, solidariza con nuestro viaje.

Pedalear por areas protegidas no garantiza que no hay cerco alrededor, Pero ya tenemos experiencia en el arte de acampar.

Pedalear por areas protegidas no garantiza la ausencia de cerco alrededor, pero ya tenemos experiencia en el arte de acampar.

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La berma, en general, presente.

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Ardilla!

Ardilla!

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Se viene Halloween!

Se viene Halloween!

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Algunos días después el trafico se vuelve muy ligero, casi extraño de ver vehículos pasar.

En Alpine, Arizona, conseguimos internet por ultima vez. Pasamos varios dias desconectados hasta Silver City, NM.

En Alpine, AZ, conseguimos internet en la biblioteca  publica. Luego de esta parada, pasamos varios dias desconectados hasta Silver City, NM.

El letrero dice todo.

El letrero lo dice todo.

Gansos.

Gansos salvajes.

En un paso de las montañas San Francisco, Nuevo Mexico, Ruta 180.

En un paso de las montañas San Francisco, Nuevo Mexico, Ruta 180.

Adentrándonos a sectores rurales esperábamos ver mucho apoyo a Trump, y no nos sorprendimos, sobre todo en Arizona. De  hecho nos divertimos mucho pensando en el furor de sus partidarios, sobre todo considerando que el candidato republicano no tenía carrera política previa y que cualquier mente en su sano juicio no se lo tomaría en serio, por esta y tantas otras razones. Incluso queríamos robar un letrero con el slogan «Trump: Make America Great Again» solo para tener un souvenir del fallido candidato, pero temimos que algún admirador nos disparara.

Habian

Habian partidarios más fervientes que otros: «toque la bocina por Trump».

Una iglesia bautista aprovecha la ocasion para burlarse de la actual situacion politica.

Una iglesia bautista aprovecha la ocasión para burlarse de la situación política del momento.

Otra observación: después de varias semanas en EE.UU, los letreros de «Adopt a Highway» (adopta una carretera) aparecen casi a diario. Este sistema permite a una asociación o una familia «adoptar» cierta cantidad de kilómetros, encargándose de la limpieza de estos. Es decir, no es que los gringos sean limpios en sí, sino que dejan que otros recojan su basura. Al analizar esto, deja de llamarnos la atención la inexistencia de basureros en cientos de kilómetros. La lógica parece ser «puedes dejar la basura en la carretera, alguien la recogerá más tarde».

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Cualquiera puede ayudar a limpiar las carreteras.

Otro conocimiento adquirido fue el de las tiendas de descuento, o tiendas de dólar: Only 99 Cent Store (la favorita y más variada), Dollar tree, Dollar general, Family dollar, etc.  En estas nos fuimos acostumbrando a comprar comida más barata para sobrevivir. Por otra parte, experimentamos a menudo la generosidad de muchos ciudadanos cuando uno de nosotros esperaba afuera de una tienda o simplemente cuando usábamos el Wi-Fi: gente ofreciendo monedas o incluso pagar por comidas. A esta acción se le llama Pay it Forward, que consiste en ayudar a algún desconocido monetariamente, aunque puede ser con otro tipo de asistencia. Dos vivencias claras: en Phoenix una mujer puso 5 dólares en el mostrador del cajero antes de que pudiéramos pagar con nuestro dinero o incluso agradecerle, y en Applevalley un hombre hizo lo mismo por una cámara de aire que Sylvain eligió. La ayuda no viene mal, sobre todo en un país tan caro como EE.UU., pero para Sylvain esto no siempre fue bienvenido. Su argumento se basa por el simple hecho que viajamos en bicicleta, lo que implica fundamentalmente no gastar excesivamente dinero en nuestras necesidades. Sin embargo esto no significa que estábamos necesitando esta ayuda, después de todo ¡no somos mendigos!

De esta forma varias personas se acercaron a ofrecer una comida.

De esta forma varias personas se acercaron a ofrecer una comida. Pero ellos no se daban cuenta que nosotros solo estábamos ahí por el Wi-Fi.

Si hay un puesto de guardabosques, esta Smokey el Oso presente.

Si hay un puesto de guardabosques, esta Smokey el Oso presente indicando el nivel de peligro de incendios.

Pero no siempre el agua esta libre para beber.

Pero no siempre el agua esta libre para beber. Los bomberos saben que cada gota que no se ocupa, sirve para combatir ncendios.

La noche antes de entrar al camino de ripio, nos topamos con este hombre, quien resulto ser bombero y tambien algunas vez Smokey El Oso (entiendase que se ponia el traje para eventos especiales). Muy amable nos dio un par de consejos y unas chelas Tecate. Su sangre mexicana fluia fuerte.

La noche antes de entrar al camino de ripio, nos topamos con este hombre, quien resulto ser bombero y tambien algunas veces personifico a Smokey El Oso (entiendase que se ponia el traje para eventos especiales). Muy amable nos dio un par de consejos y unas chelas Tecate. Su sangre mexicana fluía fuerte 🙂

Para el 29 de octubre entramos finalmente al tramo del Great Divide Mountain Bike Route, que cruza Estados Unidos latitudinalmente, y en paralelo al Continental Divide Trail (para los que prefieren viajar a pie). Al adentrarnos al Gila National Forest en Nuevo México, comenzamos un camino de ripio que nos toma varios días, con ascensos y descensos dentro de un bosque denso de coníferas con varios visitantes cerca, mayoritariamente cazadores que esperan todo el año para encontrarse frente a frente con un ciervo al cual darle muerte. La caza es un hobby super común por acá, pero esta regulada (o al menos eso esperamos): por ejemplo no se pueden cazar ciervos jóvenes o hembras, ya que esta últimas podrían estar preñadas. Vimos gente cargando rifles, otros más «deportistas» con arco y flecha. A pesar de todo esto, las noches fueron muy tranquilas y entrada el alba escuchamos coyotes aullando, que actúan como despertadores caninos 🙂

Entrada al

Entrada al Great Divide Mountain Bike route, desde el cruce con Old Horse Springs, Nuevo Mexico. La rejilla en el suelo es para restringir la salida del ganado, en vez de poner una barrera que bloquee el acceso a todo el mundo.

La llanura se extiende por un par de kilometros.

La llanura se extiende por un par de kilómetros.

Entrada la tarde empezamos a entrar al bosque.

Entrada la tarde empezamos a entrar al bosque.

El paisaje cambia en cada vuelta.

El paisaje cambia en cada vuelta.

Despues de pasar por Beaver Head y colectar mucha agua para seguir, vemos este letrero. Los antecedentes dicen que por estos lados vivio y murio Geronimo, iconico guerrero apache.

Después de pasar por Beaver Head, y colectar mucha agua para seguir, vemos este letrero. Los antecedentes dicen que por estos lados vivió y murió Geronimo, iconico guerrero apache.

Sylvain a la distancia bajando, para luego volver a subir.

Sylvain a la distancia bajando, para luego volver a subir.

Con tantos arboles apreciar el paisaje general es mucho mejor desde las partes más altas del camino.

Con tantos arboles apreciar el paisaje general es mucho mejor desde las partes más altas del camino.

Hubo algunos descensos que ni siquiera se pueden hacer con libertad. La inclinacion y superficie de este nos hizo "patinar" varias veces.

Hubo algunos descensos que ni siquiera se pueden hacer con libertad. La inclinación y superficie de este nos hizo «patinar» varias veces.

Esta parte se encuentra en una quebrada. Afortunadamente ya estabamos en Silver City cuando llego la lluvia que duro por dos dias.

Esta parte se encuentra en una quebrada. Afortunadamente ya estábamos en Silver City cuando llego la lluvia que duro por dos días.

Una gran mina de cobre, Santa Rita, NM.

Una gran mina de cobre, Santa Rita, NM.

En esta parte del viaje tuvimos muy buenas condiciones climáticas, sin lluvia y muy poco frio. Las ventajas de viajar por aquí a estas alturas del año, o quizás el cambio climático nos favorece. Pero no todo va bien. Nuestra carpa empieza a dar señales de debilidad en los cierres y al tratar de arreglar un lado, la hacemos peor. Logramos cerrar el cierre con cinta de ductos, solo hasta que encontremos alguien con una máquina de coser.

Después de 14 días bien pedaleados desde Phoenix llegamos a Silver City, NM, a casa de Trish, una neozelandesa que vive hace 40 años por estas tierras. A pesar de tener décadas de diferencia, podemos conversar de todo con Trish y nos sentimos muy cómodos en su compañía, además de sus tres perros. Hasta nos presta su máquina de coser y procedo a arreglar la carpa, instalándole nuevos cierres.

Previa costura, debo ajustar el cierre a mano.

Previa costura, debo ajustar el cierre a mano. Trabajo delicado pero necesario.

Adios Trish, gracias por todo!

Con Trish nos sentimos en casa. Gracias por todo!

Tres noches en casa de Trish y partimos rumbo a El Paso, Texas, donde Sylvain envió una encomienda con  partes de bicicletas. En la noche me percato de algo, la colchoneta inflable de mi marido presenta una burbuja ¡después de menos de 2 meses de uso! Para solucionar esto debemos encontrar una tienda REI (donde adquirimos el producto) y hacer uso de la garantía. Por el momento no nos queda más que seguir hasta la ciudad texana.

¿Qué onda?

¿Qué onda?

De Deming a Columbus tomamos la ruta 11. En el camino se detiene una camioneta: la conductora se llama Carol y nos invita a su rancho, que se encuentra a unos kilómetros más al sur. Allí nos convida Wi-Fi y teléfono, para comenzar a resolver el problema de la colchoneta.

Un letrero unico en el camino hacia Deming, NM.

Un letrero único en el camino hacia Deming, NM.

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Carol y su chihuahua.

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En las planicies, algo de relieve asoma. Montañas Florida, Nuevo Mexico.

A la mañana siguiente nos despedimos esperando llegar en dos jornadas a casa de David, al sur de El Paso. De Columbus a El Paso seguimos la ruta 9, a una decena de metros de la frontera con México. No es de extrañar la alta vigilancia por acá: camionetas del Border Patrol, helicópteros, un dirigible y quien sabe hasta drones.

El "muro" que divide Mexico y EE.UU. Nuevo Mexico.

El «muro» que divide Mexico y EE.UU. Ruta 9, Nuevo Mexico.

Luego de un largo día arribamos a casa de David, exactamente en San Elizario, sur de El Paso, Texas. Nuestra llegada coincide con los resultados de la elección presidencial, y a sorpresa de tantos: Trump gana, aunque no con el voto popular (aun no entiendo como los estadounidenses no protestan por el sistema electoral que tienen). A pesar de todo, la vida continua y al día siguiente Sylvain viaja en bus a Alburquerque, a hacer uso de la garantía de la colchoneta. Afortunadamente, y gracias a la logística de nuestro anfitrión texano, logra hacer todo el trámite en un día. El pasaje en bus costo 70US$ (ida y vuelta) algo sorprendentemente caro, considerando que solo la colchoneta costo 100 US$. Parece que el sistema está hecho para que la gente consuma más petróleo individualmente en vez de usar el transporte colectivo.

Con David, anfitrion texano, que nos ayudo mucho en la espera de la encomienda.

Con David, anfitrion texano, que nos ayudo mucho en la espera de la encomienda.

En San Elizario permanecimos hasta el 15 de noviembre, esperando la encomienda con partes de bicicleta. Luego de una semana nos empieza a asaltar la duda de la demora. Después de un par de llamadas nos enteramos que la encomienda había llegado ¡4 días atrás a la oficina central del vecindario!. Resuelto esto, empacamos y partimos a Ciudad Juárez.

México: volvemos por ti.